Mensaje del diputado Santiago Creel Miranda, presidente de la Mesa Directiva, en la Cátedra Bicentenario de Estudios sobre los Estados Unidos de América




DIPUTADO SANTIAGO CREEL MIRANDA

Presidente de la Mesa Directiva de la Cámara de Diputados

 

Mensaje en la Cátedra Bicentenario de Estudios sobre los Estados Unidos de América, en el Palacio Legislativo de San Lázaro.


Muy buenos días tengan todas y todos ustedes.

En primer lugar, me da mucho gusto recibir, como presidente de la Cámara de Diputados, al embajador Ken Salazar, embajador de los Estados Unidos de América. Sea usted bienvenido, nos da mucho gusto recibirlo y más en esta ocasión del bicentenario, 200 años ya, de una relación diplomática entre Estados Unidos de América y México.

Igualmente, quiero saludar a nuestro presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores, el diputado Alfredo Femat.

Por supuesto, al diputado Miguel Torruco, presidente del Grupo de Amistad.

A nuestra secretaria general, la maestra Graciela Báez, y también al señor Ismael Carvallo, quien es responsable del Espacio Cultural de esta Soberanía.  

Compañeras y compañeros, diputadas y diputados, público presente y, por supuesto, medios de comunicación.   

El pasado 12 de diciembre celebramos 200 años de una relación entre dos naciones independientes. El año fue 1822, un 12 de diciembre, es decir, para la gran mayoría de mexicanos –y aquí déjenme tomarme una licencia con absoluto respeto a nuestro Estado laico, a la separación de Iglesia y Estado, consignado en el artículo 129 y 24 de la Constitución- no puedo dejar de mencionar y con respeto a no creyentes, lo que significa para muchos mexicanos y mexicanas el 12 de diciembre que es el día que conmemoramos a la Virgen de Guadalupe, quizá sea políticamente incorrecto, pero es un día muy significativo para muchos mexicanos y mexicanas.

Doble significado tiene al establecer nuestras relaciones precisamente un 12 de diciembre de 1822.

En aquel entonces México vivía bajo el primer imperio de Agustín de Iturbide, envió a nuestro embajador plenipotenciario con el presidente Monroe, para establecer justamente nuestra primera relación diplomática.

México se acaba de independizar en 1821, con ese abrazo de Acatempan entre Vicente Guerrero y Agustín de Iturbide. Dos años después nos constituimos como una República federal en nuestra Constitución de 1824.

Quiero hacer una pequeña reflexión y tres ejemplos. La pequeña reflexión consiste en que nuestra relación tiene dos ámbitos tridimensionales, de tres dimensiones y en medio está nuestra relación. 

El primer ámbito tridimensional es el pasado, el presente y el futuro; y esa relación tiene una tensión con otro ámbito tridimensional que es nuestra vecindad, que es nuestra sociedad que tenemos en muchos aspectos, seguridad, economía, comercio, migración y muchas materias más, y nuestra amistad. 

Entonces, siempre cuando pensamos en la relación México-Estados Unidos debemos hacerlo en función del pasado, el presente y el futuro, y esto cruzarlo con nuestra amistad que tenemos como nación, con por supuesto nuestra vecindad , por supuesto, con nuestra amistad y sociedad. 

Teniendo estas cuestiones en común vale la pena hacer distinciones en nuestras historias, porque, aunque somos dos repúblicas federales, nuestros antecedentes son muy diversos y muy distintos.

Y si queremos entender el presente, tenemos que tomar en cuenta nuestro pasado. 

La construcción del federalismo norteamericano es una construcción que se da entre trece colonias, pero que empieza un poco más allá de 1650, cuando las primeras colonias, al amparo de la compañía de Virginia, los propios colonos empezaron a gobernarse, empezaron a administrar sus territorios, inclusive a imponer cierto tipo de contribuciones, también habrá que decir que eso fue evolucionando poco a poco en el curso del tiempo, primero en una confederación que fueron los planteamientos de William Penn, por una parte y de Benjamin Franklin, que no llegaron a concretarse, pero antecedentes que ya venía digamos teniendo a las trece colonias, ya muy desmarcadas y con su autonomía.

Finalmente, la Convención de Filadelfia, se construye ese federalismo estadounidense. Lo que es muy importante entender es que el federalismo estadounidense sirvió para unir a trece colonias.

Nuestro federalismo es muy distinto. Nuestro federalismo fue para dividir lo que estaba unido, que era un Virreinato, una unidad. Y el federalismo sirvió para buscar distribuir y separar los Poderes.

Entonces, vean ustedes como un mismo concepto, federalismo, tiene orígenes muy diversos. Y no solamente muy diversos, sino que tienen una traducción hoy, muy diferente.

Nuestro federalismo proviene de las diputaciones provinciales de la Constitución de Cádiz, que por cierto fue la gran aportación de mexicanos que fueron constituyentes en Cádiz, en España, como don Miguel Ramos Arizpe, el padre de nuestro federalismo, pero es distinto. 

Entonces, dos conceptos que tienen la misma denominación tienen un origen y una historia diferente y esto hay que tomarlo mucho en cuenta porque así es toda nuestra historia, que puede parecer similar, pero es distinta.

Por eso la historia es fundamental y fundamental es tener la vista en nuestro presente, un presente enormemente complejo, un presente de una frontera de 3 mil 400 kilómetros, 47 puertos de entrada, casi 800 mil millones de dólares de comercio, algo fundamental para las dos naciones, para los dos mercados, para las dos economías, la mexicana y la estadounidense, una relación muy compleja en materia de seguridad, por cierto, quiero saludar -no lo había hecho- al general Islas, y por favor un saludo muy cordial al General Secretario Sandoval, de parte de esta Cámara de Diputados, sea usted también bienvenido, una relación muy compleja desde el punto de vista migratorio, desde el punto de vista comercial, desde el punto de vista de medio ambiente y desde el punto de vista de todas las materias. Transitan un millón de personas diario para múltiples propósitos. 

Cuando tuvimos la situación del ataque terrorista a las Torres Gemelas, yo era encargado de la seguridad interior del país, en su dimensión civil, y me tocó administrar la frontera durante esa época. Mi contraparte era el señor Tom Ridge, secretario de Homeland Security, y créanme ustedes, administrar una frontera de un millón de tránsito diario, sin interrupción, en momentos muy graves para nuestro vecino y amigo Estados Unidos de América, fue sumamente complejo. De ahí surge la tarjeta Sentri, que luego es la tarjeta Global, los arcos Gama, para que pudieran transitar nuestra carga, y esto es solamente en un momento pequeño de nuestra historia, grado de complejidad mayúsculo. 

Pero quiero concluir con tres ejemplos de lo que es nuestra relación y el primero está aquí presente en este salón, señor embajador, nuestros diputados migrantes, México-estadounidenses; aquí está nuestra diputada de Chicago; dos, un diputado y una diputada de Los Ángeles. Nosotros también en el grupo parlamentario, una igualmente de Chicago.

Todos los grupos parlamentarios tienen esta relación que, como usted bien dijo en el pasillo, es una relación que queda siempre para el futuro.

El día de ayer, en esta Cámara de Diputados celebramos y reconocimos a la primera astronauta México-norteamericana, a Katya Echazarreta.

Katya nació en Guadalajara, a los siete años se fue a vivir como migrante a Estados Unidos, allá hizo su carrera de ingeniera y dentro de siete mil aspirantes, ella fue escogida y es la primera astronauta México-norteamericana.

Nos da mucho gusto. 

Y e tercer ejemplo y aquí voy a ser un poco políticamente incorrecto, y si usted me lo permite señor embajador. Es algo personal. Mi tatarabuelo, Rubén Creel, vino a México como diplomático, como Cónsul nombrado por el presidente Abraham Lincoln, finalmente él se establece en Chihuahua, se casa y tiene muchos hijos, uno de los cuales fue embajador de México en Estados Unidos.

Hay un pequeño pueblito en Kentucky, Greensburg donde hicieron una estatua del papá y del hijo y el título que le pusieron fue Father and son a like. Papa e hijo iguales. Un estadounidense y un mexicano. Un diplomático americano en México y un mexicano diplomático y embajador en Estados Unidos, en la época del, si no mal recuerdo, el presidente Taft. 

Al entrar al Museo de Historia Natural en Nueva York, hay una frase y con la cual quiero terminar, señor embajador, que es una frase de Theodore Roosevelt, tengo un gran reconocimiento por los dos Roosevelt, uno por su puesto, demócrata y lo quiero subrayar, que es Franklin Delano Roosevelt, gran presidente después de la depresión del 29 y otro fue a principios de siglo, Theodore Roosevelt, que por cierto fue el que creó los grandes parques nacionales en Estados Unidos. 

Theodore Roosevelt tiene una frase extraordinaria que es una frase muy similar a la que el embajador Ken Salazar, el día de ayer en la embajada pronunció y que fue la siguiente, dijo: “México y Estados Unidos debieran llegar a Marte”. 

Primero nos dijo que viéramos las estrellas y luego dijo: “allá tenemos que estar Estados Unidos y México, en Marte”. 

Yo estaba pensando en Katya y dije, claro que sí, pero regreso a la frase de Theodore Roosevelt, porque es prácticamente la frase que usted dijo ayer en su casa, en la embajada. Es la siguiente: Siempre hay que ver los ideales como la estrella más lejana, la más lejana que podamos observar, pero siempre absolutamente siempre con los pies en la tierra. 

¿Qué quiere decir esto en mi opinión?

Es el futuro, lo más lejano, usted muy bien ya nos puso una primera meta que es Marte, los pies en la tierra representan el presente de esta relación tan compleja, pero yo añado una más, nuestra historia, conocer nuestra historia de ambas naciones es fundamental para que estos 200 años se multipliquen por 200 y 200 más y que sean para la prosperidad de Estados Unidos e igualmente para la prosperidad de nuestro querido país, nuestro querido México.

Muchas gracias.

 

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