LA ELECCIÓN DEL PODER JUDICIAL
POSICIONAMIENTO
El pasado 1 de junio, México escribió una página inédita en su historia democrática. Por primera vez, el pueblo eligió de manera directa a quienes impartirán justicia en el país: nueve ministras y ministros de la Suprema Corte, así como cientos de magistrados y jueces federales.
Una hazaña democrática que ningún otro país del mundo ha logrado hasta ahora. Esta elección no fue sencilla. Fue compleja, sí. Implicó boletas densas, miles de candidaturas y cargos especializados, pero aun así, se llevó a cabo con orden, con transparencia, y sobre todo, con una altísima participación ciudadana para tratarse de un ejercicio completamente nuevo.
México demostró que su pueblo está listo para decidir no solo quién gobierna, también quién juzga. La Reforma Judicial de 2024 tuvo un propósito profundo: democratizar un sistema que durante décadas ha sido coto de élites, ajeno al pueblo, y muchas veces, al servicio de intereses económicos o políticos oscuros. Hoy eso cambió. Hoy los jueces deben mirar al pueblo a los ojos, no al poder económico ni a las cúpulas políticas.
Los críticos —esos que siempre se oponen a todo lo que empodera al pueblo— han intentado deslegitimar el proceso. Hablan de acarreo, de acordeones, de casillas no instaladas, pero los hechos son claros: solo 16 casillas no iniciaron a tiempo, en un universo de decenas de miles.
El INE actuó con responsabilidad, detectó irregularidades y las canalizó al Ministerio Público.
La excepción no puede invalidar la regla. Además, debemos decirlo claro: la oposición llegó débil, sin propuestas, sin candidatos sólidos, y, sobre todo, sin conexión con la ciudadanía. Su estrategia fue la de la deserción. No participaron y, por tanto, no sorprendió que tampoco ganaran. En política, los ausentes siempre pierden. Y lo que es más grave, después quieren hacer pasar su derrota por una dictadura. ¿Qué dictadura permite que la oposición gane municipios, como sí ocurrió en varias regiones? Es un argumento absurdo y desesperado.
En contraste, el pueblo habló con claridad. Morena obtuvo triunfos importantes en Durango y Veracruz, ganando más de la mitad de los municipios en disputa. Pero más allá de los partidos, lo que realmente triunfó fue la voluntad popular. El mensaje fue contundente: queremos un Poder Judicial al servicio del pueblo, no de las élites.
También fue muy significativo que el presidente López Obrador votara como un ciudadano más. Sin escoltas, sin boato, sin discursos. Con su ejemplo, refrendó que esta transformación no es una imposición, sino una convicción colectiva.
Hoy inicia una nueva etapa para la justicia mexicana. Esta fue la primera elección judicial, no será la última. Vendrán mejoras, aprendizajes, ajustes. Pero nadie podrá borrar que fue el pueblo quien dio el primer paso hacia una justicia verdaderamente democrática. Y eso, no tiene marcha atrás
DIP. DOLORES PADIERNA LUNA
VICEPRESIDENTA DE LA MESA DIRECTIVA DE LA CÁMARA DE DIPUTADOS