Nota No. 8967
Preservación de lenguas indígenas, acto de justicia, dignidad y humanidad: PT
• Son mucho más que simples medios de comunicación, son portadores de identidad, historia y cultura de pueblos enteros, que han habitado estas tierras durante milenios: Esther Martínez
• Imperativo, tomar medidas concretas para protegerlas y revitalizarlas; debemos valorarlas como vehículos de conocimiento, herramientas de resistencia y símbolos de riqueza cultural, asevera
Palacio Legislativo, 21-02-2024 (Notilegis).- Durante la sesión ordinaria, en el apartado de efemérides, la primera con motivo del Día Internacional de Lengua Materna, la diputada federal Esther Martínez Romano (PT) aseguró que la preservación de las lenguas indígenas es un acto de justicia, dignidad y humanidad; es un compromiso con el respeto a la diversidad, con la inclusión y con la construcción de un mundo más justo y equitativo para todas y todos.
Al hacer uso de la tribuna, la legisladora señaló que estas lenguas son más que simples medios de comunicación y portadoras de identidad, historia y cultura de pueblos enteros, sino que su preservación, va más allá de conservar un conjunto de palabras, también promueve la protección de un universo de conocimientos, tradiciones y cosmovisiones que enriquecen a la humanidad.
En un comunicado agregó que, al cuidarlas, se debe tener claro que las lenguas de pueblos originarios, son un vínculo con la sabiduría ancestral, la historia de nuestros antepasados, con nuestra conexión trascendental y con la madre tierra que nos sustenta.
En ese sentido, la congresista por el estado de Puebla recalcó la imperiosa necesidad de tomar medidas concretas para proteger y revitalizar las lenguas indígenas y esto no solamente implica el apoyo a programas de educación bilingüe y el fortalecimiento de las comunidades lingüísticas, sino también el reconocimiento y el respeto de la diversidad lingüística en todos los ámbitos de la sociedad.
“No podemos permitir que las lenguas indígenas se conviertan en meras curiosidades folclóricas del pasado. Debemos valorarlas como lo que son: vehículos de conocimiento, herramientas de resistencia y símbolos de la riqueza cultural de nuestra nación y de nuestro mundo. Es necesario asegurar que éstas continúen resonando en los hogares, en nuestras escuelas, en nuestras comunidades y, sobre todo, en nuestros corazones”, concluyó.
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