Juventina Bahena
El amor tiene su máxima expresión en el mundo de las sensaciones y las emociones que se registran desde temprana edad a partir de la adolescencia -quizá antes- con manifestaciones extrañas como la de las mariposas en el estómago o ruborizarse frente al chico o la chica fuente de su atracción. Aunque siempre se ha dicho que el origen del amor está en el corazón, la ciencia dice que está en el cerebro; más aún, es un proceso neurológico que involucra al cerebro y los órganos que producen hormonas y se caracteriza por la liberación de neurotransmisores como la dopamina, la serotonina, la oxitocina y la vasopresina.
De ser así, ¿uno podría desenamorarse inhibiendo la liberación de tales neurotransmisores? Hmmm…quizá, pero al tratarse de un sentimiento gozoso, las personas buscan enamorarse, aunque sea con anhelos fallidos.
Desprovisto de su halo romántico, la ciencia descubrió que esta emoción se genera en el cerebro que desencadena un proceso neurológico gracias a la acción conjunta del hipotálamo, amígdala, núcleo accumbens, corteza cerebral y área tegmental frontal y la generación la oxitocina y la casopresina, dos hormonas que se liberan en la glándula pituitaria.
La liberación de dopamina se da a través del hipotálamo y cuando nos enamoramos los niveles de serotonina disminuyen y la dopamina crece a niveles excesivamente altos. Esta sensación es comparable a la que produce una droga que impulsa a la gente a actuar sin pensar.
¿Hasta que la muerte nos separe? Ajá…
De acuerdo con estudios, el periodo inicial del enamoramiento se basa en la necesidad del contacto sexual y físico constante con la otra persona; el segundo tiene ya que ver con involucrarse con proyectos en común y la crianza de los hijos, que se relaciona con la responsabilidad y otros valores.
Pero la emoción y las sensaciones del amor suelen durar entre uno y tres años, máximo cuatro; después es solamente una sensación de pertenencia y la rutina.
Así que el amor para toda la vida es desmentido rotundamente por la ciencia y la evidencia de los hechos. ¿Será por eso que se firman contratos de matrimonio? Si la vigencia del amor es de tres años, nadie ha pensado que los contratos de matrimonio también tengan vigencia determinada, porque les han dicho que “el amor es para toda la vida”.