Finales del mes de agosto del 2023, EFE Noticias publicó que cerca de un 7.6% de las remesas enviadas por migrantes mexicanos a sus familiares en nuestro país tenía nexos con el narcotráfico. En México se debatió mucho sobre la veracidad de esa cifra, pero no se pudo negar que en cierta parte de las remesas recibidas en México se lava dinero del narcotráfico. El mes siguiente la Fiscalía General de la República inició varias carpetas de investigación por la utilización de cuentas bancarias en el Banco del Bienestar para realizar operaciones de lavado de dinero mediante la recepción de remesas. Esto debe hacernos preguntar qué medidas se deben adoptar para proteger desde todos los ángulos a nuestra economía nacional.
Los gobiernos locales y nacionales son clave para una transición justa, ya que son responsables de la distribución de la electricidad, la reticulación de la gestión de residuos, el agua, el uso de la tierra y el transporte, etc., lo que significa que están al centro de los problemas críticos que deben gestionarse desde un punto de vista de transición y tenerlos fuera de la mesa es nada útil, lo que debemos asegurar es que esa voz se amplifique a través de los mecanismos que ya han sido creados, que estos se vuelvan estatutos, se debe garantizar que se tenga un reconocimiento formal sobre la mesa como partido, los gobiernos locales y regionales, que estos brinden el apoyo requerido desde el punto de vista de apoyo técnico financiero que es dirigido a gobiernos locales y regionales en la medida en la que puedan ejecutar mejor y asumir la responsabilidad.Es necesario el diálogo local para la visión del desarrollo.
La violencia contra la niñez es un grave problema que impera en México desde hace mucho tiempo; se le considera un fenómeno social, pero también como un delito que se sanciona de varias maneras, según se agreda a un infante.
Llama la atención la cantidad de prejuicios y lugares comunes que predominan en la mayor parte de los análisis que se publican en torno a la transición política que vivimos. La pretensión de comparar y analizar el actual proceso de transición con los anteriores lleva a conclusiones tan descabelladas y totalmente equivocadas como aquellas que aseguran que nos encontramos a la deriva autoritaria o las que de plano decretan la muerte de nuestra democracia. Nada más alejado de la realidad política del país y de la percepción mayoritaria de la gente.