Este 1º de agosto concluye el plazo para que Estados Unidos establezca acuerdos con sus principales socios, como México, y evitar la entrada en vigor de tasas arancelarias altas; aunque se espera una tarifa básica no menor al 10 por ciento.
Actualmente la geopolítica del mundo vive un cambio profundo y turbulento. El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, empuja el derrumbe del orden comercial internacional vigente, apuntalado en los principios de transparencia, previsibilidad en los aranceles, un proceso compartido para la resolución de disputas, reciprocidad y trato no discriminatorio. Trump abandera una política unilateral a fin de mantener su hegemonía.
El doctor Ricardo Monreal Ávila, presidente de la Junta de Coordinación Política de la Cámara de Diputados, en el ensayo titulado “¿Hacia un nuevo orden comercial global?”, analiza esta cuestión, sobre todo, el arduo desafío existencial de México para concretar una nueva política ante la nueva era que ya aflora.
El diputado Monreal Ávila, también coordinador del Grupo Parlamentario Morena, explicó el objetivo de su artículo: repasar el estado en que se encuentran las medidas comerciales de Donald Trump, con énfasis en los desafíos que nuestro país enfrenta.
“Para México, en este nuevo escenario, la integración comercial de América del Norte puede seguir aportando ventajas en comparación con otros socios, ya que nuestra tarifa arancelaria seguirá siendo menor. En este sentido, refrendo mi compromiso con la presidenta Claudia Sheinbaum, en apuntalar la economía nacional, elevar la competitividad regional y buscar acuerdos en distintas áreas con nuestras contrapartes estadounidenses, al mismo tiempo de que se sigue una ruta para fortalecer la producción y el mercado interno, como lo establece el Plan México”, sintetizó el doctor Monreal.
Imposición de aranceles a México
Donald Trump impone aranceles como herramienta de política nacional, a fin de crear más de tres millones de empleos estadounidenses, reducir el “injusto” déficit comercial, impulsar la manufactura y aumentar los ingresos de los hogares en seis por ciento. Sin embargo, estas políticas pueden desencadenar una guerra comercial.
El próximo 1 de agosto concluye el plazo para llegar a acuerdos con sus principales socios, entre ellos, México.
Desde el primer día de su mandato, el presidente Trump, bajo la Ley de Poderes Económicos de Emergencia Internacional (IEEPA por sus siglas en inglés), impuso aranceles a las importaciones de bienes desde México y Canadá del 25 por ciento debido a la “amenaza” que representa la entrada irregular de personas migrantes y el tráfico de fentanilo transfronterizo. Estos gravámenes entraron en vigor el 4 de marzo.
También instruyó que China pagara una tasa del 10 por ciento, por su participación en el mercado ilegal de drogas. En el caso de los países de América del Norte, se especificó que las tarifas solamente aplican a productos que no se exporten con las reglas del Tratado de México, Estados Unidos y Canadá (T-MEC).
Según estimaciones, el año pasado, alrededor del 50 por ciento de los productos mexicanos que se exportaron a Estados Unidos cumplieron las reglas del T-MEC. Las transacciones al margen del Tratado se llevaban a cabo según las normas de Nación Más Favorecida de la Organización Mundial de Comercio (OMC), que establecía una tasa de 2.5 por ciento. La proporción de bienes que obedecen las disposiciones del T-MEC ha aumentado considerablemente este año y varía por sectores. Hemos visto que apegarse a las especificaciones del acuerdo trilateral puede rendir beneficios con relación a otros socios o regiones, que enfrentan aranceles más altos.
Decisiones sobre industrias clave de Estados Unidos
Bajo la sección 232 de la Ley de Expansión Comercial de 1962, Trump impuso un arancel del 50 por ciento (inicialmente era del 25 por ciento) al acero y aluminio. Afecta, sobre todo, a las importaciones de Argentina, Brasil, Canadá y México.
Impuso desde abril tasa del 25 por ciento a los automóviles. Con algunos ajustes, los aranceles son, en promedio, del 15 por ciento para México, por el contenido regional que tienen las unidades móviles, que, según nos informó el secretario de Economía, Marcelo Ebrard, promedia 84 por ciento. Asimismo, las autopartes que cumplan con las reglas de origen del Tratado tienen cero gravámenes, en tanto se define un proceso para calcular el arancel al contenido no estadounidense.
Algunas empresas del sector han empezado a sentir los efectos de las medidas arancelarias. GM comunicó que prevé un ajuste en sus resultados de entre 4000 y 5000 millones de dólares este año. Adicionalmente, Stellantis estimó una pérdida de ganancias de 2680 millones de dólares en la primera mitad del año y anticipa desembolsos por 3840 millones de dólares relacionados con costos de reestructuración y cancelación de programas. Antes, suspendió parte de su producción en las plantas de Canadá y México; despidió temporalmente a 900 trabajadores.
Hay otros sectores cuyas operaciones comerciales están bajo investigaciones por motivos de seguridad nacional. En este marco, el presidente Trump adelantó que las importaciones de cobre tendrán 50 por ciento de aranceles a partir del 1 de agosto. Está por definirse la situación de los camiones pesados, las turbinas de avión y sus componentes, la madera, los minerales y los semiconductores. El mandatario prevé tasas del 200 por ciento al sector farmacéutico. En anticipación a estos gravámenes, algunas empresas han comunicado que harán inversiones adicionales en la Unión Americana en los próximos años. AstraZeneca, por ejemplo, planea destinar 50,000 millones de dólares hacia el 2030 en Estados Unidos.
Aranceles “recíprocos”
Hace unos días, en vísperas del 1 de agosto, el mandatario envió cartas a distintos países para indicar la tarifa que enfrentarán. Por ejemplo, anunció gravámenes a Malasia y Corea del Sur de 25 por ciento; a Sudáfrica, de 30 por ciento; y a Laos, de 40 por ciento. Una de las misivas fue para México. En este documento, el presidente Trump amenazó con imponer aranceles generalizados del 30 por ciento. De confirmarse que esta tasa sólo se dirija a los bienes que no cumplan con las reglas del T-MEC, el impacto no será mayor.
En el marco de la invasión en Ucrania, advirtió aranceles de 100 por ciento a los países que compren productos rusos. Asimismo, ha señalado que cualquier nación que se alinee con las políticas antiamericanas de los BRICS –bloque formado originalmente por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica-- se verá obligado a pagar un arancel adicional del 10 por ciento.
Búsqueda de acuerdos
La presidenta Sheinbaum ha indicado que están en marcha conversaciones con Estados Unidos bajo la idea de encontrar una alternativa a las tasas arancelarias del 30 por ciento antes del 1 de agosto. El diálogo incluye la discusión sobre un gravamen del 17 por ciento impuesto a los tomates mexicanos.
Hace unos días se resolvió un diferendo sobre los impuestos digitales, pero quedan temas delicados, entre ellos, los productos lácteos y la madera. Como socio del T-MEC, al momento, las tarifas se imponen a los productos que no cumplen con las reglas del acuerdo comercial. En el caso de México, según datos recientes, este conjunto de bienes ha disminuido desde el año pasado. El empresariado busca los beneficios del acuerdo trilateral.
Pactos negociados
En la víspera del 1 de agosto, Estados Unidos ha concretado algunos acuerdos con sus socios comerciales.
La llegada del presidente Trump a la Casa Blanca representó un giro en diversos ámbitos del sistema internacional y de la arquitectura institucional definida en la posguerra. Tendrá que redefinirse un nuevo sistema para el intercambio comercial, con lineamientos diferentes. La mayoría de los acuerdos alcanzados aseguran tarifas mayores a las que existían, lo cual cuestiona el ideal del libre comercio pregonado anteriormente, concluyó el doctor Ricardo Monreal Ávila.
El artículo “¿Hacia un nuevo orden comercial global?”, se puede consultar completo en la siguiente liga:
https://ricardomonrealavila.com/wp-content/uploads/2025/07/Hacia-un-nuevo-orden-comercial.pdf