Trabajo Legislativo / Entrevista


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El apoyo parlamentario, un equilibrismo sin red: Hugo Rosas de León


Aída Espinosa Torres

En cada una de las sesiones de la Cámara de Diputados existen alrededor de 130 responsables de organizar y configurar efectivamente las deliberaciones que se realizan en la tercera Asamblea más grande del Continente. El personal pertenece a las diferentes direcciones de la Secretaría de Servicios Parlamentarios de la Cámara de Diputados, nos menciona el titular del área, Hugo Christian Rosas de León.

“Siempre les comento a mis colaboradores que apoyar en la sesión es hacer un acto de equilibrismo sin red, porque si nos equivocamos se nota. Podemos hacer que quien está conduciendo se equivoque, eso nos lleva a extremar cuidados, precauciones y esa situación hace que toda sesión tenga su grado de complejidad”.

Nos comenta que entre los momentos que considera significativos como secretario de Servicios Parlamentarios está la Pandemia del Covid 19 y la toma de protesta del actual presidente. “Creo que la ceremonia de toma de protesta del titular del Ejecutivo, en cualquier momento es un acto trascendental para la República. Están las dos cámaras reunidas y esta Cámara de Diputados es la sede del Congreso General. Entonces tiene una gran relevancia política, institucional y constitucional”. 

Hugo Christian Rosas, licenciado en derecho y especialista en temas legislativos, nos comparte su trayectoria en el ámbito legislativo y cómo llegó a esta responsabilidad desde la XLIV Legislatura y continuar en la XLV: “Toda mi vida profesional la he realizado en el Poder Legislativo. Hice mi servicio social aquí. Mi primer empleo formal fue con el diputado Avelino Méndez Rangel en la Asamblea Legislativa, fui asesor de la Comisión de Desarrollo Rural. Después me fui al Senado y tuve la fortuna de trabajar con la senadora Rosario Ibarra de Piedra.

En su oficina tuve contacto con varios temas, pero por el perfil de la senadora me involucré en cuestiones de justicia, a ella la venían a buscar personas que tenían familiares presos y no sólo por motivos políticos, sino cualquiera que tuviera un familiar en la cárcel. Al revisar los expedientes de esas personas me encontré con una realidad muy grave: muchos de los que están ahí son inocentes y que por estar en el lugar equivocado en el momento equivocado están dentro por algo que no hicieron. Descubrí investigaciones ensambladas de una manera poco profesional, había jueces que no eran muy estrictos en ciertas observaciones. No todos, pero sí había casos que no cumplen a cabalidad con su responsabilidad”.

Los primeros pasos de una carrera

En ese contexto se preguntó: “por qué un funcionario actuaría así, encarcelar a alguien que no conocían y sin tener la certeza de que fueran responsables. Me di cuenta que, en muchos casos, era necesario cumplir una cuota. Todos estos asuntos eran Pro Bono y a la par me permitió involucrarme en procesos legislativos. Después tuve la oportunidad de trabajar con el senador Manuel Camacho Solís en la LXII Legislatura, era presidente de la Comisión de Reforma del Estado, hombre inteligente, noble. Un gran ser humano, un portento intelectual, pero lo más admirable es que era muy sencillo, sin poses. Creo que era de los pocos políticos que podía caminar por la calle sin que nadie le reclamara, al contrario, le pedían una foto. Trabajé orgullosamente con él hasta su fallecimiento”.
Posteriormente, el senador Miguel Barbosa, presidente en aquel entonces del Senado, lo nombra secretario técnico del grupo parlamentario del PRD, y en el 2017 cuando rompen con el PRD y se cambian a Morena, vuelve a fungir como secretario técnico de ese partido hasta el 2018.

“Mario Delgado, que era presidente de la Junta de Coordinación Política en la Cámara, les propone a los coordinadores mi designación como secretario de servicios parlamentarios. Aceptaron y me brindaron su confianza y en esta legislatura los coordinadores también han refrendado esa decisión y no me queda más que poner todo de mí”.

¿Qué significa tener esa responsabilidad?

Fue un salto cuantitativo, es un gran honor que ha implicado menos tiempo de descanso, de esparcimiento, mayores responsabilidades y preocupaciones, pero profesionalmente no he conocido otra cosa que no sea el Poder Legislativo, así que le dedico todo el tiempo necesario y lo hago con mucho gusto. Tengo como jefes, además de la secretaria General, a los 500 diputados.

¿Cuál es el apoyo que les brinda a los diputados?

Nuestra responsabilidad es atenderlos en cuatro niveles de participación: el nivel individual, cuando presentan una iniciativa, un punto de acuerdo, cuando lo están confeccionando es frecuente que se acerquen con nosotros. También los atendemos dentro de la Comisión. Dentro de la Secretaría hay una Dirección de Apoyo Parlamentario que, a su vez, tiene una Dirección de Apoyo a Comisiones que se encarga de dar asistencia técnica en el trabajo de sus sesiones.

El tercer nivel son los órganos de gobierno. Le brindamos asistencia a la Junta de Coordinación Política, a la Mesa Directiva, a la Conferencia; los apoyamos en la elaboración de sus actas, confección de acuerdos, revisión de documentos.

El cuarto nivel es el Pleno, donde participan todos los diputados, que es la instancia decisoria de la Cámara, aquí ya interviene la Secretaría de una manera más amplia para atender una sesión; por lo menos en la parte parlamentaria colaboran tres direcciones generales: la Dirección General de Proceso Legislativo,  la Dirección de Apoyo Parlamentario, la Dirección General de Gaceta y Crónica Parlamentaria y la Secretaría de Servicios Parlamentarios, que en su totalidad serían alrededor de 120 - 130 personas.
Detrás de la tribuna

La Dirección General de Proceso Legislativo se encarga del trámite de los asuntos que se dan cuenta en el Pleno y también generar lo que se llama el guion principal para el desahogo de la sesión. “Un dictamen tiene etapas procesales para discutirse y votarse. Su fundamentación y posicionamiento de los grupos parlamentarios, el debate a favor y en contra. Si hay reservas se debe avisar al presidente qué artículos se reservaron porque se va a votar en lo general. Lo que se reservó será materia de discusión en lo particular”, explica el abogado.

Todo eso va estructurado en un guion que va distinguiendo cada etapa procesal para llevar un orden, pero también para que la Asamblea sepa en qué etapa de la discusión se está y qué están votando, aclara el funcionario.

La Dirección General de Apoyo Parlamentario “nos ayuda a ordenar el debate, tiene contacto con todos los enlaces o secretarios técnicos de los grupos parlamentarios y se les pide sus oradores y, de acuerdo al reglamento, hay lugares para cada grupo. Al final, la Asamblea va a decidir si el asunto está lo suficientemente debatido o se sigue debatiendo”.

¿Qué pasa con los imprevistos o momentos inesperados?

Hay cuestiones que surgen al momento, por ejemplo, si le hacen una moción al presidente puede ocurrir que no proceda porque ni en el fundamento o en los posicionamientos se permiten las preguntas, ya que el asunto no está a debate, sólo se está tratando de explicarlo y fijar postura. Donde viene el debate son en las intervenciones a favor y en contra; ahí ya proceden las preguntas.

Entre los momentos inesperados que se tuvieron que sortear en los últimos años fue la llegada del Covid, le pegó en la columna vertebral a los parlamentos. Les impedía reunirse físicamente como lo habían venido haciendo hace dos mil 500 años, cuando se celebran asambleas deliberativas, en el Ágora Griega, y en el Foro Romano.

Finalmente pudimos concluir que sí había una posibilidad interpretativa para configurar un sistema de sesiones semipresenciales. El artículo 63 de la Constitución establece que para que las cámaras puedan sesionar necesitan de la concurrencia de la mitad más uno. El significado de concurrir, es coincidir en una circunstancia de tiempo o de lugar. Entonces se podía hacer quorum de manera semipresencial, sin problemas, unos en Cámara, otros desde fuera. Se conectaban a través de la plataforma instalada en los teléfonos y ahí pasaban asistencia o votaban.

Esas y otras medidas permitieron que la Cámara ejerciera sus funciones y afortunadamente hubo una tasa muy baja de contagios y, en consecuencia, todos los colaboradores se pudieron adaptar al trabajo desde su casa. Ahora, en la LXV Legislatura se ratificó el Reglamento que la Cámara de Diputados aplicó durante las situaciones de emergencia y la contingencia sanitaria en las sesiones ordinarias y extraordinarias.

¿Qué criterio se aplica para hablar de productividad parlamentaria?

Hay quienes dicen que son los números. Pero medir cuantitativamente, tanto para la Asamblea como para el legislador, puede arrojar resultados disímbolos y se podría decir que hasta injustos, porque puede haber un diputado que presente muchas iniciativas y, a lo mejor, no se aprueba ninguna, y de un diputado que presentó diez iniciativas le aprueban las diez, pero no son de gran impacto.

Yo creo que en la medida que una Asamblea cumple con sus obligaciones constitucionales, sobre todo cuando tienen plazos fijos, eso permite considerar un elemento para tener un juicio de productividad en una legislatura.

A qué me refiero, si una Asamblea tiene nombramientos que hacer o legislación que expedir, por mandato judicial, porque tiene algún plazo, eso es lo que permite decir que ha cumplido con sus obligaciones y responsabilidades institucionales.

En el periodo que recién terminó se aprobó el Código Nacional de Procedimientos Civiles y Familiares, “eso implica un gran cambio en el sistema de procuración de justicia y va a impactar en la vida cotidiana de las personas. Eso fue un mandato judicial, acatando a una sentencia de amparo que promovió una barra de abogados”.

Creo que otro tema relevante que me parece que se cumplió fue la designación de los consejeros del INE, y que por primera vez en la historia se realizó mediante insaculación y de manera transparente; sin lugar a duda, se respetaron todas las etapas procesales.

Impulsar el servicio de carrera

¿Cuál es la importancia de la investigación y análisis para el trabajo parlamentario?

Desde la pasada legislatura y ahora en esta se ratificó el esfuerzo de impulsar el servicio de carrera primordialmente en los centros de estudio en la áreas de investigación; ya tenemos más del 95 por ciento de los investigadores nombrados mediante el servicio de carrera, ya no son designaciones, sino que son producto de un examen de conocimiento de perfil, que además no se evalúa aquí, se hace fuera, en el Tec de Monterrey, bajo el sistema de doble ciego; es decir quien evalúa no sabe a quién está evaluando, y el evaluado no sabe quién lo evaluó.

Hemos logrado de esta forma que los diputados se acerquen más a los centros de estudio, que consuman lo que producen en consultas e investigaciones y en docencia, que son las tres partes torales de los centros. Lo que pretendemos es que la opinión que reciben de cualquier centro será estrictamente técnica.

Y gracias a eso también han aumentado las solicitudes, por ejemplo, en el CEDIP, en la parte de consultas, vio incrementado su trabajo de manera exponencial y hay comisiones que no dictaminan nada si no tienen una opinión previa de ellos. Eso significa que la opinión técnica que se da en el centro es un insumo necesario para que se tome una decisión en la comisión.


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