Trabajo Legislativo / Entrevista


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La voz que acompaña los cambios del país: Claudia Téllez


Aída Espinosa Torres

Al oír las noticias por la mañana y mover el dial de la radio es muy probable que hayas escuchado una historia contada por Claudia Téllez Trinidad, quien soñaba desde niña con trabajar en la radio. Hoy, con 34 años en el Instituto Mexicano de la Radio (IMER) y tres décadas cubriendo la fuente legislativa en la Cámara de Diputados, sigue tan apasionada como el primer día. Su amor por la radio y la política nace de haber testificado los grandes cambios del país.

Aficionada a los programas de noticias y al análisis político, y totalmente apasionada por el periodismo, a Claudia se le ilumina el rostro al recordar sus inicios: “Cuando hice mi servicio social, llegué al IMER con la intención de hacerlo en Opus. Pero me dijeron que no había cupo y me sugirieron pasarme a noticias. Fui y había espacio en los fines de semana. Así empecé. Al terminar el servicio social, al mes me llamaron para ofrecerme un puesto en la redacción de noticias”.

Al paso del tiempo llegó la oportunidad de ocupar el lugar de una reportera que se fue y le pedí a mi jefe salir a reportear. Tenía como dos años de haber salido de la carrera. No me ubicaron en una fuente fija, estuve en diferentes fuentes, cubría vacaciones y la fuente energética y diplomática; también iba a la PGR, a presidencia, al gobierno capitalino”.

Claudia, como reportera experta, reconoce que una de las principales herramientas para ejercer la profesión con responsabilidad es la lectura. “Es fundamental en la profesión leer de todo y no solamente política, también deporte; hay que leer de todo”.

Pasaron seis meses en la fuente de presidencia cuando mi jefe, Miguel Ángel Carrera, me mandó a cubrir la Cámara de Diputados. “Justo coincide con la muerte de Colosio, fue un caos y los reporteros nos teníamos que mover a todos lados, de hecho, yo estaba en el aeropuerto y como apenas empezaba no sabía lo que se venía. Terminé pasando la noche en el PRI”, declara con su voz clara, pausada y envolvente, ideal para la radio.

Fueron muchos eventos en muy poco tiempo…

Sí, y agradezco a mi jefe que confiara en mí y en mi trabajo.

¿Qué otros sucesos te han tocado presenciar?

Lo primero que marcó mi trayectoria fue la muerte de Colosio. Después, cuando me asignaron a cubrir la Cámara de Diputados, viví uno de los momentos más trascendentes: la pérdida de la mayoría del PRI en el Congreso.

Las negociaciones que siguieron fueron intensas. Ver cómo un legislador de oposición tomaba protesta a los priistas, o cómo un opositor respondía el informe de gobierno, fue revelador. A partir de ahí, el país empezó a cambiar.

Desde la Cámara se ha podido observar ese cambio de cerca. Aquí se han reflejado las transformaciones políticas más profundas.

En el año 2000, con la llegada de Vicente Fox a la presidencia, se vivió la primera alternancia en el poder, marcando el fin de la hegemonía del PRI. Fue un momento de gran efervescencia política que generó entusiasmo, incluso entre los legisladores, quienes presenciaban de pie el inicio de una nueva etapa en la vida democrática del país.

¿Cómo has vivido los cambios tecnológicos y de qué forma ayudan en tu trabajo diario?

Comencé trabajando con una grabadora Marantz. Era todo un ritual: llevar pilas de repuesto, casetes, cables y un micrófono. Luego llegaron las grabadoras de reportero, más compactas, del tamaño de un casete, lo que facilitó un poco la movilidad.

La información se enviaba desde la calle; se mandaba a las redacciones desde teléfonos fijos. A veces desde una oficina, otras desde una cabina telefónica. Usábamos unos cablecitos llamados “caimanes”, que se conectaban a la grabadora. Desatornillábamos la caja del teléfono para acceder a los cables y así transmitir el audio.

Las entrevistas se grababan así, o con los famosos “chupones”, que se adherían al auricular del teléfono para mejorar la calidad del sonido. Era artesanal, pero eficaz. Hoy todo ha cambiado, pero esa experiencia nos dio herramientas para adaptarnos a cada nueva tecnología.

También recuerdo cuando trabajábamos con telex, luego llegó el fax, y más adelante nos dieron bípers, por donde recibíamos las órdenes de cobertura. Después se masificó el uso del celular, lo que transformó por completo nuestra forma de comunicarnos en campo.

Las grabadoras también fueron evolucionando. Al principio eran grandes y pesadas, requerían esfuerzo para transportarlas. Con el tiempo se volvieron más compactas, y hoy, con una computadora, puedes hacer prácticamente todo: grabar, editar, enviar. Creo que la tecnología nos ha ayudado muchísimo, especialmente cuando tenemos que cubrir varias fuentes al mismo tiempo. 

¿Ha cambiado tu forma de ver la política y el periodismo?

Procuro mantenerme en la línea del espectador. Como reportera, como periodista, mi responsabilidad es ofrecer una información lo más plural posible, para que sea la gente quien forme su propia opinión. La mía me la reservo. Mi tarea es dar espacio a todas las voces para que cada persona pueda decidir con base en una mirada amplia y diversa.

La nota informativa debe incluir distintos puntos de vista y la crónica tiene un valor especial: permite narrar con detalle, incorporar sonidos, atmósferas, construir una experiencia más completa. Ambas herramientas son fundamentales para acercar la realidad de forma honesta y sensible.

¿Tienes algún tema al que en particular le des mayor seguimiento?

Me interesan profundamente los temas sociales, especialmente aquellos relacionados con niñas niños, mujeres y jóvenes. Son realidades que merecen ser visibilizadas y abordadas con sensibilidad. Actualmente hay un tema que trato de seguir de cerca: el de las personas migrantes. Desde mi redacción se le está dando mucha importancia, y aquí en la Cámara también surgen constantemente iniciativas y discusiones vinculadas a esta problemática.

¿De qué manera el hecho de ser mujer ha influido en tu experiencia?

Cuando llegué aquí a la Cámara de Diputados éramos como siete mujeres. En aquel tiempo decían que aquí cubrían los reporteros con cierta trayectoria, casi no había mujeres. Eso ha cambiado al paso de los años, ahorita somos muchas más mujeres.

No creo que a mí en algún momento me hayan discriminado, porque mi jefe siempre me dio el apoyo; siendo mujer y muy joven confió en mí y me mandó a esta fuente.

¿Algún acontecimiento que te haya marcado ejerciendo tu profesión?

Este trabajo me ha marcado profundamente, porque a veces te exige estar disponible casi 24/7. Intentas equilibrar la vida personal con la laboral, pero no siempre es posible. Muchos me preguntan: “¿A qué hora sales?” Y yo les respondo: “Sé a qué hora entro, pero no a qué hora salgo”, especialmente durante los periodos de sesiones o en los extraordinarios.

No hay un horario fijo. La agenda la dicta el acontecer legislativo y eso forma parte de esta profesión: estar ahí cuando sucede, contar lo que importa, aunque eso implique sacrificar rutinas y tiempos personales.

Claudia Téllez, una voz que no sólo informa, sino que conecta, nos habló del futuro de la radio.

La dinámica ha cambiado significativamente, incluso en los contenidos de los noticiarios. La nota informativa sigue siendo fundamental, pero se han incorporado otros formatos y programas que responden a las nuevas demandas de la audiencia. Esto se nota especialmente en el IMER, como radio pública.

Hoy ya no somos únicamente reporteros de radio. También publicamos notas en la página web, generamos contenido para redes sociales y, en algunos casos, producimos videos para televisión. La radio ha evolucionado y con ella los medios tradicionales como la televisión, que siguen vigentes, pero enfrentan nuevos retos.

Uno de los principales desafíos es la presencia creciente de las redes sociales y los medios digitales. Son espacios que nos obligan a transformarnos, tal como en su momento pasamos del telex a las plataformas digitales. A pesar de los años de experiencia, tenemos que adaptarnos y actualizarnos constantemente: aprender a usar programas para editar audio y video, gestionar contenidos multiplataforma y mantenernos al día con las herramientas tecnológicas.

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