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México ante el espejo del racismo


Aída Espinosa Torres

La historia de México está marcada por el racismo; aún existe, pero ahora acompañado de otros tipos de discriminación, asegura José Antonio Aguilar, fundador y director de la organización Educación contra el racismo AC, mejor conocida en redes sociales como Racismo Mx. Desafortunadamente, esta actitud se replica y disemina en diferentes ámbitos de la sociedad y sectores de la población, apunta.

El racismo es un sistema de opresión histórico que se constituye de un conjunto de prejuicios y estereotipos en poblaciones compuestas, por ejemplo, por personas morenas o afrodescendientes. También está formado por actos discriminatorios y de poder. Cuando hay un desbalance de poder histórico entre población ya se puede hablar de racismo, aclara el experto.

Racismo Mx tiene como objetivo visibilizar el tema del racismo en México y aumentar lo que se conoce como literacidad racial; es decir, hacer que las personas reflexionen sobre su propia racialidad. Cuentan con otras áreas de trabajo, no sólo la divulgación, también la educación e investigación.

¿Cuáles son algunos de sus proyectos más recientes?

Uno de los proyectos es el documental “Racismo Mx”, sobre el racismo en México, ya lo estamos produciendo, de hecho, el guion ha sido reconocido por el Imcine, y está apoyado por la fundación Ford. Se trata de visibilizar los racismos que se desenvuelven en la sociedad mexicana y las diferentes posturas. El documental recorre todos estos momentos. Hace un repaso histórico y de las consecuencias del racismo. Se seguirán las vidas de tres personas en la Ciudad de México, además, entrevistamos a especialistas como Federico Navarrete, de la UNAM, la lingüista Yásnaya Aguilar, el actor Tenoch Huerta, entre otros.

A partir del 2020 trabajamos con empresas; impartimos talleres sobre concientización racial y estrategias para aumentar la diversidad racial al interior de los organismos. Nuestro proyecto estrella en esta área es Yalp (Young Antiracist Leadership Project), Proyecto de líderes antirracista jóvenes. En él se selecciona anualmente una generación de 10 jóvenes entre 18 y 29 años, para que reciban dos semanas de un taller intensivo con las voces más calificadas en este tema:  Mónica Moreno, Gisela Carlos, el director de Estudios Antirracistas de la Universidad de Toronto dio una clase. Una serie de pensadores y activistas les imparten dos semanas de curso y luego seis meses de mentoría, para que después implementen un proyecto en su comunidad. Este año ya estamos a nada de lanzar la convocatoria.

En el ámbito de investigación acabamos de lanzar un proyecto muy ambicioso, que es el Observatorio de Racismo en México y Centroamérica, porque aún falta mucho por conocer del tema, conocer cómo funciona el racismo en la impartición de justicia, en la migración, en los medios de comunicación; hay mucho por investigar. En este sentido, vamos a generar reportes sobre el funcionamiento del racismo en estas latitudes; vamos a empezar por el tema de migración, que es un punto que nos une a las organizaciones de México y Centroamérica.

Como una propuesta inicial se lanzará el Racistómetro, una publicación mensual sobre el discurso racista en redes sociales; analiza qué se está diciendo del racismo, cuál es el tono de la conversación en twitter, en Instagram, será primero México y posteriormente Centroamérica. Este trabajo lo hacemos en alianza con El Barómetro de Xenofobia. Es una organización colombiana que ya lleva varios años haciendo este trabajo en redes sociales. Esto sirve para que las y los tomadores de decisiones puedan ver cómo está el ambiente en este tema.

¿México es un país racista?

Sí. Nos han vendido la idea de que somos un país mestizo y, por lo tanto, no hay racismo. Entonces este mestizaje lo que hace es invisibilizar dinámicas negativas. México es racista por nuestra historia colonial, luego se consolida en la época de la Independencia y seguimos replicando conductas racistas, es decir hay poblaciones indígenas que luego se llamaron a sí mismas mestizas, pero seguimos siendo indígenas: morenos con ojos rasgados. Físicamente seguimos siendo los mismos, nada más que ya no nos llamamos indígenas.
Antes el Estado consideraba indígena sólo a la persona que hablaba una lengua indígena, y ahora ya es por autoadscripción. El pasado colonial dejó en la marginación a ciertas poblaciones, de entrada, porque hay acumulación histórica de desigualdad en poblaciones morenas, indígenas, en poblaciones negras o afrodescendientes. La segunda razón es que siguen existiendo prácticas racistas que contribuyen a la sociedad desigual que tenemos.

¿A qué tipo de prácticas te refieres?

A la exclusión de lugares públicos, en la contratación en empresas privadas, prácticas racistas en los medios de comunicación. Lo podemos ver en la publicidad, en la televisión, narrativas que replican el racismo, sobre todo en la comedia, nos estamos burlando de la mujer indígena, del hombre negro o del naco, y eso, por lo tanto, ocasiona que en México el racismo y el clasismo vayan de la mano.

¿Cómo convive el racismo con otras clases de discriminación?

El racismo es uno de los sistemas de opresión históricos globales que nunca viene solo, siempre viene acompañado de otras violencias, el más común: raza y género, hay muchas investigaciones que nos dicen que las mujeres racializadas, es decir, mujeres de tono de piel oscuro, indígenas o afrodescendientes, viven violencias que no sufren las mujeres blancas.
La segunda intersección es raza, y nivel socioeconómico o clase social. En México el racismo está ligado al clasismo por cuestiones históricas; hay poblaciones que fueron dejadas por mucho tiempo y las generaciones que las preceden llevan en el atraso muchas generaciones. Entonces, normalmente en México las personas de nivel socioeconómico bajo son personas morenas, indígenas o afrodescendientes; las personas con dinero son blancas.

Hay excepciones, claro, como el caso de Yalitza Aparicio, que tuvo un crecimiento muy grande y entró a los círculos más exclusivos de la industria cinematográfica, y había gente enojadísima. Situación que no le pasó a Salma Hayek.

¿Existe el racismo inverso?

Para entender por qué no existe el racismo inverso, tenemos que saber que el racismo no es un acto de discriminación aislado. Los actos de discriminación son actos graves, pero aislados no constituyen necesariamente un sistema histórico. El racismo va mucho más allá de un acto de discriminación. Cuando entendamos esto, vamos a entender que las estructuras de poder de la sociedad mexicana se construyeron justamente para favorecer a las personas blancas o de origen europeo, lo que se puede constatar en los estudios que hay sobre acceso al crédito. Si tú eres una persona blanca y vas a pedir un crédito, en comparación con una persona morena hay muchas más probabilidades que te lo den solamente porque eres una persona blanca.

Como toda la estructura está hecha para beneficiar a las personas blancas, no se puede hablar de racismo inverso. Necesitaríamos 500 años de esclavizar a las personas blancas, explotar sus territorios, para poder hablar del término.

¿Cuáles son las consecuencias de estas prácticas?

El racismo es uno de los factores que contribuyen a la desigualdad social. Si se pudiera acabar con el racismo vamos a generar un país más igualitario. Por otro lado, la baja autoestima del mexicano y la mexicana en general, como no nos vemos en esos puestos de poder o como personas bellas o capaces, obviamente tiene un impacto en la autoestima de las personas; también es un asunto de dignidad y de derechos humanos.

¿Cómo se puede combatir?

Existen varios niveles de racismo, tenemos el racismo directo, que incluye la manera en la que hablamos, las bromas que decimos, o lo que se ve en los medios de comunicación, o el hecho de que no te dejan entrar al antro, etcétera.

Está el racismo estructural, que es el que no vemos, porque está en nuestras políticas públicas, en cómo se conforman los gobiernos. Pocas veces nos ponemos a pensar en el impacto racista que tiene el Tren Maya, por ejemplo, tomando en cuenta que eres una población indígena y no te van a preguntar porque no quieres progresar.

Una iniciativa enfocada a cualquiera de los dos niveles, suma, siempre y cuando cuidando que en estas iniciativas no se replique el racismo. Un ejemplo es la iniciativa “Sálvame del tren”, que hicieron un grupo de artistas con la intención de atacar esta obra. Se puede pensar que están ayudando a las comunidades indígenas, pero la realidad es que no, porque están tomando una posición que no les corresponde, están usurpando una voz que ellos no tienen. Aunque la intención haya sido buena, al hacerlo se replica el racismo.

En una utopía, pero ¿cómo sería una sociedad sin racismo?

Si no existiera el racismo seríamos una sociedad que no viera colores, que no pensara que, por tu origen étnico, cultura, tono de piel o lengua vales menos o más. Seríamos una sociedad que nos veríamos como seres humanos que somos. Al final del día hay que acordarnos que las razas no existen.

Racistometro Abril 2022

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