Trabajo Legislativo / Entrevista


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Pasión por la lectura, el legado del Consejo Editorial


Luz María Mondragón

Uno de los legisladores más populares es Gerardo Fernández Noroña (PT). Las redes sociales y los medios de comunicación lo proyectan como un diputado combativo.   Ahora nos descubre su pasión, su devoción por la lectura. Comparte cuál es su ideal, su sueño: “Mi utopía es que México se convierta en el primer país de lectoras y lectores empedernidos”. Es la estrella a alcanzar.

Lamenta que el pueblo de México no lea. Que el modelo educativo no aliente la lectura, porque no la fomenta como un auténtico placer, un disfrute, un viaje al conocimiento, una escalera al cielo de la sabiduría.

Cuestiona la formación escolar cada vez más alejada de la lectura. Por eso, es necesario revisar el sistema a fin de que niñas y niños se interesen, se rindan y se entreguen al amor por los libros.

El diputado Gerardo Fernández Noroña se ha desempeñado como presidente del Consejo Editorial de la Cámara Diputados. El legislador está a punto de decir adiós a esta relevante tarea, pues el cargo concluye en agosto próximo.

Cabe mencionar que el Consejo Editorial había tenido como objetivos fundamentales, contribuir al fortalecimiento del entorno democrático y ampliar la difusión de la cultura legislativa y parlamentaria, a partir de la publicación de obras, impresas o digitales, y la realización de actividades que promovieran el conocimiento y la memoria histórica del país, así como la cultura de la equidad, el respeto y la diversidad.

Sin embargo, durante la presidencia del diputado Gerardo Fernández Noroña se dio el giro del Consejo Editorial rumbo a otras lecturas que han cautivado a auditorios más amplios, no tan especializados, poniendo el acento en fomentar la pasión por leer todo tipo de obras valiosas.

Se podría concluir que el diputado Fernández Noroña inyectó su esencia, su personalidad al Consejo Editorial. También se ha dado prioridad a todo tipo de productos literarios, a la producción y promoción de obras revolucionarias, de reflexión, de sentido crítico.

Sin abandonar la promoción del análisis de las tareas fundamentales del Poder Legislativo, ahora, en el Consejo Editorial se ha ido más lejos, enriqueciendo la reflexión no solamente en el ámbito de los y las legisladoras, sino para todos. Se ha puesto en las manos de la ciudadanía, sin costo alguno, diversos textos, aunque se privilegian ediciones que alientan la reflexión revolucionaria.

Por ejemplo, está al alcance de todos el periódico “Regeneración”; o las obras de Ricardo Flores Magón; textos sobre Felipe Ángeles. Destaca una joya editorial, que es una obra del Siglo XVIII, de antes de la Revolución Francesa, que habla sobre la lucha por los derechos civiles de los pueblos indígenas de México.
Se suman títulos sugestivos como “Memorias de Adriano”, de Margarita Youcernar, obra en la que también colaboró el inolvidable Julio Cortázar. Es un abanico extraordinario porque también hay libros que ahondan y explican la situación geopolítica del mundo.

Así, el legado del Consejo Editorial al final de este primer año legislativo está conformado por obras jurídicas, históricas, políticas, novelas, libros infantiles. Es un acervo de gran valor generado en la Cámara de Diputados.

Además, destaca la distribución gratuita de libros. Son donaciones que acercan las obras clásicas de la labor legislativa a la ciudadanía.

Todo lo anterior es parte del esfuerzo de la Cámara de Diputados por abrirse y acercarse a las y los ciudadanos, compartiendo tesoros de gran valor para el conocimiento, generador de ideas, de pensamiento propio. Sin olvidar los títulos de siempre sobre la historia, el conocimiento del pasado, las experiencias del Poder Legislativo, los debates… 

Desde la pluralidad y el consenso ha sido un trabajo invaluable que obtuvo frutos literarios. Lamentablemente, este Consejo Editorial enfrentó las secuelas de la emergencia sanitaria, situación que afectó la difusión de su producción y promoción de la lectura.

Antes de concluir su cargo, Gerardo Fernández Noroña resumió que una sola iniciativa legislativa no resolverá la tragedia que significa que el pueblo no lea; será desde un nuevo Congreso Constituyente que lo revolucione todo de raíz.

Mientras tanto, no hay bibliotecas, no hay librerías en todos los rincones del país. Lo que hay apenas es una gotita de mar en el océano de carencias, de necesidades de las mayorías, quienes con salarios precarios no alcanzarán los mundos superiores que aporta la lectura. Un nuevo Constituyente propiciaría un modelo educativo que sí ame la lectura.

Así que qué pena; si la gente me ve leyendo creerá que es porque estoy aburrido, que estoy perdiendo el tiempo porque no hay entretenimiento, lamenta Gerardo Fernández Noroña.

“¡Ahí vamos; no hay que desesperarse!”, concluyó.

Finalmente, dejó esta reflexión:
La lectura lleva a una de las actividades más sublimes y que nos distingue de otras especies: la reflexión. La lectura nos permite establecer un doble diálogo íntimo, primero con el autor, pero también con uno mismo. Ese diálogo, por mínimo que sea, permite ampliar nuestro conocimiento del entorno y de nosotros mismos; termina siendo una actividad social y humana imprescindible que debiera estar garantizada para todos. Millones de diálogos que de otra manera serían imposibles se llevan a cabo a través de la lectura de textos, impresos o digitales, propiciando nuevas ideas que transforman nuestra realidad permanentemente.

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