Un matrimonio de escritores —alemana y francés— viven en una cabaña rodeada de nieve en Francia. Su único hijo tiene una discapacidad visual casi total a raíz de un accidente años antes. A los pocos minutos de iniciada la película, el niño encuentra el cadáver del padre, frente a la casa y al pie de la ventana del ático. Nadie más que el fallecido y su mujer se encontraban en la casa en el momento de la caída, por lo que la policía empieza una investigación.
Brillante película ganadora de la Palma de Oro, el máximo premio en el Festival de Cannes. Fría como el entorno en que se ubica, cuenta objetivamente una investigación y un juicio. Nada más y nada menos. Hábilmente no se da al espectador más información que la del propio proceso, sin flashbacks adicionales que expliquen lo sucedido. De hecho, va jugando con el espectador, quien va sacando sus propias conclusiones y se ve forzado a cambiar de opinión continuamente.
Se nota la experiencia y buena mano de la directora francesa Justine Triet, en un guion envolvente escrito en mancuerna con el también actor Arthur Harari, con quien ya había trabajado previamente. La película ha sido multipremiada, sobre todo en Europa, y ciertamente es un cine más “europeo”, lejos del efectismo hollywoodense. Así, por ejemplo, no hay música que acompañe las emociones —sólo una contrapuntística versión instrumental de P.I.M.P. de 50 Cent y Snoop Dog, extraña elección que tiene un papel dentro de la historia, y que es más una agresión que un acompañamiento.
Mucho recae en las actuaciones, sobre todo en la de la protagonista, la alemana Sandra Hüller, en su mejor año, pues está siendo muy premiada la otra película que protagoniza, la alemana Zona de Interés. El aplomo y la ambigüedad de su actuación es totalmente clave para que funcione el planteamiento de la película. Además, cada personaje se siente enteramente real, incluso los que intervienen poco en este drama al que no sabes cómo reaccionar. En fin, ésta es una película atrapante, con mucho que exprimir sobre los roles matrimoniales, la inmigración intraeuropea, el oficio del escritor, el trabajo forense o el sistema penal francés, por decir algo. Como el buen cine, no salta a conclusiones. Lástima que no vaya a optar al Óscar —se dice que Francia decidió enviar otra película por el papel crítico de la directora con el gobierno.
(2023) Francia
DIRECCIÓN Justine Triet
GUION Justine Triet & Arthur Harari
FOTOGRAFÍA Simon Beaufils
REPARTO Sandra Hüller, Swann Arlaud, Milo Machado Graner, Antoine Reinartz, Samuel Theis, Jehnny Beth, Saadia Bentaïeb, Camille Rutherford, Anne Rotger.