El primer programa cultural que sale de la Cámara de Diputados, organizada por el Espacio Cultural San Lázaro, después de recorrer los 12 Centros Culturales de la Red de Fábricas de Artes y Oficios (Faros) de la Ciudad de México, culminó el pasado 28 de noviembre en la Cineteca Nacional con una gran respuesta de los espectadores. Se trata de una sesión de cine, música y conversatorio sobre la película Bill 79, cinta que refleja el último periodo de la vida de Bill Evans como pianista de jazz.
La primera proyección, se llevó a cabo en la Cámara de Diputados, en agosto de 2023 convocado por el espacio Cultural San Lázaro que dirige Ismael Carvallo Robledo. Bill 79 es de la autoría del director Mariano Galperín, inspirada en la visita que hizo el músico Bill Evans (1929-1980) a la Argentina a finales de la década de los 70, en plena dictadura militar. Al final de la proyección se realizó un conversatorio/concierto con el pianista Alex Mercado sobre los temas que identifican la cinta y los momentos que se reflejan en la cinta, basada en la vida de este jazzista estadounidense, en particular el viaje que realiza a un poblado argentino para dar un concierto en 1979, poco después de los suicidios de su hermano y el de su exmujer. Evans se encuentra en la época de la dictadura militar, mientras lidia con su adicción a la heroína, sus recuerdos y culpas aparecen una y otra vez.
Carvallo Robledo comentó: “la película tiene varias trampas que fueron resueltas por el genio de Mariano como que no se escucha ni una nota de las composiciones de Evans y que no se pudieron utilizar por una cuestión de derechos de autor. Pero Bill 79 es una obra de cine bellísima que ha causado regocijo y emoción. Retrata el infierno interno final de Evans, quien se inyecta droga y nunca se ve que toca el piano ni que interpreta una de sus piezas, pero que tiene un bello final que retrata la genialidad fílmica del director: al final, su imagen, agachado ante el piano listo para llenar de armonía a quienes lo escuchaban”.
Por su parte, Alex Medrano recordó que Bill Evans fue uno de los pioneros en hacer una fusión entre música clásica: Debussy, Rabel y el jazz. “Revolucionó el jazz de distintas formas, le imprimió un sello personal, pero sobre todo mucha profundidad y espiritualidad a la música, no quería que sus innovaciones fueran artificios simplemente, sino herramientas para ejercerla de una manera profunda y sincera”.
En este ejercicio, Carvallo Robledo comentó que la música de Evans, al margen de los contenidos armónicos y melódicos, consiste en composición, interpretación e improvisación. “La diferencia de la música improvisacional es que haces un minuto de jazz en un minuto, mientras que en el otro género, tú puedes tardarte tres meses o un año en componer algo que después lo interpretas en cinco minutos”.
Ambos expositores comentaron la importancia de Bill Evans en el género, quien marca un antes y un después del piano en el jazz… __Mails Davis contaba que ese disco se grabó alrededor del piano de Bill Evans, aclara Carvallo. __La fuerza que tenía Bill Evans, que en ese entonces tenía 29 años, era tan grande que el grupo de Davis tuvo que moldearse a él y cambiar la manera de tocar, añade Mercado.
La actividad jazzística ha menguado: Alberto Zukermann
En el evento de cierre se dieron cita diversos protagonistas de la vida cultural en México, entre ellos el pianista e investigador Alberto Zukermann, quien comento para la revista Cámara sobre la importancia de esta clase de eventos realizados por la Cámara de Diputados. “Es un pianista que afortunadamente visitó México tres ocasiones: en 1971 tuvo cinco presentaciones en Bellas Artes, dos un viernes, dos el sábado y luego estuvo en el Auditorio. En 1974 se iba a presentar en la Ciudad de México y en Guadalajara, en el teatro Degollado, lamentablemente por políticas del Instituto de Bellas Artes le cancelaron su presentación en la Ciudad de México, porque le dieron una fecha más a Joan Manuel Serrat, entonces ya no hubo la presentación en la Ciudad de México y los que estábamos locos por escuchar a Bill Evans nos fuimos al Degollado en Guadalajara.
Para la tercera vez, hice amistad con su representante: Helen Kean, y de mucho tiempo también conocía a Hugo Gutiérrez Vega, que era el de director de Dirección Cultural en la UNAM, y lo convencí de traer a Bill Evans en 1977. Y lo trajimos entre Hugo y yo, en agosto de 1977, para que hiciera dos presentaciones en la sala Nezahualcóyotl y fue la última vez que vino Bill, era un pianista conocido en nuestro país, afortunadamente.
Ahora hay pocos conciertos de jazz, en comparación con esos años…
Han cambiado las cosas, ya no es como en la época de los 60 o 70 que vinieron figuras del jazz muy importante como Thelonious Monk, Dizzy Gillespie. Ahora, no tenemos una actividad tan fuerte del jazz en México y los músicos más importantes del jazz llegan, pero muy esporádicamente. No hay un imán comercial. Viene, por ejemplo, Diana Krall, porque es muy comercial. Ya ni el Lunario trae jazz, lo hizo en un tiempo. Hay uno que otro ciclo en la Sala Cantoral, pero los precios son incómodos para mucha gente porque son caros, son cerca de mil pesos, veces más. Entonces no cualquiera, tiene acceso. Sabemos que el jazz siempre ha sido de un contexto más selectivo, aunque la inscriban en un género popular, nunca ha sido realmente popular.
¿Qué opinas de la obra de Bill Evans y de su aportación a la música?
Es uno de los grandes que han existido, se podría decir que es uno de los diez pianistas de jazz más grandes. Como solista o con su trio, tenía un estilo muy propio, un músico con una preparación clásica. Tenía un manejo armónico formidable, heredado de la música francesa, en parte Debussy, Fauré … había toda esa influencia en él y eso le atrajo a Miles Davis para invitarlo, porque él quería hacer algo más refinado y lo lograron en el periodo breve que estuvieron juntos, fueron un par de discos: Kind of Blue, uno de los discos de jazz más vendidos de la historia y 1958 Miles.