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El México del pipián que cautivó a Isabel II


Luz María Mondragón

Agonizaba el verano la mañana del 8 de septiembre en que la reina de Inglaterra murió. Este cambio fue el primero de una serie infinita. La muerte de la monarca causó que ella estuviera más viva que nunca. La ausencia agigantó su presencia. Fue el verano invencible de la reina Isabel II.

Otro cambio fue que de golpe el mundo se volvió monárquico. El adiós de la soberana fue a los 96 años, tras 70 años en el trono. De inmediato estalló el interés. La noticia de la muerte de Isabel II se apoderó de la escena mundial. Los medios de comunicación replicaron el suceso a todo el planeta. Contaron y desmenuzaron los episodios reales o fabulados de su vida institucional y privada. Lo político, lo cotidiano, lo fantástico. Las largas exequias.

La fascinación por Isabel sobrevivió a la muerte. No cesó un solo instante. En México, los medios masivos revivieron las dos visitas oficiales que hizo a tierras mexicanas. Memes y comentarios inundaron las redes sociales.

Sin incluir al papa Juan Pablo II, ¿cuáles estadistas o jefes de Estado se han robado el corazón de México? Pocos. Por mencionar: quizá lidera el expresidente de Estados Unidos, John F. Kennedy, en 1962; o el mandatario de Francia e ícono de la II Guerra Mundial, Charles de Gaulle, en 1964; y la reina Isabel.

En Inglaterra, la reina tuvo encuentros con presidentes de México: Luis Echeverría Álvarez, Miguel de la Madrid Hurtado, Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo Ponce de León, Vicente Fox Quezada, Felipe Calderón Hinojosa y Enrique Peña Nieto. En territorio nacional, solamente con dos: Luis Echeverría Álvarez (1975) y Miguel de la Madrid Hurtado (1983).

El infinito en el México antiguo

“Este era un rey que tenía un palacio de diamantes…”, relata Rubén Darío en un poema. Isabel II poseía muchos palacios: Buckingham, Balmoral, Kensington, etcétera. Mas México atesora palacios de dioses. Monarcas y jefes de Estado admiran estas ruinas arqueológicas, las majestuosas construcciones prehispánicas de Teotihuacán, Chichén Itzá, Monte Albán y Uxmal.

La primera vez que Isabel II visitó México fue en febrero de 1975, en el sexenio de Luis Echeverría Álvarez. Durante seis días la reina cumplió la agenda de trabajo marcada por reuniones y banquetes oficiales. Lució sus resplandecientes coronas y joyas, vestidos bordados con hilos de oro y plata.

Sin embargo, también escapó del implacable protocolo que siempre la perseguía. Conoció Uxmal, en Yucatán; Monte Albán, en Oaxaca. Confió que allá en Inglaterra los libros le hablaron sobre las culturas del México antiguo. En Uxmal los mayas realizaron sus últimas obras maestras; únicamente sobreviven las ruinas, pero atestiguan su genialidad. En Monte Albán, figuras, signos, símbolos, tratan de comunicar los secretos acumulados en siglos sin descifrar todavía varios de ellos.

Mayas, zapotecas, aztecas, olmecas. Pueblos de constructores, artistas, escritores, matemáticos, discípulos de las estrellas, exploradores del infinito, viajeros del espacio…Son las antiguas civilizaciones de México. Sus ruinas revelan los matices del infinito.

De Moctezuma Xocoyotzin a Isabel de Inglaterra

¡Quién no ha saboreado un exquisito pipían! Es de origen prehispánico. Los indígenas lo llamaban totolin patzcalmollo. La principal característica es que lleva pepitas de calabaza molidas, entre sus ingredientes. ¡Auténtica comida de reyes! Narra Fray Bernardino de Sahagún en la “Historia General de las Cosas de la Nueva España”, que era el platillo favorito del rey Moctezuma II, quien se deleitaba con el pipián.

También era uno de los deleites de la reina Isabel. La primera vez que lo probó fue en 1973, en Londres, durante un banquete oficial que le ofreció Luis Echeverría, cuando realizó una visita oficial a Inglaterra.

Por eso, en febrero de 1975, en vista a la ciudad de Guanajuato, Isabel II volvió a disfrutar del pipián, menú elegido por la embajada británica porque sabían que a la reina le gustaba.

Un corazón al desnudo

Isabel nació, vivió y murió en el privilegio total, en el lujo exquisito. Los viajes le mostraron otros mundos. En la visita oficial de 1975 también recorrió un típico mercado en Guanajuato: colores, frutas, artesanías, bullicio, sabores y cariño popular.

Latía, palpitaba la calidez de la provincia. El poder de la espontaneidad. Vivir sin libreto, ni guion, ni rígido protocolo. La vida nutriéndose de espontaneidad. “Cultivo una rosa blanca, en junio como en enero, para el amigo sincero que me da su mano franca”, inspira José Martí. Las señoras y señores del mercado colmaron de regalos a Isabel: flores, frutas, sencillas artesanías, tlacoyos, sonrisas luminosas…un corazón al desnudo.

Escapar del protocolo hacia las ballenas

La segunda visita de Isabel II a México fue en febrero de 1983. No voló a la Ciudad de México. Llegó a Acapulco, lugar de la ceremonia oficial. Así lo tenía calculado. En realidad, este viaje escondía un secreto. El objetivo era cumplir un sueño: navegar, a bordo del yate real Britannia, por el Pacífico hasta Baja California Sur, y encontrar un universo mágico: el santuario de las ballenas, patrimonio de la humanidad.

Isabel cumplió sus tareas en Acapulco, con el presidente Miguel de la Madrid Hurtado. Navegó hacia Michoacán, junto a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano recorrió la siderúrgica Lázaro Cárdenas-Las Truchas.

Más allá de lo oficial, en cuanto pudo zarpó hacia el puerto de sus sueños. Primero, al paraíso: una solitaria playa, de sedante belleza. Allí, lejos de miradas curiosas hizo un picnic, íntimo, relajado, con contados invitados. Posteriormente, el Britannia ancló en Puerto Vallarta.

Finalmente, siguió camino arriba, bajo el cielo y sobre el mar, en busca del sueño que la hacía suspirar. El día anhelado llegó. El llamado de la naturaleza. Las colosales ballenas. Cada invierno, desde el helado Ártico ellas recorren miles de kilómetros hasta la cálida Baja California Sur. Aquí se reproducen. En los bajos de las lagunas costeras enseñan a sus crías el arte de la navegación. Las ballenas despliegan espectaculares saltos y piruetas. Extraordinaria forma de comunicarse bajo el agua. Su sorprendente comportamiento, tan sensibles, que se dejan acariciar. Realismo mágico ante Isabel II.

Xochimilco, un imán

Punza la memoria. Xochimilco, su paisaje de canales, ahuejotes, chinampas y trajineras evoca la película “María Candelaria". Joya del cine. Dolores del Río y Pedro Armendáriz son María Candelaria y Lorenzo Rafael. Conquistaron el Festival de Cannes en 1946.

Xochimilco también imantó a su satánica majestad, Mick Jagger, líder de los Rolling Stones, en febrero de 1998. Los rockeros se la pasaron recluidos en el hotel, pero Jagger corrió a Xochimilco. A bordo de una típica trajinera paseó por los canales prehispánicos.

Carlos, el primogénito de Isabel II (hoy convertido en el nuevo rey de Inglaterra), cuando era Príncipe de Gales visitó México cinco veces. En noviembre de 2014 recorrió Xochimilco. Particularmente le interesó las técnicas prehispánicas de agricultura. Paseó en trajinera por los canales. Degustó acelgas y pipián.

El Príncipe de Gales también visitó un pueblo mágico: Real del Monte, cerca de Pachuca, Hidalgo. Allí, él y su esposa Camila se pusieron los mandiles y se afanaron en cocinar los tradicionales pastes de mole, papa, longaniza, picadillo, frijoles y mermeladas.

Finalmente, Carlos III recorrió Campeche. Fue atrapado por el contagioso ritmo de los bailes regionales. Tan a gusto estuvo que se entregó al zapateado de jaranas y danzas campechanas, ondeando el pañuelo con singular alegría.



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