Aída Espinosa Torres
Desde los códices prehispánicos hasta los sistemas digitales que hoy rastrean paquetes con solo un clic, la historia del sello postal cuenta cómo las sociedades han buscado formas de dar valor, confianza y seguimiento a lo que envían: palabras, mercancías o mensajes importantes.
En los antiguos códices mesoamericanos, los tributos y mensajes eran registrados con precisión simbólica, funcionando como forma de certificación visual. Con la llegada de la imprenta y los sistemas coloniales emergieron los primeros timbres postales: marcas físicas que validaban el pago por el servicio de correo; pronto se convirtieron en objetos de diseño, propaganda y memoria histórica.
El primer sello postal moderno fue el Penny Black británico de 1840; inauguró una era en la que el envío de cartas dejó de ser privilegio de unos pocos. En América Latina los sellos postales no únicamente acompañaron el desarrollo de los estados nacionales, también reflejaron luchas, identidades y aspiraciones colectivas.
Con el tiempo, los sellos evolucionaron: de grabados artesanales a impresiones masivas, de símbolos patrios a homenajes culturales. Hoy, en plena era digital, los códigos QR, etiquetas RFID y plataformas de rastreo desplazaron al sello físico en varios contextos. Sin embargo, su legado persiste como arte, archivo, testimonio de una época en que cada carta llevaba no solamente un mensaje, sino también una pequeña obra de historia.
Antes de que existieran buzones, los pueblos originarios ya tenían mensajeros veloces: painani mexicas y chasquis mayas, recorrían largas distancias para llevar mensajes orales y códices. Con la llegada de los españoles, en 1579 se funda el Correo Mayor de las Indias, una red que conectaba Veracruz, Ciudad de México y Acapulco, pensada para la élite colonial.
Tras la Independencia, el correo se nacionaliza y en 1856 aparece el primer sello postal mexicano con la imagen de Hidalgo. El ferrocarril, a finales del siglo XIX, acelera el servicio y lo expande a todo el país. En 1907 se inaugura el Palacio Postal, joya arquitectónica que simboliza la modernización del sistema.
Ya en el siglo XX, el correo se diversifica: giros, telegramas, paquetes. El 20 de agosto de 1986 nace Sepomex, el organismo que lo administra hasta hoy. Aunque enfrenta desafíos frente al correo electrónico y las plataformas privadas, el servicio postal sigue siendo crucial, sobre todo en comunidades rurales y para trámites oficiales.
Desde los códices hasta los códigos de rastreo, el Servicio Postal Mexicano ha acompañado los cambios del país; facilita la conexión entre regiones, personas y agiliza el flujo de información.
- Sepomex tiene mil 478 oficinas postales activas
- 1,295 brindan atención al público general.
- 183 están destinadas a clientes corporativos o funciones logísticas como clasificación y distribución.
- Opera mil 357 rutas terrestres y 15 rutas troncales que conectan ciudades clave.
- En los primeros nueve meses de 2024, Sepomex manejó 313 millones de paquetes, un aumento del10.62% respecto del mismo periodo de 2023.
- Entre septiembre de 2023 y 2024, se reportó una reducción de 210 empleados, equivalente al 2% de su plantilla laboral.
- Se cerraron 25 oficinas con acceso al público, aunque se mantuvieron los centros de distribución y atención corporativa.