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Final de la Segunda Guerra Mundial: cuando el emperador Hirohito, “el Dios viviente”, anunció la rendición de Japón


Ángel Luna Medina

La mañana del 6 de agosto de 1945 la humanidad no sabía que comenzaba una nueva era bélica, cuando Estados Unidos lanzó la primera bomba atómica sobre Hiroshima, y el 9, la segunda, en Nagasaki. El resplandor mortal de los dos hongos nucleares mató e hirió a miles de personas, dejó una estela de infinita destrucción y aceleró el fin de la Segunda Guerra Mundial.

En la nación nipona reinaba la monarquía más antigua del planeta. Millones de japoneses adoraban a una deidad: su “Dios viviente” el emperador Hirohito, a quien nunca habían visto, ni escuchado. Tras la destrucción de Hiroshima y Nagasaki, el 15 de agosto de 1945, Hirohito se vio obligado a bajar de su pedestal, de su estatus divino y de su aureola sagrada. Por primera vez emitió un mensaje por radio a su pueblo, anunciando la rendición de Japón, hecho que marcó el final de la Segunda Guerra Mundial, aunque la capitulación se firmó oficialmente hasta el 2 de septiembre de ese año.

La Segunda Guerra Mundial

Fue la guerra más brutal y destructiva de la humanidad. Comenzó el 1º de septiembre de 1939 con la invasión alemana a Polonia.

La Segunda Guerra Mundial involucró a las principales naciones del mundo, divididas en dos grandes bandos: las Potencias del Eje (Alemania, Italia y Japón) y los Aliados (Estados Unidos, la URSS, Francia, Reino Unido, China, Polonia). Alemania ocupó con rapidez varios países europeos, transformando la geopolítica. El conflicto no solo se libró en Europa, también se extendió a África, Asia y el Pacífico.

El fin de la Segunda Guerra Mundial

Aunque la rendición incondicional de Alemania se firmó el 7 de mayo de 1945, la Segunda Guerra Mundial no terminó hasta septiembre de ese mismo año.

El 30 de abril de 1945 ya había muerto Benito Mussolini. Los batallones soviéticos estaban a punto de entrar a Berlín, todavía defendido por las juventudes hitlerianas. Adolfo Hitler, encerrado en su búnker, se suicidó, así cayó el líder alemán nazi que puso en jaque a medio mundo. La rendición incondicional de Alemania se firmó el 7 de mayo de 1945.

Con Alemania e Italia sometidas, sólo quedaba Japón. El presidente de Estados Unidos, Harry S. Truman, ordenó lanzar el 6 de agosto de 1945 la primera bomba atómica sobre Hiroshima, el día 9, la segunda, en Nagasaki. El 15 de ese mes, el Hijo del Sol, el emperador Hirohito anunció la rendición de Japón. Así finalizó la Segunda Guerra Mundial.

Creación de la ONU y el nuevo orden mundial

La devastación causada por la Segunda Guerra Mundial llevó a la comunidad internacional a buscar formas de prevenir futuros conflictos y promover la paz mundial. En este contexto, se creó la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en 1945, con el objetivo de fomentar la cooperación entre países y abordar problemas globales como la seguridad, el desarrollo económico y los derechos humanos.

Sin embargo, las diferencias nunca terminaron. Así surgió la llamada Guerra Fría, un enfrentamiento ideológico, político y militar entre las superpotencias emergentes: Estados Unidos y la URSS. Aunque no se tradujo en una guerra directa entre ambas naciones, se caracterizó por la carrera armamentista nuclear y una serie de conflictos indirectos en diversas partes del mundo.

Emerge el fantasma de la III Guerra Mundial

El mundo, Europa principalmente, conmemora el 80 aniversario del fin de la Segunda Guerra Mundial. Pero el paradigma de la Unión Europea se tambalea por la guerra Ucrania-Rusia, la división interna, el creciente auge de la extrema derecha, los nacionalismos y la corriente antiinmigrante, la política bélica rusa, etcétera; además de la política de fuerza que abandera el presidente de Estados Unidos Donald Trump; sin olvidar el expansionismo económico de China.

Se derrumba el orden internacional vigente, basado en reglas, en el Estado de derecho internacional y en el multilateralismo. Hoy priva la ley del más fuerte.

Por lo anterior, el mundo ha girado nuevamente hacia el armamentismo. Y un nuevo fantasma lo recorre: la III Guerra Mundial.


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