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“El feminismo no mata a nadie”


Luz María Mondragón

El 25 de noviembre pasó a la historia como la fecha de una sesión inédita, con la irrupción del nuevo feminismo en la Cámara de Diputados. En la tribuna de San Lázaro, la voz de las mujeres que luchan: Olimpia Coral Melo Cruz, interpelando a la razón y a la conciencia de las y los legisladores.

Sesión Solemne con motivo del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Contra la Mujer. En la tribuna legislativa, Olimpia, figura emblemática del nuevo feminismo. Aclamada en el ámbito internacional, en septiembre de 2021 la revista Time la eligió una de las 100 personas más influyentes del mundo. Este 25 de noviembre resonó su alegato contra la violencia que viven niñas y mujeres.

Desde la tribuna de San Lázaro, Olimpia pidió ubicar los reflectores sobre la pandemia de violencia que, en su forma extrema, causa 11 feminicidios diarios, y dejar de poner el acento en las formas disruptivas del activismo feminista.

Olimpia reflexionó sobre las críticas hacia el nuevo feminismo. Por ejemplo, cuando las activistas son cuestionadas y les dicen: “¡Ésas no son las formas, con esas protestas no, con violencia no! ¿Cuáles son las formas entonces, señoras y señores? ¿Cuánta más violencia debe haber para indignarnos por la forma en que se normaliza a diario el odio a la mujer? ¿Cuántas mujeres y niñas deben morir asesinadas, para ser comprendidas? Porque ¡no es lo mismo habitar el mundo siendo mujer, que siendo hombre!”.

En su discurso, Olimpia insistió en escuchar a las mujeres que luchan; no etiquetarlas como locas o feminazis. Lo contrario es vivir el mundo al revés: criticar la protesta feminista mientras se minimiza y justifica la violencia machista.

“¡No puede ser que se indignen más por una pared o un monumento, que por la violencia que incluso asesina a mujeres y niñas! Tener conciencia es no criminalizar la protesta. En México el machismo, señoras y señores, asesina cada dos horas a una mujer; el feminismo no mata a nadie”.

Reiteró que el Poder Legislativo debe tener empatía hacia el dolor de las víctimas de la violencia de género, porque la impunidad acabó con la vida de madres, hijas, hermanas, primas, esposas, amigas.

Explicó las razones de las mujeres que luchan. “Cada una, con capucha o sin capucha, sobrevive en esta lucha. ¿A poco si la víctima fuera su hija o su hermana, no tendrían ganas de quemarlo todo? Un día los muros caerán, porque nosotras los vamos rompiendo. Unas con martillos, otras con poesía, otras con arte, otras con manifestaciones, otras con reformas, otras con teoría, otras con fuego. Todo desde la digna rabia”.

Tener conciencia es castigar a los agresores, no responsabilizar a las mujeres por el tamaño de sus faldas. Es no normalizar “usos y costumbres” permitiendo la violación de derechos humanos de las niñas indígenas, con matrimonios forzados, venta de niñas como si fueran mercancías.

En la dimensión que ha escalado esta violencia, Olimpia señaló la corresponsabilidad de los hombres. Por ejemplo, “sin clientes no habría trata de mujeres y niñas, pornografía infantil; los hombres consumen mujeres (pagan para que se les llame “clientes” en vez de “violadores”).

Olimpia también criticó la militarización, la violencia militarizada. Donde quiera que haya militarización, hay violación de mujeres.

Así, llevó la bandera de su compromiso social a la de la Cámara de Diputados. La transformó en altavoz de todas aquellas que no pueden dar su testimonio, porque ya les arrebataron la vida. También de las mujeres anónimas que están luchando.

El derecho humano a una vida libre de violencia

La épica de Olimpia Coral Melo Cruz. Desde los 18 años inició, por todo el país, una batalla: por el derecho humano a una vida libre de violencia. Esta gesta culminó el 29 de abril de 2021, cuando la Cámara de Diputados aprobó la reforma a la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia y al Código Penal Federal, para incluir las modalidades de violencia digital y mediática, así como tipificar como delito la violación a la intimidad sexual. Se sanciona de 3 a 6 años de prisión y multa de 500 a mil Unidades de Medida y Actualización.

Todo comenzó en 2013, cuando la idílica vida de Olimpia se hizo añicos, porque, sin su consentimiento, se difundió en las redes sociales un video íntimo, grabado con su entonces novio. En un pestañeo se hizo viral. Ella, entonces, vivía en Huachinango (Puebla). Su vida se convirtió en un infierno, todos la señalaban y se burlaban de ella. Tanto, que se hundió en la depresión y hasta intentó suicidarse.

¿Por quién repican las campanas? Por Olimpia y todas las mujeres que finalmente decidieron, por encima del dolor, levantarse y luchar por su dignidad y justicia.

“La batalla no fue fácil. Me decían: tú te dejaste grabar, tú tienes la culpa. A las mujeres nos señalan, nos culpan. La culpa no es nuestra sino de quien utiliza nuestros cuerpos como objetos sexuales. Haber vivido este tipo de violencia en carne propia me dio valor para luchar, para sentir empatía y sororidad hacia otras mujeres”.

Hoy, con la Ley Olimpia está penalizado compartir o publicar imágenes, videos o audios de contenido íntimo sexual sin el consentimiento de la víctima.

“Legalmente ya está reconocida la violencia digital. Antes decían: lo virtual no es real. Fue una larga batalla de las mujeres que ha logrado merecido éxito. La violencia digital daña al menos tres cosas: la intimidad, la privacidad y la vida digna de las personas a través del espacio digital. Debe erradicarse, porque muchas veces termina con la pérdida de vidas”.

La Ley Olimpia apenas es la punta del iceberg en la magnitud de la violencia digital. Se necesita trabajar en materia de la prevención. Las empresas del mundo digital no pueden seguir lucrando con los cuerpos de las mujeres, concluyó.


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