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¿Es viable para México implementar un modelo organizativo en sus empresas similar al chino?


Dulce Gabriela Paz Juárez1

Ada Celsa Cabrera García2


Antes de intentar dar respuesta a la pregunta ¿Es viable para México implementar un modelo organizativo en sus empresas similar al chino? es necesario mencionar que nuestra opinión se basa en el breve análisis que hemos realizado sobre la participación que el Estado chino ha tenido en la gestión de las empresas en las que posee capital mayoritario. De ese estudio preliminar, observamos un conjunto de rasgos compartidos por este grupo de empresas que nos permite acudir a la idea de que poseen un modelo organizativo de funcionamiento con características innovadoras desde el que han logrado posicionarse no solo como “campeonas nacionales”, sino como empresas con una importante presencia alrededor del mundo.

La historia de esas empresas se remonta a la década de los setenta, cuando China lleva a cabo un conjunto de reformas de apertura económica que, entre otras cosas, significó una política de puertas abiertas a las inversiones con el objetivo de transformar su estructura productiva y de atender el importante rezago en tecnología e innovación en el que se encontraba.

China condicionó la llegada de capitales sin ceder la totalidad de la propiedad pública

La recepción de inversión extranjera se concretó de manera distinta a la que se desplegó en la mayoría de los países que llevaron a cabo procesos de apertura económica a través de los mecanismos de liberalización económica que dictó el Consenso de Washington. A diferencia de aquellos países en los que se instauró la vía neoliberal, China condicionó la llegada de capitales sin ceder la totalidad de la propiedad pública de una buena parte de la infraestructura productiva.

Por ejemplo, en el caso de la industria automotriz, se promovieron las Joint-ventures (JV), una fusión entre empresas extranjeras privadas con empresas de propiedad estatal o con capital mayoritariamente público de China, esto sirvió para desarrollar proyectos tecnológicos en conjunto, capacitar a los trabajadores, colocar parte de las ganancias en el Estado y generar un ambiente de confianza hacia los nuevos inversionistas.

Lo novedoso fue que el Estado contó con la capacidad de controlar activos e ingresos, por medio de impuestos y de la regulación de un macro sector productivo cuyo corazón se encuentra en un vasto número de empresas industriales "no-capitalistas orientadas al mercado", cuyas metas son complementarias o totalmente distintas a las de la maximización de beneficios, apoyadas por el sistema bancario público del cual se ven favorecidas las propias empresas privadas (Gabriele y Jabbour, 2022).

Un momento clave para ello fue la institucionalización de distintos procesos vinculados a la gestión de las actividades productivas de propiedad estatal con la creación de la State-owned Assets Supervision and Administration Commission of the State Council (SASAC) en 2003. Esta institución se encarga de administrar y gestionar a más de 100 empresas con capital mayoritariamente público que destacan en sectores como el energético, el automotriz, el de telecomunicaciones, el de infraestructura y el de transporte (SASAC, 2024).

Entre estas empresas se identifica que, independientemente del sector al que pertenecen, cuentan con elementos en común en su modelo organizativo que han sido claves para posicionarlas en los mercados internacionales y en proyectos de inversión en distintos países del mundo. A continuación, se detallan los puntos que se consideran más importantes:

  • Las empresas cuentan con un gobierno corporativo que incorpora una alta dirección, un consejo de administración y accionistas que permite una mejor toma de decisiones y promueve la confianza entre los inversionistas.
  • La SASAC cuenta con la facultad para nombrar a los altos mandos en las empresas, en caso de no cumplir con las metas o finalizar los proyectos de acuerdo con los tiempos acordados y puede asignar un remplazo, aunque perrmite que el reclutamiento y los puestos de menor rango en el organigrama sean asignados por la empresa misma (Chen, 2017).
  • Este organismo dispone de la capacidad para supervisar reuniones presenciales o virtuales, asimismo, puede auditar cualquier documento o acta que se firme o se acuerde en las sesiones.
  • La SASAC colabora en la elaboración de normas y reglamentos para realizar una producción segura y de calidad. En relación con los trabajadores, participa de manera activa en la toma de decisiones sobre las condiciones laborales, gestiona el incremento anual, los días de descanso y la seguridad social (Chen, 2017).
  • Además, busca una colaboración continua con los gobiernos locales en China para la coordinación de proyectos conjuntos.
  • La SASAC supervisa la transferencia de las ganancias que le corresponden al Estado y que generalmente se emplean para salud, educación, seguridad e infraestructura, por lo que se observan beneficios no solo al interior de las empresas sino más bien en la población en general.
  • Entre las estrategias más recientes, se observa que a través de la cooperación Sur-Sur, China coloca a sus empresas en megaproyectos alrededor del mundo, considerándolas como “actores para el desarrollo”. Esto les ha permitido llegar a nuevas ubicaciones geográficas e insertarse en nuevos mercados.

Tales elementos resumen lo que consideramos el modelo organizativo de las empresas chinas que, si bien incorpora algunas peculiaridades novedosas, también conserva características empresariales tradicionales que le han resultado favorables para su crecimiento.

Tomando en cuenta lo anterior, cabe reflexionar sobre qué pasó con las empresas del Estado en México durante el procesos de liberalización económica y ante qué panorama se encuentra hoy nuestro país.

A diferencia de las conversiones que se promovieron en China, en México, entre 1989 y 1993, se vendieron más de mil empresas del Estado al capital privado, entre ellas se ubicaron aerolíneas, bancos, hoteles, fábricas y empresas dedicadas a las telecomunicaciones (Clavijo y Valdivieso, 2000) en una clara postura de renuncia a la propiedad pública productiva. El Estado quedó únicamente con dos empresas fuertes, CFE y PEMEX, que, a pesar de su gran tamaño, la realidad es que estas dos empresas no pueden sostener ni la productividad ni la economía de un país.

La importancia de la participación del Estado

Sin embargo, hoy existe un momento en nuestro país en el que la participación del Estado vuelve a cobrar relevancia, no sólo en términos comerciales, sino también en las dinámicas productivas. Actualmente, el gobierno impulsa proyectos en sectores que se consideran estratégicos como el energético, el automotriz y el de infraestructura; algunos están en la fase de planeación y otros más ya en desarrollo. Este nuevo papel del Estado trae consigo una reflexión final, es posible o no promover un modelo organizativo similar en las empresas públicas o con capital mayoritariamente público en México, al que gestiona la SASAC en sus empresas estratégicas.

Esto se sugiere como una posibilidad porque las empresas chinas lograron crecer y posicionarse en los mercados internacionales, en un principio con un rezago significativo en tecnología e innovación pero con el apoyo del Estado, que cuidó la parte interna de la empresa y, a la par, trabajó en generar el entorno propicio para su crecimiento, al grado en que hoy se conocen como campeonas nacionales en el mundo.

Fomentar la inversión condicionada

Hoy a través del Plan México se busca impulsar el desarrollo económico y social por medio de la apertura de 100 parques industriales, en donde los sectores estratégicos como el agroindustrial, el de semiconductores, el energético, el automotriz y electromovilidad son prioritarios en México. Por lo que es esencial tener estrategias para acelerar la culminación de los parques industriales, desarrollar tecnología e innovación de primer nivel, mantener una adecuada administración en cada una de las iniciativas y fomentar una inversión condicionada.

Por consiguiente, respondiendo a la pregunta inicial, se considera que sí se podrían implementar algunos rasgos del modelo organizativo chino, sin que ello implique buscar que sea idéntico, sino más bien pensado para las condiciones en las que hoy se encuentra México y sus proyectos. Es decir, sin caer en la tentación de seguir una “receta” como la que en su momento se implementó con el modelo neoliberal.

Un elemento que parece ser fundamental para el gigante asiático es la existencia de un organismo específico que, tomando en cuenta el rol que juega con respecto a las empresas con capital mayoritariamente público en China, puede ser entendido como el manager central (Jabbour y Gabriele, 2022).

Una institución que gestione y supervise las iniciativas estratégicas más importantes, con la facultad de evaluar su manejo y realizar mejoras; que impulse una coparticipación entre empresas público-privadas, nacionales-extranjeras para fortalecer los procesos tecnológicos y de inversión; que posea una coordinación directa con los gobiernos estatales y municipales, que apunten a un desarrollo sostenible y al cuidado de los recursos naturales de cada región.

El Estado deberá ser fundamental para acompañar la generación de condiciones necesarias no solo para recibir a inversionistas, sino para que sus empresas crezcan en condiciones competitivas con infraestructura y seguridad, estimulando también la demanda interna. Por último, insertar a México en dinámicas integradoras internacionales con países del Sur global es fundamental, no solo para mejorar sus relaciones comerciales, sino también le da la oportunidad de colocar a sus empresas en proyectos de amplio alcance.

Referencias

—Chen, Z. (2017). Governing Through the Market: SASAC and the Resurgence of Central State-owned Enterprises in china (Degree of Doctor). University of Birmingham.
State-Owned Assets Supervision and Administration Commission of the State Council [SASAC] (2024). Sitio oficial: http://en.sasac.gov.cn
—Clavijo, F.; Valdivieso, S. (2000). Reformas estructurales y política macroeconómica. Reformas económicas en México 1982-1999. CEPAL-Fondo de Cultura Económica, 13-155.
—Gabriele, A,; Jabbour, E. (2022). Socialist Economic Development in the 21st Century: A Century after the Bolshevik Revolution. Routledge.


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