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Así como ardió la Cámara de Diputados, México estuvo a punto de incendiarse: Augusto Gómez Villanueva


Luz María Mondragón

El 5 de mayo de 1989 ardió el Salón de Sesiones. Una metáfora simbólica de aquel México, reflexionó Augusto Gómez Villanueva. Era legislador de la LIV Legislatura de la Cámara de Diputados, y fue testigo de los acontecimientos de esos días del ayer, cuando tras la polémica elección presidencial de 1988 que ganó Carlos Salinas de Gortari, los meses siguientes tenían al país con el alma en vilo. 

Hoy Augusto Gómez Villanueva tiene 95 años y una dilatada trayectoria política: seis veces diputado federal, senador de la República, embajador en Italia y Nicaragua, primer titular de lo que fue Secretaría de la Reforma Agraria, actualmente legislador suplente en el Senado. Aquí, en el mítico Salón de Sesiones, acompañado de tantos símbolos y de su experiencia, realiza la lectura de aquellos acontecimientos históricos, tanto del incendio como de la inflamable situación política que vivía México y la democracia, a punto de arder en llamas.

¿Hubo riesgo de una gran crisis política, de que el país se incendiara?

“Sí”. Lacónico, aceptó,

De la mano del legislador Augusto Gómez Villanueva (PRI), buceamos en el pasado. Regresamos a un episodio clave: la elección federal de 1988. Y nos encontramos a un fantasma que recorría México, el fantasma del descontento por los resultados oficiales. Muchos creían que el ganador era Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano.

En ese contexto, evocó la complicada instalación de la LIV Legislatura de la Cámara de Diputados. Integrada por 500 legisladores: 262, PRI; 101, PAN; y 137 del Frente Democrático Nacional (PPS, 49; FCRN, 36; 30, PARM; 22, PMS). Elogió la presencia y fuerza moral de la corriente cardenista. 

Nació la LIV Legislatura. Y ese día 1º de septiembre de 1988 también fue inflamable. Después de la turbulenta elección de ese año, la primera realmente competida, sí se esperaba que fuera ríspido el último informe presidencial de Miguel de la Madrid Hurtado ante el Congreso de la Unión. Hasta entonces, estaba prohibido interpelar al mandatario, sólo lo interrumpían los estruendosos aplausos y ovaciones. 

Pero el senador Porfirio Muñoz Ledo (FDN, que venció al PRI en la Ciudad de México) se atrevió a interpelar a Miguel de la Madrid. Entre gritos y golpes Muñoz Ledo abandonó la Cámara de Diputados.

La Cámara, Colegio Electoral

El artículo 74 Fracción I de la Constitución confería a la Cámara de Diputados la facultad de erigirse en Colegio Electoral para ejercer las atribuciones que la ley le confiere respecto de la elección de Presidente de la República: calificar y hacer el cómputo total de los votos emitidos en las elecciones de 1988. 

¡Ábranse los paquetes!

En septiembre de ese año se debatía en la Cámara de Diputados la calificación de la elección presidencial. El candidato del PAN, Manuel J. Clouthier del Rincón, el famoso “Maquío”, demandó a los legisladores anular los comicios, no sólo por las irregularidades cometidas, sino por la manipulación de los resultados en favor de Carlos Salinas de Gortari.

“Maquío” y la oposición exigieron la apertura de los paquetes. “Fue muy famoso el tema de ¡ábranse los paquetes electorales! -recordó Gómez Villanueva-. El Colegio Electoral se negó rotundamente. Además, estaban bajo resguardo del Ejército, en la Cámara de Diputados”.

Hubo debates incendiarios. Sesiones maratónicas que terminaban al día siguiente. El dictamen fue: Es Presidente Constitucional de los Estados Unidos Mexicanos para el periodo que comprende del 1° de diciembre de 1988 al 30 de noviembre de 1994, el ciudadano Carlos Salinas de Gortari.

Salinas tomó posesión de su cargo ante el Congreso de la Unión. La protesta de ley fue el 1º de diciembre de 1988. La Cámara, dirigida por Guillermo Jiménez Morales, era centro de atención, de ebullición. “Prevalecía un ambiente de intensa efervescencia política, un estado de ánimo exacerbado por los discutibles resultados del triunfo de Salinas de Gortari. San Lázaro arde, acuñó un diputado nuestro, mucho antes del incendio del 5 de mayo”, confió Gómez Villanueva.

El incendio desató demonios

Reconoce que la tragedia de la madrugada del 5 de mayo, fue “un controvertido incendio” que desató demonios: dudas, suspicacias, rumores, conjeturas…porque en el Palacio Legislativo de San Lázaro se encontraban los paquetes electorales de la elección presidencial de 1988. Tras el fuego, la polémica se agigantó. 

Suspicacias infundadas, consideró Gómez Villanueva, porque –precisó- el líder de la Cámara de Diputados, Guillermo Jiménez Morales, declaró que los paquetes electorales sobrevivieron, que se salvaron de las llamas de aquel incendio.  

“Incluso se integró una comisión plural que contribuyó a la investigación del incendio y a la reconstrucción del Palacio de San Lázaro, en la que participé, junto a Pablo Gómez, Miguel Montes, Gonzalo Martínez Corbalá y otros”.

Por el colosal incendio, la Cámara de Diputados tuvo que sesionar en un Recinto Alterno, el Centro Médico del IMSS. Allí seguían los ánimos exaltados. Desde esta Tribuna, en diciembre de 1989, el diputado Óscar Mauro Ramírez Ayala (PARM) se atrevió a deslizar que la explosión simultánea de tres bombas (en el baño de la Oficialía Mayor, en el Salón de Protocolos y en el Recinto, tras Banderas) fue la causa del incendio, contradiciendo el peritaje oficial: un corto circuito fue el origen.

Gómez Villanueva reconoció esa “desconfianza porque, obviamente, se podía suponer que la intención era que se quemaran los paquetes, pero la verdad es que los paquetes se conservaron íntegros; no se quemaron”.

Disensos y consensos 

Resaltó: ese tiempo fue un “parteaguas”, un punto de inflexión. Y finalmente todos los Grupos Parlamentarios dieron lecciones de lo imposible: mantuvieron el diálogo, la unidad y aprobaron una reforma electoral trascendental para la democracia. Más adelante nuevos cambios impulsarián el nacimiento del IFE (INE) que acabó con la facultad de la Secretaría de Gobernación en los comicios. 

Tiempo en el que Augusto Gómez tuvo largas pláticas con líderes parlamentarios de la oposición, como Abel Vicencio Tovar (líder del PAN). Con la fuerza de la política (no la política de la fuerza) se apuntaló la serenidad y prudencia que requería México, a fin de evitar un conflicto mayor. 

¿Hacia dónde va México hoy?

Toda la vida en la política. Augusto Gómez Villanueva ha visto y ha vivido las grandes transformaciones de México. Hoy observa la relación con Estados Unidos, la globalización, las guerras comerciales, la Inteligencia Artificial, el T-MEC… “El mundo arde”, sintetizó.

“Yo creo que la LIV Legislatura es un ejemplo para el México de 2025. Porque se han intensificado y profundizado nuestras diferencias, creando un estado de anarquía, odios, rencores y confrontaciones. 

“Así, es una irresponsabilidad de los dirigentes políticos que no pueden encontrar puntos de comunicación y contacto, como sí los encontramos las y los legisladores de la LIV Legislatura. Hubo talento y serenidad en la LIV, para conciliar entre todas las fracciones parlamentarias. Y eso hizo la diferencia.

“Contribuimos a la vida parlamentaria, con talento, imaginación y pasión. Mantuvimos la paz de México. Hoy estamos a punto de perder la paz. Cada día está la guerra de los grupos criminales contra el Estado, llevándonos a una etapa de inestabilidad e inseguridad. Nos sentimos aterrados”, destacó.

Por eso, aquí, en el mítico Salón de Sesiones que tras el incendio renació como Ave Fénix, Gómez Villanueva expresó su felicidad porque la Cámara de Diputados todavía existe, porque el Poder Legislativo todavía existe. Aconsejó: Lo más importante es que el Poder Legislativo cumpla con su función.

Reflexionó: el presente nos plantea una gran interrogante: ¿México debe seguir en este camino de un presidencialismo a ultranza? ¿O bien, optamos por un presidencialismo parlamentario?

“Yo creo que el parlamentarismo es el camino que nos puede abrir las opciones para desarrollar la democracia y dar mayor participación a las nuevas generaciones. 

“Hemos llegado a la alternancia. Y ésta tiene que encontrar opciones para los acuerdos. Hay temas fundamentales: los recursos naturales, el agua, la inseguridad pública, la falta de inversiones…Habrá que plantearlos en una agenda nacional. Habrá que enfrentarlos juntos, ¿no? Es decir, yo creo que hay que salvar la democracia. Y salvar la democracia es tener la imaginación y el talento para mantener la paz y construir las bases para que las nuevas generaciones tengan educación, salud, instituciones de protección social, vivienda, movilidad y ascenso social y la incorporación del país al desarrollo internacional”.

¿No a un presidencialismo a ultranza, sino un presidencialismo parlamentario?

“Ha llegado el momento: examinar la reforma del Estado. Es fundamental.  Evoco la figura titánica de mi compañero Porfirio Muñoz Ledo. Fuimos compañeros en la sociedad de alumnos de las facultades de Derecho y Ciencias Políticas, de la UNAM. Tiempo en que también convivimos con Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano y Guillermo Jiménez Morales”.

Punzó la memoria. Emotivo, recordó aquellas horas del 5 de mayo de 1989, pues por la tarde hizo un recorrido entre el caos y la destrucción. “De pronto nos encontrábamos en el suelo los bustos de Miguel Hidalgo, de Morelos, de Venustiano Carranza, de Francisco Zarco y de Madero…Yo creo que esas imágenes eran un mensaje premonitorio”.

Es decir, en esa etapa hubo un incendio colosal. Se expresó en destrucción. “Muchos símbolos caían, cayeron. Pero dejaban una Cámara viva. Nuestra Cámara de Diputados de la LIV Legislatura permitió, dio paso: de la etapa de confrontaciones a una era de mayor democracia. ¿Y ahora qué estamos enfrentando?”

Gracias a la vida 

Finalmente,  Augusto Gómez Villanueva, un legislador de toda la vida, a sus 95 años, agradeció “la oportunidad de volver a respirar el oxígeno de la Cámara de Diputados”.


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