Investigación / A Profundidad


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Cada legislatura deja su impronta para la historia


Juventina Bahena

Los cambios al régimen político mexicano, unos auspiciados por el entorno internacional y, los más, surgidos desde el poder y las demandas sociales, pasan por el tamiz de la legalización que se encuadra en los marcos normativos de la Constitución y sus leyes secundarias. El meticuloso investigador que desee hacer un análisis retrospectivo de cualquier periodo de la historia en cuanto a los cambios que dieron un nuevo rostro al Estado mexicano, puede hacerlo a partir de la legislación que da sustento y sustancia al régimen político que rige los destinos de una nación en un determinado periodo. 

Sólo hay que darse una zambullida en la Gaceta Parlamentaria, publicación oficial de la Cámara de Diputados -el Senado tiene la propia- que lo registra todo: la presentación de iniciativas, el autor, el grupo parlamentario; cuántas se han presentado, sobre qué temas, etcétera. La intervención textual de cada legislador se encuentra en la versión estenográfica en el Diario de los Debates. Ni siquiera se necesita recurrir al INAI para obtener esa información. Toda está ahí, en el portal de la Cámara; si acaso se requiere apoyo para navegar en un ambiente virtual.

También salta a la vista la información anecdótica, como la del diputado que tuvo la mayor cantidad de intervenciones en tribuna. Jaime Cárdenas Gracia, diputado por el PT en la LXI Legislatura (2009-2012), subió a tribuna unas 923 veces para hacer cuestionamientos sobre cualquier tema que se planteara en tribuna. El asunto es que mientras hacía uso del micrófono, otro legislador le podía hacer una pregunta y su respuesta contaba como una intervención más. Cuando se ajustó este sistema, al diputado Cárdenas no le agradó que se le redujera el número de participaciones y protestó por ello, sin éxito. Aun así, su récord no fue superado; hasta la fecha cuenta con 150 intervenciones más que cualquiera. Era 2012, los tiempos han cambiado y el Reglamento que norma este aspecto del desempeño de los legisladores, también.

En esa época había mucho control de los coordinadores de los grupos parlamentarios sobre sus diputados y diputadas y ellos decidían quién subía a tribuna. Y aunque ahora tienen más libertad, por Reglamento se limita la posibilidad de estar en la tribuna.

Pero hay recursos de los que se puede echar mano para sortear esas disposiciones. Vean si no: Cuando a un diputado le dan tres minutos para hacer su exposición suele suceder que algún compañero de bancada pide que le permitan hacer una pregunta, no tiene límite de tiempo para responder. Entonces, los primeros tres o cinco minutos se pueden extender más allá del tiempo permitido. A veces parecen preguntas muy artificiales a fin de que el orador extienda su disertación.

Las reservas, una oportunidad de oro para subir a tribuna

Una reserva es la impugnación del contenido de un dictamen de reforma, expedición, derogación o abrogación de una ley, previo a su aprobación o rechazo en el Pleno. Se trata de un mecanismo al que recurre uno o varios diputados para intentar cambiar el sentido de un dictamen por medio de propuestas de modificación.

Durante la presidencia de la diputada Laura Rojas, en la Legislatura LXIV, se recibieron más de 500 reservas al dictamen de la Ley de Presupuesto; después, en la presidencia de la diputada Dulce María Sauri, se recibieron unas mil. Ya en la LXV, con el diputado Sergio Gutiérrez, se registraron alrededor de mil 400 y con el diputado Santiago Creel fueron dos mil.

Para la discusión del presupuesto de 2024 se presentaron 3 mil 93 reservas de los siete grupos parlamentarios referentes a los distintos artículos del decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación del Ejercicio Fiscal 2024, hubo quien reservó incluso el título y hasta la misma fecha del documento. Se registraron 351 oradores de todos los grupos parlamentarios. Luego de 18 horas de debate se canceló la lista restante porque la sesión se hubiera extendido por varios días. Solo se aprobaron tres reservas, es decir, el 0.001 por ciento.

Si es nula o mínima la posibilidad de que las apruebe el Pleno ¿por qué se presentan? Es un tema que parece no tener lógica. Por lo que se observa, se trata de un recurso que ninguna bancada va a desperdiciar para dar un mensaje político, aun cuando el tema sea colateral a lo que se está tratando. En los hechos, la táctica resulta efectiva e impedir que la oposición se apropie de un espacio para la difusión de mensajes de disenso que se ventilan en los medios nacionales y particularmente en los medios de difusión del Congreso y con ello la posibilidad de acaparar la atención de la ciudadanía. Es probable que el formato de discusión no cambie en la próxima legislatura, a menos que el Reglamento se modifique y se disponga otra cosa.

Y a propósito de la discusión del Paquete Económico, desde el inicio de la administración de Vicente Fox la aprobación del Presupuesto fue muy tersa debido a razones distintas a las discusiones que se dieron a partir de 2018 para la aprobación de los dictámenes del presupuesto de cada año, en que la oposición, en bloque, votó en contra.

Antes de 2018, presidentes municipales, gobernadores o los mismos legisladores negociaban una tajadita del presupuesto generalmente para la gestión de obras en sus entidades, que al mismo tiempo dejaban la puerta abierta a la corrupción. Podían verse las filas de cabilderos afuera de la Comisión de Presupuesto. Desde hace seis años esa práctica se acabó y así como el dictamen se aprueba en comisiones se avala en el Pleno con modificaciones mínimas.

Las asignaciones presupuestales vienen perfectamente diseñadas y “planchadas” por Hacienda. Si se aceptara la reasignación de recursos como lo plantea generalmente la oposición, el resultado sería un presupuesto irreconocible, un mazacote informe que no cumpliría con las políticas públicas del Estado ni el Plan Nacional de Desarrollo. Más que recursos para una causa, lo que se gana es el micrófono y tiempo al aire. Los cabilderos siguen en su labor, pero para otras leyes.


Tic tac tic tac…

Era 15 de diciembre de 2001- el periodo había terminado en esa fecha- y el presupuesto no se había aprobado. Se tuvo que abrir un periodo extraordinario que empezó el 20 de diciembre 2001 y se tenía hasta el 31 de diciembre para aprobarlo y tampoco hubo el consenso. En el Senado estaban atoradas la Ley de Ingresos y la Miscelánea Fiscal, que finalmente se aprobaron entre las 4 y 5 de la tarde. De ahí pasaron a la Cámara de Diputados donde se aprobaron entre las 8 y 11 de la noche.

El presupuesto se discutió y aprobó a partir de las 11 de la noche y terminó a las 7 de la mañana del 1 de enero de 2002, es decir, fuera de la fecha fatal que la ley establecía para hacerlo, pero el reloj se detuvo el 31 de diciembre para cumplir con los tiempos estipulados, así que la sesión seguía correspondiendo a la del 31 de diciembre. De esta forma se inauguró el “reloj legislativo” para alargarla o extenderla a cualquier otro día, mientras se conseguían los consensos necesarios. Actualmente, la fecha límite para aprobar el presupuesto es el 15 de noviembre, si no, se echa a andar el “reloj legislativo”, aunque es improbable que se requiera de este recurso en la Legislatura LXVI.

Un tiro en el pie

El trabajo legislativo del Congreso siempre ha estado en la mira de la sociedad, pero particularmente bajo el escrutinio de los medios, desde donde se reportan análisis poco serios sobre la “productividad” del Congreso, pues como si se tratara de la fabricación de mesas o sillas, le dan mayor peso a la cantidad de iniciativas presentadas contra las aprobadas y la cantidad de recursos destinados a las cámaras. Con este modelo se dedican alegremente a valorar el trabajo de los legisladores, que los deja muy mal parados.

Los congresistas también se dejan llevar por la ruta que les han trazado. Por ejemplo, si en la Legislatura LIX (Sep 2003-Ago 2006) se presentaron 3 mil 236 iniciativas, en la LXV (Sep 2021-Ago 2024) se presentaron 8 mil, de las que solo se aprobaron 853, esto es, 10 por ciento. Por ejemplo, la exdiputada Verónica Juárez Piña en la legislatura LXIV presentó 189 y le aprobaron 16. Aunque esta cifra no es tan real porque presentaba las iniciativas de su partido en su calidad de coordinadora. Lo mismo sucedió con Arturo Escobar y Vega. Juan Martín Espinosa presentó, él solo, 126 y le aprobaron 16, esto es, 12 por ciento de aprobación. El caso es que presentar tal volumen de iniciativas sin una discusión previa, sin un consenso mínimo, solo impacta contra el grupo parlamentario al que pertenece el legislador y la Cámara en general por la forma en que se evalúa externamente su trabajo. Lo dicho, es como darse un balazo en el pie.

Los supuestos analistas no valoran si es una propuesta que va a afectar o beneficiar a la sociedad o un sector de ella. Y lo hacen de la peor manera: cuantitativamente.

¿Diputado por un día? ¡N’hombre!

La votación a distancia mediante dispositivos electrónicos es realmente nueva, obligada por la pandemia global del Covid, y se han implementado varias modalidades que se ajustan a las necesidades de la Cámara. En legislaturas previas, la votación era siempre presencial, y si un diputado tenía que ausentarse, podía pedir licencia por un día, una semana o más y era el suplente quien tomaba protesta para asumir funciones legislativas. 

En la sesión del 28 de diciembre de 1999, el diputado Jorge Emilio González Martínez se ausentó de la asamblea por algunos días y no estaría presente para votar el proyecto de decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación, en la lista solo aparecieron 499 diputadas y diputados registrados porque el suplente se negó a tomar protesta. Al parecer, si lo hacía, aunque fuera por un día, ya contaba como diputado en funciones y no habiendo reelección coartaba sus aspiraciones a una candidatura para la siguiente legislatura porque contaría como una reelección que la ley no permitía en aquel entonces. Así que en esa ocasión solo tuvieron derecho a voto 499 legisladores.

Incluso se toma en cuenta para integrar la Mesa de Decanos, que se conforma con los legisladores de mayor edad y los que hayan pertenecido al mayor número de legislaturas, así haya sido por un día.

Cuando había empates en la votación

En esa misma sesión del 28 de diciembre de 1999, la oposición integrada por PAN, PRD, Partido Verde y PT había ganado por primera vez en la historia un proyecto de presupuesto en la Comisión de Hacienda.

En la primera votación se rechazó el dictamen de la oposición; para la segunda votación se rechazó el voto particular del PRI, el cual surte el efecto de sustituir al dictamen en caso de que no se apruebe y como se empató con 246 votos se regresó a comisiones. Para el día 28 se aprobaron acuerdos mínimos, incluso el monto de algunas partidas se aprobó en el Pleno. El cabildeo y las negociaciones -nunca se supo qué acordaron diputados y diputadas para darle su voto al PRI- le permitieron ganar la votación debido a la ausencia de seis diputadas y diputados.

El ejército en San Lázaro

La Legislatura LIV (1988-1991) fue histórica por su pluralidad, pero también por la calidad de los debates, así la califica la diputada Amalia García Medina. Fue una legislatura lastimada por el fraude electoral que impidió a Cuauhtémoc Cárdenas llegar a la presidencia; la de la izquierda que por fin tenía una bancada en la Cámara, la que ganaba los debates, pero perdía las votaciones, la que hacía un bloque de oposición con el PAN, que también contaba con buenos parlamentarios.

La juventud congresista quizá no vivió, no recuerda o no lo sabe, que la Cámara de Diputados se instituyó como Colegio Electoral -entonces no había Instituto Electoral ni Tribunal Electoral Federal ni órganos autónomos- y se constituía con diputadas y diputados electos de distritos que no estaban impugnados. Amalia García recuerda que los paquetes electorales se concentraron en el sótano, en el estacionamiento. Llegaron de todo el país y los resguardó el Ejército.

Cuenta que en varias ocasiones intentaron ir por los paquetes electorales, pero nunca pudieron sacar uno solo, porque el Ejército inmediatamente cortaba cartucho. El ejército estuvo en el sótano resguardando los paquetes electorales día y noche y para la calificación presidencial esa madrugada estuvieron rodeados por el Ejército en San Lázaro, no por la policía…el Ejército. Nuestra democracia ha avanzado a tal grado que esos eventos son impensables en la actualidad.

¿Y la LXV…?

La LXIV y LXV pasarán a la historia como las legislaturas de la paridad porque la asamblea está constituida por 250 diputadas y 250 diputados y la LXV como la Legislatura de la paridad, la inclusión y la diversidad, a la que se integraron además 37 personas indígenas, 10 migrantes, 8 con discapacidad, 6 afromexicanas y 4 personas de la diversidad sexual, que dan un total de 65.

Una legislatura que se atrevió a poner en la mira a un Poder Judicial que no responde al equilibrio de poderes, sino que se arroga un poder metaconstitucional, por encima de los otros dos, invadiendo sus atribuciones; que ha sido señalado de corrupción, nepotismo, de aplicar la justicia de manera facciosa, con tácticas dilatorias. Pese a que ha habido una férrea defensa del Poder Judicial para que no se le toque en absoluto, por parte de la oposición: PAN, PRI, PRD, MC, al parecer los cambios en ese poder van.

Al grupo parlamentario de Morena y sus aliados se les ha acusado de falta de autonomía ante el poder Ejecutivo, pero si vienen del mismo movimiento social y el mismo proyecto de nación que por primera vez ganaron la presidencia del República, difícilmente se les puede criticar que un poder haga sinergia con el otro.

Con información de la Dirección General de Crónica y Gaceta Parlamentaria a cargo del Ing. Gilberto Becerril Olivares.

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