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El 8M; las mujeres toman las calles


Luz María Mondragon

Como en todo el mundo, este 8M las mujeres conmemoran el Día Internacional de la Mujer, tomando las calles. Marchan al Zócalo, corazón político de México, por el derecho a una vida libre de violencia y la igualdad sustantiva.

Libres y combativas aparecen en Paseo de la Reforma, Avenida Juárez y Cinco de Mayo. No solo las aguerridas jóvenes feministas que desde agosto de 2019 impulsaron la llamada revolución de la diamantina. También llegan las mujeres adultas, madres que luchan por sus hijas. No faltan cientos de adolescentes de las preparatorias, los CCHs, las vocacionales, los colegios de bachilleres; por supuesto las universitarias de la UNAM, el Instituto Politécnico Nacional y las escuelas privadas. ¡Oh sorpresa, conmovió la presencia de niñas de secundaria y hasta de las primarias, para quienes este 8M de 2025 fue su primera marcha! 

Junto a las estudiantes y amas de casa también hay actrices, legisladoras de la Cámara de Diputados, escritoras, cineastas, trabajadoras, maestras, bailarinas. Sin faltar las madres y familiares de víctimas, quienes han dado una lucha heroica por la justicia para sus hijas.

En esta movilización del 8M 2025 marchan decenas de colectivas: Dignas Hijas, Flores del Desierto, Terremoto Feminista, Madres en Resistencia. Este sábado las mujeres marchan juntas: amigas, primas, sobrinas, madres, abuelas, condiscípulas, feministas. Todas se cuidan unas a otras, desde el cariño, desde la empatía, la solidaridad, la sororidad, el respeto, la hermandad.

La poderosa manifestación feminista es la primavera de las mujeres. La eclosión de la primavera morada. Es una marcha gigantesca, una movilización multitudinaria. La realidad es que ellas, esos ríos color violeta inundaron las vialidades hacia al Zócalo.

El exitoso 8M atrajo a decenas de medios de comunicación. Los fotógrafos no perdieron detalles de la marcha. Retrataron, atraparon un movimiento social que cobra fuerza. Trazaron un agudo retrato de la marcha.

Con sus lentes –su tercer ojo- capturaron imágenes poderosas de las guerreras que salieron al campo de batalla. Sus sueños levantaron el vuelo. Los sueños feministas sobrevolaron las avenidas del Centro Histórico.

¿Qué sueños?: el derecho a la vida, el derecho a una vida libre de violencia, a la igualdad, el anhelo de derrumbar una cultura machista, misógina, el derecho a decidir sobre su propio cuerpo…

Protesta social ruidosa. Todas gritaban su hartazgo ante la violencia de género.  Porque todas saben que no están seguras ni en la escuela, ni en la oficina, ni en el hogar, ni en las calles, ni en los parques.   

Son apabullantes las consignas que corean las mujeres. Al ritmo de los ruidosos tambores. Acompañadas de ruidosas cacerolas y sartenes. Entonan canciones con vehemencia, con ira, con fuerza, con sensibilidad, con dolor. Letras que destilan rabia, indignación:

“¡Hermanaaaa, si te pega no te amaaaa!  
 ¡Ni una más, ni una asesinada más!
¡Vivas se las llevaron, vivas las queremos!
¡Señor, señora, no sea indiferente, se mata a las mujeres enfrente de la gente!
¡Mi cuerpo es mío, yo decido, yo soy míaaa, tengo autonomíaaa!
¡Ni del patrón, ni del Estado, ni de la Iglesia, ni del marido…mi cuerpo es mío!
¡Noooo, no fue suicidio, fue feminicidio!”

El ánimo nunca decayó. Horas de lenta marcha al Zócalo. En el cielo, el sol, inmensa llama. Pero ni el despiadado calor marchitó la osadía.

Un grupo de mujeres con el rostro cubierto rompen vidrios y pintan paredes. Las jóvenes que realizan acción directa argumentan:  la vida e integridad de las mujeres valen más que las piedras o los vidrios.

“Se escandalizan porque rayamos paredes y rompemos vidrios. Pero no se escandalizan por los cuerpos de mujeres y niñas, cuerpos violentados. Cuerpos reducidos a la condición de basura, porque son tirados en terrenos baldíos como si fueran basura”.  

Con el atardecer, las guerreras comienzan a abandonar el campo de batalla para regresar a casa.  Las combatientes -de todas las edades y condiciones sociales- regresan a sus hogares. Al anochecer, el campo de batalla (el Zócalo) se vuelve un desierto. 

Todavía retumban los ecos de las consignas feministas.

Por otra parte, hay que destacar que la movilización feminista del 8M no solamente ocurre en la Ciudad de México. Florece por todo el país. También en las capitales de la República. Y en municipios de la zona metropolitana de la capital, como Nezahualcóyotl, Ecatepec, Naucalpan….

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