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El nueve, nadie se mueve


Luz María Mondragón

Por tercera vez en la historia de México, este nueve de marzo se espera el paro de mujeres. Nuevamente se entona el lema: #UnDíaSinNosotras, motivando a que las niñas no asistan a las escuelas, ni las jóvenes a las universidades, ni las trabajadoras a las oficinas y centros laborales.

Inolvidable, histórico fue el 9 de marzo de 2020. Por primera vez en México se realizó un paro nacional de mujeres. Su objetivo fue visibilizar el impacto de la presencia de las mujeres en distintos sectores sociales, así como las desigualdades y violencias de género. En esa ocasión la inédita convocatoria tuvo un éxito sin precedentes.  

El laboratorio, la fábrica de ideas donde nació aquella exitosa arenga: “¡El nueve, ninguna se mueve!” fue las colectivas feministas. Desde el inicio el llamado al paro se volvió como la chispa que incendió la pradera. Un fenómeno en las redes sociales que se contagió y expandió por todos los ámbitos de México.

En ese memorable 9 de marzo de 2020 solamente en contados espacios públicos y privados no fue posible secundar la convocatoria al paro. Pero se debió a causas de fuerza mayor. Por ejemplo, no se paralizó el trabajo y las actividades en las instituciones de salud. El personal femenino –médicas, enfermeras, trabajadoras administrativas, de limpieza, de todas las áreas- responsablemente acudieron a sus centros laborales, con toda normalidad, a fin de proteger la salud de los pacientes.

La realidad del México contemporáneo demuestra la importancia de las mujeres. Ya el Censo 2020 reveló que de la población total (126 millones de habitantes) el 51.2 por ciento son mujeres (64 millones). Asimismo, en los procesos electorales es rotunda la participación ciudadana femenina. Por eso es necesario combatir la discriminación estructural que históricamente padecen.
Mientras tanto, en marzo de 2021 se repitió el llamado al paro de labores de las mujeres. Sin embargo, México, como el resto del mundo, estaba en emergencia sanitaria debido al Covid 19, situación que afectó el llamado “¡El nueve, ninguna se mueve!”.

Para este nueve de marzo de 2022 volverá la convocatoria a un paro nacional de mujeres.

Alegato a favor de las mujeres

Ellas anhelan un futuro igualitario, sin violencia y discriminación, con derechos y oportunidades semejantes a todas las personas. A fin de lograr este objetivo, es preciso que haya mujeres en todas las mesas donde se tomen decisiones.

En México sí hay avances en favor de las mujeres. Por ejemplo, es histórica la LXV Legislatura de la Cámara de Diputados. Triunfó la paridad total: 250 legisladoras y 250 legisladores. Es una configuración acorde con la realidad actual.

Este precedente histórico en la Cámara de Diputados también representa un hito internacional. Al menos en paridad legislativa, México supera a Dinamarca, en realidad a toda Europa y a naciones avanzadas como Estados Unidos, Canadá y Japón.

Las estadísticas de la Inter-Parlamentary Union precisan que nuestro país está entre los líderes, junto a Ruanda, Cuba y Emiratos Árabes Unidos. 

Sin embargo, sigue la batalla por la igualdad sustantiva. Históricamente se intentó borrar la contribución de las mujeres al desarrollo, invisibilizar su participación. Sobre todo, en materia de trabajo no remunerado, en 2020 representó casi 28 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB), un avance de 4.7 puntos respecto del 2019.

Las labores domésticas y de cuidados cayeron desproporcionadamente sobre las espaldas femeninas, que contribuyeron tres veces más que los hombres.

Cada mujer realizó trabajo no remunerado en labores domésticas y de cuidados equivalentes a 69 mil 128 pesos anuales. Cada hombre hizo actividades similares por 27 mil 175 pesos. Las mujeres dedican 40 horas a la semana a trabajos domésticos y de cuidados. Los hombres, 14 horas.

En labores domésticas y de cuidados no remunerados realizados por la niñez de entre 5 y 11 años, el monto equivale a 0.5 por ciento del PIB.

51.4 por ciento fue aportado por niñas y 48.6 por ciento, niños. Cada niña destinó, en promedio, 5.5 horas a la semana; los niños, 5.1 horas.

La pobreza tiene rostro de mujer

La pobreza no únicamente depende de los ingresos económicos, sino que se manifiesta en múltiples dimensiones. El Coneval precisa: una persona en pobreza no tiene garantizado el acceso a servicios de salud, seguridad social, educación, calidad y servicios básicos de vivienda, así como al alimento. Además, sus ingresos le son insuficientes para satisfacer necesidades básicas.

La discriminación hacia ellas hace que tengan menos herramientas para salir de esta situación. 29.1 millones de mujeres viven en situación de pobreza (44.4 por ciento de todas las mujeres en el país).


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