Iván Castro Rodríguez
Cada 10 de octubre se conmemora el Día Mundial de la Salud Mental, una jornada impulsada desde 1992 por la Federación Mundial de la Salud Mental (WFMH) a fin de sensibilizar sobre la importancia de este tipo de cuidados y combatir el estigma que afecta a millones de personas en todo el mundo. Busca apoyar a quienes enfrentan dificultades psicológicas y emocionales, así como promover entornos saludables.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), aproximadamente una de cada cuatro personas en el mundo se verá afectada por algún trastorno mental a lo largo de su vida. Actualmente, 450 millones de personas padecen alguna forma de trastorno mental. En ese contexto, la depresión es la principal causa de discapacidad a nivel global.
La OMS estima que unas 700 mil personas mueren anualmente por suicidio, situación que podría prevenirse con intervenciones adecuadas y acceso a servicios de salud mental. En México, la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (ENSANUT) reporta que cerca del 14% de la población ha experimentado síntomas de depresión o ansiedad en algún momento del último año, lo que refleja la magnitud del reto.
El ritmo acelerado de la vida actual, junto con factores como el estrés laboral, la inseguridad económica y la exposición constante a las redes sociales, ha incrementado la prevalencia de trastornos mentales. La pandemia de COVID-19 impactó fuertemente la salud emocional, con aumentos documentados en ansiedad, depresión y problemas relacionados al aislamiento, el duelo y la incertidumbre.
La OMS reporta que en los países de ingresos bajos y medianos más del 75% de las personas con trastornos mentales no reciben tratamiento adecuado, una brecha que perpetúa el sufrimiento y la exclusión social.
Dada la magnitud y urgencia de la problemática, varios países han impulsado reformas legales para fortalecer la atención en salud mental. Estas leyes no solo pretenden mejorar el acceso a servicios, sino proteger los derechos humanos de las personas con trastornos mentales y promover su integración social.
En México, la Ley General de Salud reconoce el tema mental como un derecho y define la necesidad de garantizar servicios accesibles y sin discriminación. La reforma de 2022 fue un avance significativo al fomentar la atención comunitaria y reducir la dependencia de internaciones prolongadas en hospitales psiquiátricos, que muchas veces implican exclusión social.
La creación del Consejo Nacional de Salud Mental y Adicciones (Conasama) permitió la coordinación interinstitucional para diseñar políticas integrales. Paralelamente, la Ley Federal para Prevenir y Eliminar la Discriminación amplió sus ámbitos a fin de incluir la salud mental, buscando erradicar barreras sociales y económicas para quienes enfrentan trastornos mentales.
Argentina promulgó en 2010 la Ley Nacional de Salud Mental (Ley 26.657), pionera en la región, que prioriza la atención en hospitales generales y la desinstitucionalización. Esta ley propicia internaciones breves, supervisadas por el sistema judicial, y pone énfasis en la rehabilitación psicosocial y la inclusión comunitaria.
La más reciente Ley de Salud Mental de España (2023) incorpora la atención integral; abarca prevención, tratamiento, rehabilitación y reinserción social. Impulsa la desinstitucionalización y refuerza los servicios comunitarios, lo que garantiza protección de derechos y accesibilidad universal.
El nuevo marco legal incluye también programas de sensibilización para reducir el estigma y la promoción de la salud mental en escuelas, empresas y entornos comunitarios.
La Mental Health Parity and Addiction Equity Act (MHPAEA) es una legislación clave en Estados Unidos que exige a los planes de salud privados igualar la cobertura de servicios de salud mental y adicciones con la que ofrecen para servicios médicos generales.
Esta ley tiene el objetivo de eliminar las barreras financieras y de acceso que históricamente han afectado a millones de estadounidenses; promueve una atención más equitativa y efectiva.
Es crucial incrementar la inversión en salud mental, capacitar a profesionales, fortalecer la infraestructura comunitaria y fomentar la participación activa de las personas afectadas y sus familias en el diseño y evaluación de políticas.
Además, derribar el estigma a través de la educación y la sensibilización pública es indispensable para que más personas se sientan seguras y apoyadas al buscar ayuda.
El Día Mundial de la Salud Mental no solo es un llamado a la reflexión y solidaridad, sino un recordatorio urgente para que gobiernos, instituciones y sociedad civil trabajen unidos en la construcción de sistemas de salud mental accesibles, inclusivos y basados en derechos humanos.
La salud mental es un componente esencial del bienestar general y debe ser abordada con la misma prioridad que la salud física para garantizar una mejor calidad de vida.