Juventina Bahena
Este líquido no tiene fronteras y tenemos que colaborar para gestionar mejor los recursos hídricos del planeta
Solo el 2.5 por ciento del agua en la Tierra es dulce; el resto se encuentra en los océanos y no es apta para consumo humano, la agricultura, ni en ninguna actividad productiva. El agua de lagos, ríos, glaciares y la que se esparce por el flujo subterráneo es la que escasea. A un país como Israel, rodeado de mares, lo que le sobra es agua salada y en un acto casi de prestidigitación desaliniza la del mar, la potabiliza, la recicla sin desperdicio y hasta la exporta a países vecinos.
De la escasez a la abundancia, una hazaña que únicamente le llevó dos décadas. ¿Cómo lo logró? El mundo conoce la proeza y para quienes no, la revista Cámara, periodismo legislativo, les trae la versión de esta historia en la que hicieron sinergia el Estado, su gente y el desarrollo tecnológico. De ello nos habla la Embajadora de Israel en México, Einat Kranz Neiger.
El éxito de este proyecto, explica, se sustenta en tres ejes, uno político centralizado en el manejo del agua como recurso público administrado por el Estado a través de la Autoridad Nacional del Agua, integrada por científicos, profesionales, personal que es experto en regulación y manejo del agua y es completamente separada de la política y los cambios de gobierno, de tal manera que no afecten la regulación y el manejo de los recursos hídricos del Estado, que tienen un carácter estratégico.
“Por otro lado, está el uso de tecnologías para tratamiento y reutilización de aguas residuales para riego, lo que nos permite aumentar el suministro de agua y reducir la dependencia de fuentes de agua dulce. Además, se han desarrollado instalaciones de desalinización que utilizan tecnología avanzada de ósmosis inversa para aportar una parte significativa de agua potable.
“Lo anterior se complementa con la promoción de una cultura de conservación del agua y la concientización de que cada gota cuenta, de que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad de cuidar el agua, de reducir el consumo per cápita, de no desperdiciarla; todo ello se ha ido desarrollando como un sistema integral. De esta forma, Israel pudo resolver la escasez que padeció en los años 90; en la actualidad no solo tiene garantizados los recursos hídricos para su población, sino que también puede exportar agua a sus vecinos”.
Hay una frase muy recurrida que se escucha con frecuencia: “si la vida te da limones, has limonada”, y a este país hebrero lo rodea el Mar Mediterráneo y el Mar Rojo, el Mar Muerto y el Mar de Galilea, que en realidad son lagos. El Mar Muerto tiene la peculiaridad de que es 10 veces más salado que el océano, condición de alto riesgo para las personas a las que se les prohíbe meterse a nadar porque un sorbo de esa agua puede causarles descompensación de sales y minerales, presión alta y fallas cardiacas. Ahí es fácil flotar aun sin saber nadar. La vida no florece en ese lugar.
Para Israel el agua marina es un recurso abundante, así que las autoridades pusieron manos a la obra. Así lo explica la Embajadora Einat Kranz, licenciada en Psicología y Filosofía, y maestra en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Hebrea de Jerusalén, quien antes de ser la representante diplomática de Israel en México, fue portavoz del Estado judío en la década de los noventa.
“Las plantas desalinizadoras se pueden desarrollar y ubicar en lugares cercanos al mar. El agua desalinizada se distribuye a través de la infraestructura de las cañerías de agua para que llegue a los hogares y utilizarla como agua potable”.
—En efecto, gran parte del costo de la desalinización es la energía eléctrica, pero con el tiempo Israel fue utilizando una energía más económica con fuentes sostenibles y recursos naturales que producen energía. Últimamente, se inauguró una planta desalinizadora que opera con gas y más energías renovables, más tecnologías de administración inteligente del recurso energético para ayudar a reducir de manera importante los costos de operación de esas plantas.
—No. Hay diferentes tarifas para la agricultura, la industria; para la población, las tarifas son iguales porque se paga por persona, pues cada casa, cada hogar, paga de acuerdo con el número de personas que habitan el lugar. Las tarifas son las mismas en todo el país. El costo del agua no es el más bajo que existe, pero es de los más bajos en los países de la OCDE.
“Es importante saber que en Israel todos pagan el agua. Una persona no puede tener agua en su llave si no la paga; sin embargo, la ciudadanía sabe que a cambio de ese pago tiene agua de muy alta calidad y no es necesario tener en casa garrafones comprados en la tienda, ya que la puede consumir agua potable directamente de la llave”.
—El agua que se suministra a los hogares israelíes es de muy alta calidad y eso se puede mejorar a través de tecnología, del manejo inteligente del control de calidad, para asegurar que no haya contaminantes, ni microplásticos o residuos farmacéuticos. Podemos afirmar que el agua es muy segura y saludable para consumir directamente de la llave.
—La fórmula es un manejo integral de las soluciones que combinan una Ley del Agua, el desarrollo e innovación tecnológica con mucha creatividad, con mucha cooperación entre el sector gubernamental, el sector privado y también promoviendo la ciencia y la investigación para encontrar mejores soluciones, más eficaces, con menos uso de energía. La tercera parte es la cultural, la responsabilidad colectiva de que toda la población entienda que el agua es un recurso finito, que se puede terminar y si no lo cuidamos nos vamos a quedar sin ese líquido vital. Es parte de la educación.
“Cuando era niña, nos enseñaban en la escuela a cuidar el agua, que cada gota cuenta, que hay que cerrar la llave cuando uno se cepilla los dientes o se lava las manos y solo abrirla cuando es necesario. En los cuadernos teníamos pegatinas con frases de que “cada gota cuenta”, “cuida el agua”, o sea, es también un tema cultural y educativo para que la población se sienta responsable.
“La cultura, la tecnología y la innovación y la parte de la regulación eficaz, el control centralizado del Estado, han permitido que Israel tenga suficiente agua para su población y hasta puede exportarla. “Una gota de agua que llega del mar desalinizada y usada como agua potable que luego se convierte en agua residual, es tratada para usarla en la agricultura y en la industria y se vuelve a purificar para usarla en la agricultura de donde obtenemos frutas y verduras que consumen las personas; así se completa un ciclo que se repite una y otra vez. Esa misma gota de agua que vino del mar se puede usar muchas veces más”.
—Que tenemos que saber y entender que el agua es un recurso estratégico muy importante; que tenemos que asegurar que todo el mundo tenga suficiente agua para el bienestar de la humanidad, para la Paz entre las naciones; que debemos asegurar que haya suficiente agua y alimentos. El agua no tiene fronteras y tenemos que colaborar todos los países para manejar mejor los recursos hídricos del planeta y asegurar que tengamos suficiente agua para las siguientes generaciones.
—No que yo conozca, pero nosotros en Israel y en la Embajada estamos siempre abiertos a colaborar, a cooperar, a compartir los conocimientos que tenemos, las mejores prácticas que ha desarrollado mi país en el transcurso de los años. Tenemos un departamento comercial dispuesto a dar la información necesaria de las soluciones tecnológicas que puedan ofrecer las empresas israelíes y también estamos dispuestos a organizar colaboraciones a nivel gobierno y de conocimientos de nuestros expertos y también a nivel científico y educativo. Se pueden buscar colaboraciones; estamos muy abiertos y más que dispuestos a colaborar.
“Es importante mencionar que México e Israel tienen un tratado de libre comercio que va a cumplir 25 años. El balance comercial, las dimensiones del comercio bilateral ya llegó a mil millones de dólares al año. México es el segundo socio comercial en América Latina después de Brasil, y para México Israel es el primer socio comercial más grande en el Medio Oriente. Israel también puede servir como puente o como un Hub, un centro a través del cual México puede buscar oportunidades comerciales en toda la región y con muchos países, así que estamos muy contentos de que esta relación comercial bilateral esté creciendo y creemos que todavía hay mucho potencial para el beneficio de ambos”.