Luz María Mondragon
La diputada Karina Margarita Del Río Zenteno representa al distrito 2 de Bochil, Chiapas, entidad que destaca por su riqueza cultural y lingüística. Esta región es habitada por gente descendiente del pueblo originario tsotsil, lengua materna que habla el 70% de las personas.
La legisladora reflexionó sobre la responsabilidad de trabajar y promover el fortalecimiento de las lenguas maternas de México, que no se pierda este tesoro que no podemos guardar en una cajita, sino protegerlo y revitalizarlo.
“Yo tengo una escuela de tsotsil, invito a mestizos que no saben hablar la lengua materna de la región a que aprendan y se comuniquen con todos los residentes”, invitó.
La legisladora de Morena alertó: Sí hay mucho riesgo de que se pierdan lenguas maternas. Por mencionar: en Chiapas las dos lenguas mayoritarias son Tsotsil y Tseltal. Sin embargo, otras como Mam, Chuj y Chol están en peligro de desaparecer. Por eso, tenemos que motivar su revitalización.
Afirmó: En Chiapas sí estamos haciendo el trabajo de fortalecer estas lenguas. Las diputadas y los diputados hasta hemos diseñado material didáctico para que la gente que habla español aprenda palabras clave, sencillas de lenguas indígenas, con el objetivo de tener comunicación eficiente con quienes compartimos territorio.
Cuestionó que los gobiernos neoliberales generaron división entre indígenas y mestizos. Esto está equivocado porque los mexicanos somos también hijos de indígenas; tenemos la responsabilidad moral de cuidar el legado lingüístico que nos heredaron nuestros ancestros.
Ilustró:
En México el desplazamiento de las lenguas indígenas de los espacios públicos (instituciones) ha sido un factor muy poderoso en la hegemonía actual del español como lengua “oficial”, ya que, aunque jurídicamente el español no es la única lengua oficial, como se reconoce en la Constitución, en la realidad es lo contrario.
Desde la visión oficial, la reivindicación de las lenguas había sido concebida como una suerte de licencia o concesión a favor de los pueblos originarios, no como parte medular e integral de la política lingüística del Estado mexicano y como derecho de las minorías.
Si bien hablamos de una educación intercultural o bilingüe, lo cierto es que continuamos discriminando a los pueblos indígenas. La educación indígena tiene como fin último la enseñanza del español, debido a que sus contenidos, los libros oficiales están diseñados en una sola lengua.
Se tiene la percepción de que la enseñanza de las lenguas o la revitalización debería ser solo para los pueblos originarios y poco se ha enseñado en las instituciones de educación básica, media y superior de las escuelas monolingües públicas y privadas.
La enseñanza de las lenguas indígenas está relegada a ciertos niveles educativos y no se integra de manera transversal en todo el sistema educativo, lo cual perpetúa la desigualdad y la discriminación hacia los pueblos indígenas.
Aunque el marco normativo en México establece claramente el derecho de los pueblos indígenas a preservar y promover sus lenguas, la implementación de estas disposiciones sigue siendo limitada. Es necesario un compromiso real del Estado para asegurar que las lenguas indígenas sean consideradas un recurso valioso y enriquecedor para toda la sociedad y no solo una responsabilidad de las comunidades indígenas.
La educación bilingüe y la inclusión de las lenguas indígenas en todos los niveles educativos son claves para avanzar hacia una sociedad más justa e igualitaria. Las lenguas indígenas deben ser reconocidas y valoradas como un recurso enriquecedor para toda la sociedad, y no únicamente como responsabilidad de los pueblos originarios.
La educación bilingüe e intercultural debe ser transversal, abarcar todos los niveles educativos y considerar la participación de todos los actores del sistema educativo: autoridades, docentes y estudiantes.
Solo así se podrá construir una sociedad que valore y respete la diversidad cultural y lingüística, contribuyendo a una verdadera justicia social y a la unidad nacional, concluyó.
Cuando muere una lengua, la humanidad se empobrece
Miguel- León Portilla