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Nearshoring, la gran oportunidad para México


Luz María Mondragón

La pandemia por covid-19, la guerra Rusia-Ucrania y el conflicto comercial China-Estados Unidos afectaron las cadenas productivas globales, determinando una nueva revolución industrial: el nearshoring, la relocalización de las empresas hacia destinos más propicios, cercanos a los mercados de consumo, a fin de disminuir costos de producción y logística, abandonando Asia. Emergen oportunidades históricas para México, si atrae mayor inversión extranjera directa (IED).

Recientemente, el secretario de Hacienda, Rogelio Ramírez de la O, celebró que el nearshoring ya ha traído inversiones de 20 empresas por 13 mil millones de dólares, 54% son del sector automotriz y autopartes como Tesla y BMW.

Las entidades del norte y las del centro del país son las que están atrayendo más capitales foráneos, porque sí se están aplicando en la promoción internacional como destinos favorables para las empresas globales.

Estos estados están mejor preparados para captar IED, en educación, mano de obra altamente capacitada, infraestructura óptima, políticas públicas que garantizan certidumbre jurídica y reglas claras, la innovación científica y tecnológica. Los impactos positivos del nearshoring detonan ramas económicas locales. Por mencionar: creció la demanda de naves industriales a niveles nunca vistos, están ocupadas al 97%. Guadalajara, Ciudad Juárez y otras urbes aceleran la construcción de estos espacios, incentivando la generación de empleos.

Los mayores desafíos son para entidades del sureste, como Guerrero y Oaxaca. No abunda la mano de obra calificada ni la mejor infraestructura, entre otros problemas. Se están quedando rezagadas.

¿Podrá afrontar México los retos que implica el nearshoring? Tiene fortalezas privilegiadas: la vecindad con Estados Unidos, la principal economía y mercado del mundo; recursos naturales; excelente ubicación geográfica; un abanico de tratados internacionales de libre comercio, entre ellos el T-MEC. Pero también debilidades: inseguridad pública, nudos en infraestructura, regulación burocrática, políticas que preocupan y generan incertidumbre a los inversionistas extranjeros.

Sin energía no habrá nearshoring. Las empresas globales requieren infraestructura óptima. Además de agua y transporte eficiente, es fundamental la energía eléctrica a precios accesibles y competitivos. En este sexenio no ha crecido la inversión en generación eléctrica, en los próximos años habría problemas para atender la demanda energética.

Hoy México vive un nuevo posicionamiento en la globalidad, la oportunidad única de convertirse en potencia. La relocalización de las empresas en el país nos consolidaría dentro de las 15 economías más importantes del mundo. Y favorece que las pequeñas y medianas empresas nacionales, grandes generadoras de empleo, florezcan, vinculadas a las cadenas productivas globales, sean de las ramas automotriz, autopartes, 

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