
Los avances tecnológicos están posibilitando la capacidad del ser humano de intervenir en los procesos que determinan o modifican la vida de los individuos y las sociedades; en el ámbito de la salud de las personas implica la necesidad de subordinar su uso a las consideraciones éticas y normativas.
En el presente se habla de telesalud, que se refiere a la incorporación de las tecnologías en los sistemas de salud, lo que incluye servicios médicos, administrativos y técnicos, con el propósito de intercambiar información en el ámbito de la salud (2).
Así, la telesalud incluye a la telemedicina, ya que esta última se refiere al suministro de servicios de atención sanitaria en los que la distancia constituye un factor crítico, mediante profesionales que usan las tecnologías a fin de intercambiar datos para hacer diagnósticos, preconizar tratamientos y prevenir enfermedades.
Esto incluye la formación permanente de los profesionales en actividades de investigación y evaluación, con el fin de mejorar la salud de las personas y de las comunidades en que viven (3,4).
La atención médica apoyada en tecnologías digitales, que es el caso de la telesalud y la telemedicina, ha permitido mantener la continuidad de los servicios superando barreras como la distancia geográfica, generando una atención oportuna que mitiga el daño por la enfermedad, además de ahorros significativos para el sistema de salud y las familias.
A pesar de la importancia de estas herramientas, en México no existe normatividad específica en la materia.
Los avances tecnológicos implican gran desafío en materia regulatoria. Es necesario analizar y discutir cuál es el mejor modelo de regulación que propicie equilibrio y balance entre la seguridad y eficacia en su empleo médico y el impulso a la innovación para mantener su desarrollo.
Es necesaria una regulación dinámica y eficaz que no se convierta en obstáculo, ni que sobre regule, sino que garantice la protección de la información y datos personales que se usen.
Nuestro sistema de salud debe incorporar el empleo de las TIC para ampliar el acceso, la atención y continuidad de los servicios, así como mejorar su calidad y oportunidad. En particular, la atención a distancia mediante la telemedicina permitirá dar servicios a comunidades remotas, con la misma calidad que en las urbes.
Además, será necesario tener recursos humanos formados en el campo sanitario con habilidades y capacidades para el uso de la tecnología digital; contar con la infraestructura tecnológica suficiente, particularmente en las zonas más alejadas donde el impacto de la telemedicina puede alcanzar su mayor eficacia.
Por ello, resulta necesario actualizar nuestro marco normativo para asegurar que las y los pacientes mexicanos puedan utilizar las tecnologías, a efecto de acceder a servicios por medios digitales, que es el caso de la teleconsulta, el expediente clínico electrónico o aplicaciones para la salud, de manera segura, pronta, de calidad, responsable y costos accesibles.
Por ello, legisladores de diversos grupos parlamentarios hemos iniciado una discusión para reformar la Ley General de Salud. El propósito es regular en materia de salud digital, a fin de dar certidumbre a pacientes, instituciones y prestadores de servicios.
Los objetivos: 1) garantizar la provisión de servicios de salud por medios digitales o electrónicos; 2) contar con un marco jurídico que dé certeza a los pacientes que utilizan los medios digitales para proteger su salud; 3) consolidar estándares de calidad claros para los prestadores de los servicios de salud digital, como la teleconsulta médica o las recetas electrónicas.
¡Hagamos de la salud digital una realidad!