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Tecnología y desbordamiento del conocimiento: Spillovers en la relación México-China-EU (2020-2024)


José Gerardo Covarrubias López1
Xuedong Liu Sun2


Resumen

Este estudio analiza el efecto de spillover tecnológico de las importaciones de China y Estados Unidos sobre el crecimiento económico de México entre 2020 y 2024. Mediante un modelo de series de tiempo con variables dicótomas, se detectó un impacto positivo y significativo de dichas importaciones hasta marzo de 2023, cuando el efecto se revirtió a negativo debido al aumento del consumo interno como motor económico. Los resultados destacan la importancia de las importaciones para la productividad nacional y sugieren que la sustitución de proveedores requiere planificación técnica y estratégica más allá de decisiones políticas inmediatas.

Desde inicios del siglo XXI, la relación comercial de México con Estados Unidos y China ha adquirido una connotación relevante y cada vez más compleja, no solo en el terreno del comercio, sino también en términos de crecimiento económico. Como es sabido, estas potencias desempeñan un papel central a nivel global como las economías más grandes y como actores beligerantes en el ámbito comercial y geopolítico, en un conflicto que se ha acentuado desde 2018.

Desde la perspectiva de la globalización productiva y la configuración de las cadenas globales de valor, esta relación se ha caracterizado, entre otros factores, por generar dependencia de México hacia estas potencias. Por el lado de la demanda, desde principios de la década de 1990, con la puesta en marcha del Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) y su reciente transición hacia el Tratado México–Estados Unidos–Canadá (T-MEC), más del 85% de nuestras exportaciones se dirigen al mercado estadounidense.

Por el lado de la oferta, desde la adhesión de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, poco más del 20% de nuestras importaciones provienen de ese país, especialmente en bienes intermedios, de capital y de alto contenido tecnológico, acentuando la alta competitividad en precios y su capacidad tecnológica, por lo que China se ha vuelto un proveedor clave para los sectores industriales mexicanos.

Es importante destacar que, además de este entorno marcado por tensiones geopolíticas y la reconfiguración de las cadenas globales de valor, no solo se profundiza la dependencia mencionada, sino que también se generan efectos de derrama tecnológica o spillovers derivados de los insumos importados desde China y Estados Unidos. Estos spillovers, entendidos como desbordamientos de conocimiento que benefician indirectamente a empresas locales al incorporar tecnología y aprendizaje en sus procesos productivos, se ven potenciados por las economías de escala externas y los rendimientos crecientes asociados a la concentración y especialización productiva global (Krugman, Obstfeld & Melitz, 2016). Así, el estudio de estos efectos resulta relevante para comprender su papel en la productividad y el crecimiento económico de los países importadores.

Para comenzar nuestro análisis, planteamos como hipótesis que existe una relación significativa entre el crecimiento económico y las importaciones mexicanas de bienes intermedios y de capital provenientes de ambas naciones, una relación asociada con efectos de derrama tecnológica en el marco de la integración global.

No obstante, esta relación funcional se transforma estructuralmente a partir de marzo de 2023, en un contexto de cambio en el entorno geoeconómico, donde las importaciones pierden protagonismo como canal de dinamismo, mientras factores internos como el consumo privado, las remesas y el gasto social adquieren mayor peso sobre el crecimiento económico que el propio comercio internacional.

En este contexto, se realizó un análisis de tipo cuantitativo para el periodo que inicia en febrero de 2020 y finaliza en julio de 2024. El análisis se basó en la modelación econométrica de series de tiempo, incorporando variables dicótomas para capturar el cambio estructural registrado en marzo de 2023.

De este modo, se cuantificó la contribución de las importaciones procedentes de ambas naciones al crecimiento económico de México, en el marco de las teorías de derrame tecnológico, resaltando el cambio estructural antes mencionado con la finalidad de aportar elementos para la discusión sobre la pertinencia de una estrategia nacional de sustitución de importaciones, y así contribuir con evidencia empírica al debate en torno al Plan México y los límites del modelo actual de inserción comercial.

Formalmente, los resultados arrojaron coeficientes positivos y estadísticamente significativos, los cuales revirtieron su signo a partir de marzo de 2023 y hasta el final del periodo de estudio.

Pero, qué quiere decir esto. En otras palabras, se confirma la existencia de un efecto spillover de las importaciones tanto de China como de Estados Unidos sobre el crecimiento económico. Es decir, dichas importaciones generan efectos indirectos o de desbordamiento más allá de su impacto directo inicial. En este caso específico, incrementan la productividad o reducen costos para las empresas mexicanas, lo que se traduce en una mayor producción nacional y, en consecuencia, en un incremento del crecimiento económico.

Los efectos spillover de las importaciones provenientes de China y Estados Unidos sobre el crecimiento económico de México se manifiestan a través de diversos canales, tales como el tecnológico, al introducir maquinaria y equipo avanzado que eleva la productividad de las empresas locales; la competencia, al generar presiones para innovar o reducir precios en sectores nacionales que enfrentan la entrada de productos importados; la reducción de costos de insumos, dado que la adquisición de materias primas y componentes a menores precios en el mercado internacional permite abaratar la producción nacional y mejorar su competitividad; y la integración productiva regional, especialmente con Estados Unidos, donde las importaciones de partes y componentes se insertan en cadenas de valor que impulsan las exportaciones mexicanas, como ocurre en el sector automotriz. Estos canales, de manera conjunta, determinan si el impacto de las importaciones se traduce en un efecto positivo.

Cabe destacar que este resultado positivo se mantuvo durante la mayor parte del periodo de estudio. Sin embargo, dadas las condiciones inherentes de la relación México–China–Estados Unidos y sus implicaciones, se detectó un fuerte cambio estructural que revirtió el efecto: a partir de marzo de 2023, el impacto se tornó negativo. Esto no significa que las importaciones sean perjudiciales para el crecimiento económico, sino que existieron otros factores que influyeron en dicho resultado.

Desde nuestra perspectiva, se identificó que la contribución al crecimiento que presentó el consumo fue creciente y altamente significativa. De acuerdo con las estimaciones realizadas con base en la metodología de contribuciones al crecimiento propuesta por Lequiller y Blades (2014), en 2023 el consumo explicó aproximadamente el 89% del crecimiento económico, y para 2024 su participación ascendió hasta un 137%, reflejando principalmente el repunte histórico de las remesas y el efecto de la implementación de programas sociales en tiempos de elecciones.

En términos generales, y para concluir con este estudio, podemos aseverar que se confirma la existencia de un efecto spillover, de derrama o desborde tecnológico de las importaciones procedentes tanto de China como de Estados Unidos. Es importante destacar, desde el punto de vista metodológico, la aplicación de una prueba de hipótesis para determinar la diferencia entre ambos impactos. Los resultados mostraron que el efecto de las importaciones de China es estadísticamente igual que el efecto causado por las importaciones provenientes del vecino del norte.

Asimismo, después de identificar el cambio estructural que se dio en marzo de 2023 el impacto de las importaciones fue negativo debido a las condiciones que presentó el incremento del consumo como sostén del crecimiento económico. Sin embargo, existe una alta posibilidad de que los resultados del estudio sean convergentes; es decir que al incrementar el periodo de estudio o número de muestras, los resultados se acerquen más al valor real. Dicho de otra manera, al tener mayor disponibilidad de datos, el signo de la relación vuelva a ser positivo.

Finalmente, mucho se ha dicho de la sustitución de importaciones en la implementación de política comercial en este punto coyuntural de la economía mexicana, pero hay que poner especial atención en que no se refiere a la acepción de la sustitución de importaciones como la concebimos en el periodo de industrialización en el “Milagro mexicano” cuando México registró altas tasas de crecimiento económico basadas en este modelo, como lo menciona Ortiz (1998) sino en el sentido que se expone en la actualidad el Plan México; es decir, reducir las importaciones de origen chino de manera estratégica y diplomática para incrementar el contenido nacional, aumentar la autosuficiencia industrial e impulsar la soberanía tecnológica y productiva, pero sobre todo, diversificar proveedores estratégicos.

Por lo tanto, de acuerdo con los resultados obtenidos en esta investigación, la diversificación de proveedores (sustitución de importaciones) no debe plantearse como una simple decisión política, sino como un proceso que exige un diagnóstico técnico exhaustivo, mayor coordinación sectorial y planificación gradual.

1 José Gerardo Covarrubias López es Doctor en Economía por el Instituto de Investigaciones Económicas de la UNAM; ha realizado investigaciones diversas en las líneas de Comercio Internacional y Modelación econométrica de procesos estocásticos.
Mail: gerardo_covarrubias_lopez@hotmail.com y jgcovarrubiasl@economia.unam.mx
 2Xuedong Liu Sun es Doctor en Economía, de la Facultad de Economía de la UNAM en 1997. Actualmente es Profesor de Carrera Tiempo Completo Titular “C”, tutor de Maestría y de Doctorado dentro del Sistema de Patrón de Tutores en el Posgrado en Economía y en el Posgrado en Ingeniería, UNAM, miembro del Sistema Nacional de Investigadores (SIN I). Correo: xdong@comunidad.unam.mx.
3Para un análisis más profundo sobre la evolución y las características de la relación comercial trilateral entre México, Estados Unidos y China, destaca el estudio de Liu y Covarrubias (2023), quienes aplican modelos econométricos para mostrar cómo esta interdependencia se ha transformado desde vínculos de baja significancia hasta consolidarse en una relación estratégica, en la que las importaciones provenientes de China, en su mayoría bienes intermedios y de capital, fortalecen las cadenas productivas mexicanas y, al mismo tiempo, reflejan la creciente integración de México en las cadenas globales de valor dominadas por ambas potencias.

Referencias

Krugman, P. R., Obstfeld, M., & Melitz, M. J. (2016). Economía internacional: Teoría y política (10.ª ed.). Madrid, España: Pearson Educación. ISBN: 978-84-9035-296-0.

Lequiller, F., & Blades, D. W. (2006). Understanding national accounts. Organisation for Economic Co‑operation and Development.

Liu, X., & Covarrubias, G. (2023). Evolución de la relación comercial de México con Estados Unidos y China, 1993-2020. Problemas del Desarrollo. Revista Latinoamericana de Economía, 54(212), 155–179. https://doi.org/10.22201/iiec.20078951e.2023.212.69896

Ortiz Mena, A. (1998). El desarrollo estabilizador: Reflexiones sobre una época. México: Fondo de Cultura Económica.


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