Lastimera y dolorosa es la migración de mano de obra de sur a norte. Es un fenómeno originado en la marginación y la pobreza de países expulsores centro y sudamericanos, africanos y de otras latitudes hacia los países ricos del hemisferio norte. Pero hay otra diáspora que no se ve, por selectiva, alentada por empresas bajo el incentivo de que obtendrán ingresos altos y un mejor nivel de vida. La fuga de cerebros resulta estar financiada por el Estado sin que al mercado le cueste un centavo.
Conahcyt es la instancia del gobierno mexicano que conoce de cerca esta problemática; aunque no ha dado a conocer datos recientes, ha informado que cerca de 1.2 millones de mexicanos con títulos universitarios y de posgrado emigraron entre 1990 y 2015, y entre ese año y 2017 se fueron 866 mil mexicanos altamente calificados, según la OCDE, en busca de mejores oportunidades.
Sin embargo, pocos encontrarán la respuesta a sus aspiraciones toda vez que se desempeñarán en actividades no relacionadas con sus conocimientos ni formación. Restaurantes, hoteles, supermercados, industria de la construcción, etcétera, son los beneficiados, y pocos laboran como técnicos y profesionales. De cualquier modo, en 2009 autoridades educativas afirmaron que “el éxodo de talentos mexicanos le ha costado al país más de 100 mil millones de pesos”.
La emigración calificada está constituida por talentos cooptados desde la universidad, en algunos casos. En un contexto de libre mercado se ve como algo muy normal porque muchas veces el egresado no siente la necesidad de retribuirle a su comunidad un poco de lo que el Estado ha invertido en él, considerando que en nuestro país, por mandato constitucional, la educación es gratuita desde el nivel básico hasta la licenciatura, cosa que no pueden decir países como Estados Unidos, donde su comunidad estudiantil logra concluir una carrera contrayendo deudas que deberá liquidar cuando se integre al mercado de trabajo.
Por su parte, el recién egresado de universidades mexicanas se enfrenta a la falta de oportunidades, bajos salarios y la inseguridad. Además, carecen de un espíritu emprendedor, no se arriesgan en el autoempleo y prefieren insertarse en campos de investigación consolidada… en el extranjero.
Jóvenes investigadores están en la Nasa; 21 por ciento del capital humano de Silicon Valley está integrado por mexicanos, según escribió Sofía García-Bullé, del Observatorio Tecnológico de Monterrey (2019).
Por décadas se ha discutido y hecho propuestas, del Conahcyt, por ejemplo, de cómo repatriar el talento mexicano o retenerlo. También, sin migración de por medio, se detectó la necesidad de lograr una vinculación real entre empresas, universidades y centros de investigación para propiciar una transferencia tersa de conocimientos y experiencia, de cuya sinergia se beneficiarían todos.
No obstante, las grandes industrias estadunidenses no tienen que preocuparse para formar masa crítica; numerosos despachos de reclutadores y bufetes de abogados se encargan de captar a los aspirantes a una “vida mejor”; incluso, se anuncian por internet. Un cazatalentos estadunidense ofrece oportunidades selectivas en áreas científicas, tecnología, ingenieros y profesionales en matemáticas, emprendedores que deseen iniciar negocios en EU. Se anuncia como una de las principales organizaciones “comprometidas con la asistencia en la obtención de la residencia permanente para profesionales de interés nacional para EU, sin necesidad de una oferta de trabajo o patrocinio por parte de un empleador”. Inglaterra lo hace en España.
Las finanzas públicas no dan para que el gobierno mexicano invierta siquiera el uno por ciento en ciencia y tecnología y la iniciativa privada no parece interesada en hacerlo. De acuerdo con García-Bullé, “no es sustentable que únicamente el gobierno tenga la carga económica de mantener, incentivar y ofrecer oportunidades a los profesionales de la ciencia; es necesaria una inversión conjunta que conecte universidades, empresas y gobierno para crear un mercado laboral orientado al avance tecnológico y científico, de otra forma, cualquier presupuesto invertido tendrá el mismo efecto que monedas arrojadas a una fuente”. Y añade: “La fuga de cerebros no es cuestión de presupuesto, es de estructura. Una estructura que no nos permite conservar lo mejor de nuestro capital humano”.
La participación del sector privado en ciencia y tecnología es muy baja; solamente 20 por ciento de la inversión en ciencia y tecnología en México proviene de ese sector, cuando en Estados Unidos o China asciende a más del 50 por ciento.
En una reunión del Consorcio de Instituciones de Educación Superior para el Desarrollo Educativo de las Personas Mexicanas en el Exterior (Ciesdemex), el subsecretario de Educación Superior, Luciano Concheiro, informó que 1.6 millones de profesionistas mexicanos vive en el extranjero, de los cuales 400 mil son posgraduados que residen en 55 países, es decir que la cuarta parte son mexicanos altamente calificados que aplican sus conocimientos fuera del país.
La directora del Conahcyt, María Elena Álvarez-Buylla, había señalado que la inversión realizada por la institución por concepto de becas y pago de colegiaturas a posgraduados mexicanos residentes en Estados Unidos de 2000 a 2018 fue de 146 mil 774 millones de pesos. Sin embargo, “al considerar la masa crítica de mexicanos altamente calificados que radica en el extranjero, incorporando a las y los posgraduados mexicanos en otros países y regiones del planeta, el monto total de inversión acumulada realizada por el Consejot ascendería a 276 mil 420 millones de pesos. (1)
Esto es el resultado del liberalismo que permea la comunidad estudiantil, sin un compromiso real con sus comunidades.

Con información de: —¡Tu camino hacia la residencia en EE. UU. comienza aquí!: https://bit.ly/3VADtLS —Sofía García-Bullé (2019), “La industria científica y la fuga de cerebros en México”: https://bit.ly/4cEYUlX Weiss, Sandra (2021), “México lucha contra la fuga de cerebros” —Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (2023), “Conacyt y FCE publican La migración altamente calificada de cara al siglo XXI, un análisis crítico a la mal llamada fuga de cerebros”: https://bit.ly/4blbqGo