Trabajo Legislativo / Desde el Pleno


news

Sin presupuesto, no avanzará la prevención del embarazo infantil: diputada Ana Lilia Herrera


Aída Espinosa Torres

“El verdadero carácter de una sociedad  se revela en el trato que da a su niñez”.
Nelson Mandela.

Ana Lilia Herrera Anzaldo (PRI), la diputada presidenta de la Comisión de los Derechos de la Niñez y Adolescencia, preocupada por el vergonzoso primer lugar que ostenta México en embarazo adolescente entre los países que integran la OCDE, se pronuncia sobre este problema que en vez de disminuir va al alza.

“La prioridad de cualquier gobierno se ve en el presupuesto y claramente no estamos teniendo campañas de prevención del embarazo adolescente, ni les estamos garantizando el acceso a servicios integrales, de prevención, ni de atención, tampoco se les está proporcionando información, ni a los adolescentes ni a sus padres, sobre el ejercicio de la sexualidad: métodos anticonceptivos y prevención de enfermedades venéreas.

“Se requiere también profesionalizar al personal médico y docente en la materia; establecer políticas públicas para el empoderamiento de las mujeres, sobre todo en zonas de alta marginación, e invertir recursos en la atención y prevención del embarazo. Si bien, es necesario revisar y perfeccionar el marco jurídico, es una problemática que requiere visión institucional, presupuestal, en el desarrollo de políticas públicas”, sostiene la diputada en entrevista para la revista Cámara.

Como secretaria técnica del Consejo Estatal de Población en el Estado de México, recuerda que en ese tiempo “veíamos que el embarazo adolescente era un problema que estaba a la baja, lamentablemente hoy es lo contrario. Es una problemática compleja que atraviesa factores económicos, sociales, culturales. Afecta la permanencia en la escuela, los ingresos presentes y futuros, el acceso a actividades recreativas, sociales, laborales, especializadas, de calidad y del desarrollo humano, pero no solamente de la niña o joven que se embaraza. Afecta también el desarrollo de sus hijos”.

México hoy ocupa el vergonzoso primer lugar de embarazo en la adolescencia entre los países de la OCDE. La legisladora amplía con cifras el panorama de esta situación. “Tenemos una tasa de fecundidad de 77 nacimientos por cada mil adolescentes de 15 a 19 años de edad; además, el 23 por ciento de las y los adolescentes inician su vida sexual entre los 12 y los 19 años; de este total, 15 por ciento de los hombres y 33 por ciento de las mujeres no utilizaron ningún método anticonceptivo en su primera relación sexual”.

Una de las exigencias de los jóvenes sobre este tema se presenta cuando ella recorre los planteles educativos. “He recorrido universidades, pero también escuelas de nivel básico y medio superior, centros de trabajo y lo que los jóvenes están pidiendo a gritos es educación sexual, porque tienen información, pero no tenemos una formación”.

¿Por qué se está dando esta situación?

Yo me temo que es parte del resultado de tantos recortes presupuestales. Por este austericidio que impulsa el gobierno federal, te topas que en los centros de salud ya no hay métodos de prevención para enfermedades de transmisión sexual y, por supuesto, tampoco para embarazos tempranos.

Creo que es un tema sumamente delicado. Datos del INEGI nos dicen que, en el 2018, del total de adolescentes entre 15 y 19 años, 16 por ciento reportaron un antecedente de embarazo; es una proporción que aumenta al 39 por ciento en adolescentes que no asisten a la escuela y la mitad de las adolescentes de 15 a 19 años que no asisten a la escuela no utilizaron protección en el primer encuentro coital, a diferencia del 18 por ciento de los que asisten.

El marco jurídico en torno al embarazo adolescente es complejo, hay disposiciones específicas para prohibir el matrimonio infantil, el matrimonio forzado, la violencia sexual. En la Ley de Derechos de las Niñas, Niños y Adolescentes se reconoce el derecho a la salud sexual y reproductiva de los adolescentes; se prevén mecanismos de prevención, el derecho a una vida libre de violencia, entre otras. Sin recurso, todo queda en letra muerta o en discursos.

Lo que faltan son recursos; son presupuestos ridículos que van disminuyendo año con año y lo que necesitamos es atender el problema de fondo, implementar políticas públicas, capacitar al sector salud, a las madres, padres, a los jóvenes, y para eso se requieren recursos. Si se quiere que haya personal haciendo ese trabajo tiempo completo necesitas pagarles y capacitarlas.

¿Qué se debe hacer para evitar este tipo de embarazos?

Entre las recomendaciones de la Unesco está el que haya acceso a educación de calidad para todas las niñas. Tener políticas de reingreso y continuidad para estudiantes embarazadas y madres. Generar entornos seguros, servicios escolares de salud y conexión con servicios de salud externos y educación integral en sexualidad.

¿Qué tanto impacta la cultura en comunidades para que se repitan estos patrones?

Sí, la cultura es un factor importante, se normaliza el embarazo a esa edad. Hemos regulado los matrimonios forzados, hay mucho que avanzar, pero todo requiere recursos. No basta con que estemos cambiando la ley y asegurándonos que la norma diga algo muy bonito y muy claro en el ideal. Mientras en la realidad no se están aprobando los recursos.

¿Hay pendientes legislativos respecto de este tema?

La norma está, lo que falta son políticas públicas agresivas y eso requiere recursos presupuestales.

Este problema ha permeado otros ámbitos, donde hay trata de personas, venta de niñas…

Hoy los riesgos no solamente están en la calle, están dentro de las casas. Acordémonos que muchas de las violaciones que sufren menores se dan en el seno familiar o de manos de algún conocido o que tienen una relación de parentesco. Tenemos mucho que hacer al respecto.

¿Como sociedad, qué podríamos hacer para darle esperanza a estas niñas y jóvenes?

Los padres y las madres tenemos que estar bien informadas, hablar abiertamente, dejar de lado esa idea que la educación sexual es un tema tabú o es un tema que no se habla, porque cerrar los ojos a la realidad no la va a cambiar. Necesitamos hablar directamente y dar información de calidad a nuestros hijos y darnos el tiempo y el espacio.

La autoridad lo que tiene que hacer es capacitar a su personal de salud, a su personal educativo y plantear campañas de información de educación. Recordemos que hubo una campaña muy exitosa en los años 70, con una política de población detrás. Fue una campaña muy agresiva de información que fue acompañada con métodos anticonceptivos. Fue una política que dio resultado y se vio. Las generaciones anteriores a mí tenían alrededor de 4 hijos, después ya se tenían uno o dos hijos porque se implementó de manera integral. Ésa es la propuesta que tendríamos que hacer en materia de prevención de los embarazos adolescentes.


Notas relacionadas