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El camino de Israel, de la escasez a la prosperidad hídrica: más que sólo desalinización


Nadav Peldman, Jefe de Misión Adjunto de la Embajada de Israel en México

Imagina despertar con la realidad de que tu país se está quedando sin agua. No se trata sólo de una sequía estacional, sino de una crisis total en la que los lagos se encogen, los pozos se secan y la agricultura, la industria y la vida cotidiana están en riesgo. Así era Israel en la década de 1990.

Para una nación con recursos hídricos naturales limitados, el futuro parecía incierto. Sin embargo, hoy Israel es un líder mundial en la materia, proporcionando un modelo para países de todo el mundo que enfrentan desafíos similares. El problema global de la escasez de agua amenaza los medios de vida y el desarrollo sostenible. Incluso naciones con lluvias promedio relativamente bajas, han enfrentado históricamente crisis severas. Hasta la década de 1990, Israel lidiaba con importantes problemas de insuficiencia de agua debido a su creciente población y recursos naturales limitados. Sin embargo, la narrativa ha cambiado drásticamente.

Hoy, el país ha superado en gran medida sus desafíos sobre agua. Si bien muchos atribuyen este éxito principalmente a los avances tecnológicos, particularmente en la desalinización de agua de mar, la realidad es mucho más compleja. Un enfoque integral, que incluye marcos legales sólidos y sofisticadas prácticas de gestión, ha desempeñado un papel crucial.

Es crucial reconocer que la prosperidad hídrica de Israel no es sólo el resultado de su impresionante capacidad de desalinización, que actualmente alcanza los 600 MCM/año y se espera que aumente. La base de este logro radica en un sólido marco legal y regulador que gobierna cada aspecto del sector del país:

• Propiedad pública y control estatal: La Ley del Agua establece que todos los recursos hídricos son propiedad pública, controlados por el Estado y destinados a satisfacer las necesidades de sus residentes y al desarrollo nacional. Este principio permite una gestión centralizada y una asignación eficiente de este recurso vital.

• Gestión centralizada e integrada: La Autoridad del Agua de Israel (IWA, por sus siglas en inglés) es el único organismo profesional responsable de la gestión y regulación. Este enfoque de "ventanilla única" optimiza la planificación, asignación, regulación de tarifas y supervisión de los proveedores de servicios.

La creación de la Autoridad del Agua de Israel en 2007 representó un momento crucial en el marco de gestión hídrica del país. No fue simplemente la formación de otra entidad administrativa, sino una decisión estratégica para aislar la gestión del agua de las presiones políticas. Al garantizar que las decisiones sobre este recurso vital se basaran en evidencia científica y sostenibilidad a largo plazo en lugar de en intereses a corto plazo, se estableció un ejemplo global. En un mundo donde la gobernanza del agua suele ser un tema polémico, el enfoque neutral y profesional de Israel ofrece valiosas lecciones.

• Medición integral: Un principio fundamental de la gestión del agua es el monitoreo meticuloso de todos los recursos hídricos en términos de cantidad y calidad. Esto garantiza una gestión y un control efectivos.

• Reutilización como estrategia clave: Israel ha adoptado una política nacional de recolección y tratamiento de todas las aguas residuales hasta niveles de calidad adecuados para su reutilización, principalmente en la agricultura. Como resultado, el 85% de las aguas residuales tratadas se reutilizan, lo que deja más agua natural en el medio ambiente.

La capacidad de Israel para convertir las aguas residuales en un recurso valioso es un ejemplo perfecto de cómo las soluciones creativas pueden abordar desafíos complejos. Al tratar y reutilizar el 85% de sus aguas residuales, no sólo se conserva el agua natural, sino que también garantiza que cada gota se utilice de manera eficiente. Este enfoque refleja una comprensión más profunda de que el agua no es solamente un recurso a consumir, sino parte de un equilibrio delicado que debe respetarse. La planificación a largo plazo toma en cuenta este balance, integrando escenarios de cambio climático en su estrategia hídrica.

Con el Plan Maestro Nacional del Agua 2050, Israel está construyendo un futuro que beneficia tanto al medio ambiente como a su población. La planificación de la economía del agua tiene en cuenta la variabilidad del reabastecimiento natural y los períodos prolongados de sequía, incorporando escenarios de cambio climático; todo con una visión que guía los esfuerzos de sostenibilidad a largo plazo.

• Gestión de la demanda y concienciación pública: Además de las soluciones de oferta, se ha promovido activamente estrategias de gestión de la demanda y campañas de concienciación pública para fomentar la conservación del agua. Siendo la población israelí un factor activo y fundamental en la consecución de diferentes objetivos, como lo es una significativa reducción en el consumo per cápita.

• Sostenibilidad financiera a través de tarifas: El modelo económico del sector hídrico se basa en importes que cubren todos los costos necesarios para el desarrollo y mantenimiento, garantizando la sostenibilidad financiera. Un coste uniforme para los consumidores domésticos en todo el país respalda aún más este modelo.

El camino de Israel para superar la escasez de agua es mucho más que una historia de tecnología innovadora: es un ejemplo de cómo la planificación inteligente, el liderazgo responsable y un sentido de responsabilidad compartida pueden generar un cambio duradero. Sí, la desalinización desempeñó un papel crucial, pero el verdadero éxito radica en la capacidad para gestionar el agua de manera inteligente y equitativa.

Al garantizar que el agua pertenezca a todos y sea regulada con cuidado, Israel ha demostrado cómo las leyes bien diseñadas, la planificación estratégica y el uso eficiente de los recursos pueden marcar una diferencia real. Este enfoque no se trata sólo de tecnología, sino de personas que trabajan juntas para asegurarse de que cada gota cuente. Las lecciones israelíes son invaluables, especialmente para otros países que enfrentan desafíos similares. Si bien la innovación es clave, la buena gobernanza y las prácticas sostenibles son las que realmente aseguran el futuro.


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