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Las juventudes como factor de cambio


Regina Lorena Hernandez Guardado, Directora Estatal de Juventud Real Zacatecas,Zac.

La juventud es una etapa clave en el curso de la vida de las personas en la que tiene lugar una serie de decisiones y eventos que afectan las condiciones de vida y marcan, de manera profunda, las trayectorias futuras y posibilidades de bienestar e integración social.

Es importante resaltar que, según un estudio del Inegi 2020, las personas jóvenes en México ascienden a 37.8 millones, cifra que representa 30 por ciento del total de la población nacional.

Como joven mexicana tengo la profunda convicción de que la participación juvenil puede hacer cambios realmente notorios. Es por eso que el compromiso que tengo hacia mi sociedad induce a informarme en materia de prevención en las diversas problemáticas que enfrenta nuestro país.

Sé que hoy en día hay muchos aspectos en México que no favorecen esta participación y que debe haber cambios reales; las juventudes necesitan espacios en la participación comunitaria como actores estratégicos de la transformación.

Sabemos que es difícil la situación de las nuevas generaciones mexicanas porque nos desenvolvemos en realidades influenciadas por las especificidades económicas y socioculturales de cada región.

Somos un México diverso, es por eso que las políticas y el enfoque de las problemáticas que enfrentamos deben de estar muy bien planteadas, ya que como nueva generación nos volvemos un punto trascendental, al ser no sólo uno de los sectores con mayor susceptibilidad a los cambios sociales, sino porque también nos convertimos en el grupo poblacional con mayores expectativas de resultados por parte de las instituciones y de los actores políticos que reducen su entorno social beneficioso.

La falta de oportunidades para los jóvenes se ha intensificado porque no son suficientes las políticas públicas que atienden específicamente a nuestro grupo social. La carencia de instrumentos y programas diseñados desde un enfoque de atención diferenciada ha menoscabado el ejercicio de derechos, orillándonos a contextos de participación restringida en los asuntos públicos, supervivencia en entornos violentos o inseguros e incertidumbre sobre las condiciones en que muchos de nosotros desarrollaremos nuestro proyecto de vida, principalmente considerando el menoscabo de oportunidades educativas y laborales.

En suma, la ausencia de un Estado consciente de las vulnerabilidades y necesidades específicas de las juventudes privó a muchas de ellas del bienestar. Un problema fundamental que tenemos que resolver es la reducida participación de la sociedad juvenil en la política, motivada por la insuficiencia de espacios de incidencia de este sector de la población en los procesos de toma de decisiones, como lo hemos resaltado anteriormente, en especial la desilusión en el aspecto politico. En las elecciones federales y locales de 2018 sólo 53% de los jóvenes de 19 a 34 años votó, lo que nos ubica como el grupo con mayor abstención.

Cuando un joven se involucra en política puede hacer cosas maravillosas, si bien la política está en todas partes y siempre la estamos realizando de alguna manera, cuando este grupo se involucra activamente puede crear una mayor conciencia de la sociedad actual sobre el derecho que nos corresponde a ser escuchados.

Lo anterior representa un cambio de paradigama en la manera que la sociedad adulta observa el papel de la población juvenil, viéndolos como elementos activos de cambio social. Basta recordar el movimiento de 1968 cuando la participación de los jóvenes fue clave para el cambio democrático de nuestro país.

Es por eso que se tiene que abrir la oportunidad para que tengamos acceso a posiciones en la estructura del sistema político; reitero lo señalado desde el inicio, el involucramiento de los jóvenes en los procesos de toma de descisiones de cada espacio, reforzar la comunicación interactiva en los intereses de nuestro grupo y, sobre todo, de nuestras necesidades, promover el derecho de la juventud a una vida en paz y libre de violencia para hacer posible el pleno desarrollo de su proyecto de vida.

También es preciso empoderar a las nuevas generaciones mediante sus redes aprovechando el contacto entre iguales para fomentar la participación política, educar a las juevntudes en democracia haciendo una ciudadanía incluyente en todos los niveles educativos. Todo esto representa tener una democracia fortalecida en donde todos estemos incluidos.

Como lo dijo Martin Luther King: “No me duelen los actos de la gente mala; me duele la indiferencia de la gente buena. “

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