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Marcelo y el piso parejo


Vidal Llerenas

Marcelo Ebrard es una figura central de la izquierda mexicana. Fue el sucesor de López Obrador en el gobierno de la capital, y no sólo conservó su legado, especialmente el de los programas sociales, sino que lo fortaleció y amplió, en la construcción de la ciudad de derechos y de políticas urbanas innovadoras. Su gobierno marcó un parteaguas en la ciudad. En la coyuntura de la elección de 2012, Ebrard se sometió a una encuesta para definir el candidato presidencial, había ganado gran prominencia nacional por su labor como Jefe de Gobierno, el resultado de la encuesta fue en extremo cerrado, pero, en pro de la unidad de la izquierda, fue aceptado de inmediato. Eso contribuyó a mantener  cohesionado al movimiento que eventualmente logró ganar la presidencia. Ebrard no escuchó el canto de la sirenas del llamado Pacto por México, que tenía como objetivo profundizar las reformas neoliberales, sino que mantuvo distancia del gobierno de Peña Nieto, por eso fue objeto de persecución política. Es un miembro del gabinete que no se desdibujó, por el contrario, ha sido responsable de áreas enteras del gobierno, las que le corresponden como canciller, pero también otras fundamentales, como la compra de las vacunas contra el Covid-19. Se trata de un político con ideas propias, pero con una visión desde las colectividades y que, en consecuencia, representa una opción para millones de mexicanos y mexicanas. Su eventual presidencia sería de continuidad, por supuesto, de dar seguimiento a los grandes proyectos, pero también de dar respuesta a nuevos retos, Marcelo es, evidentemente, uno de los políticos con más sensibilidad, entendimiento y capacidad para enfrentar problemáticas sociales complejas.

Morena tiene otros prospectos, como Claudia Sheinbaum, la actual Jefa de Gobierno, quién también cuenta con una trayectoria destacada, de gran coherencia política y un muy buen desempeño como gobernante de la capital. Su proyecto merece ser valorado por la ciudadanía. Lo que le conviene al país y a Morena es que ambas opciones compitan en igualdad de circunstancias, que sus ideas se conozcan y sumen a la población que simpatice con los proyectos de la izquierda. También, es fundamental, que los mecanismos de selección sean claros y acordados, eso garantiza la unidad y la continuidad del movimiento. Otro elemento clave, es que la próxima candidatura sea la de mayor fortaleza y que Morena sea la fuerza que sirva para profundizar en la democracia y en la búsqueda por la igualdad del país. En ese sentido,  los llamados al piso parejo son oportunos y pertinentes, no se pueden pasar por alto. A diferencia de la otras opciones políticas, Morena cuenta con opciones sólidas, con propuesta y solvencia ideológica, atractiv@s para el electorado, por lo que la competencia pareja resulta fundamental, sobre todo, dentro de un partido político de izquierda. Este tipo de procesos, abonan a consolidar la democracia para el país porque se podrán conocer los distintos matices y propuestas para garantizar la continuidad del proyecto actual de gobierno. Además de garantizar que se mantenga en el poder el polo de izquierda que se ha conformado, que ofrece gobernabilidad al país y políticas que buscan una sociedad más justa y con un estado de derecho sólido. Todo esto implica cuidar el proceso, fortalecer al movimiento y ofrecer un piso parejo en la selección de la candidatura presidencial.


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