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Ricardo Monreal, el costo de la congruencia


Héctor Gerardo Estrada García / Maestría en Ciencias de la Investigación Especialidad en Matemática Educativa, Centro de Investigación y de Estudios Avanzados IPN

Con su voto en contra del llamado “Plan B”, el senador Ricardo Monreal consolida su imagen de “hijo desobediente” y es que, al interior de MORENA, parece que lo peor que un militante puede hacer es pensar por sí mismo, disentir, opinar diferente, la regla no escrita es clara: Acatar todo al dedillo (incluso sin leerlo) y, de paso, atacar a quien haga lo contrario. 

Sin embargo, el voto en contra que emitió el doctor Monreal fue claramente justificado: La propuesta de reforma electoral que se presentó y aprobó en el Senado de la Republica contiene una serie de inconsistencias graves, que evidentemente violentan la Constitución y representan un retroceso democrático. 

En los hechos, con su voto en contra, el senador no sólo buscaba cuidar la Constitución que juró defender, sino blindar también al mismo movimiento al que pertenece, del cual es fundador y que, al calor del “emborrachamiento” que da el poder, desdeña su papel en la historia y se maneja burdamente con las mismas prácticas que durante décadas se repudiaron. 

Ricardo Monreal ha sido el operador político más eficaz para el presidente y el movimiento de transformación nacional, aun así, ha sido víctima de una envestida difamatoria bien orquestada y dirigida para tacharlo de “traición”, bajo la premisa de que repetición es confirmación y apostándole a que una mentira repetida mil veces podría convertirse en verdad. 

Entonces, si apoyando incondicionalmente al presidente y ayudándole a pasar todas sus reformas, Ricardo Monreal recibe el peor trato posible, es de esperarse que la embestida en su contra arrecie después de su voto en el Senado, aunque este no haya cambiado el resultado. 

En realidad, eran bastantes los senadores que querían votar en contra de la reforma (lo comentaban constantemente entre ellos), pero la mayoría optó por la “disciplina” que tanto se valora en partidos como el PRI, donde “el que se mueve no sale en la foto”. 

Finalmente, con 68 votos a favor, 53 en contra y más de mil 200 reservas, se aprobó el “Plan B” de la discordia, que continuará su curso en la Suprema Corte de Justicia de la Nación y Ricardo Monreal deberá seguir resistiendo y pagando el precio de tener libertad de pensamiento, de hacer su trabajo de manera correcta; es el costo de la congruencia. 

Las opiniones vertidas en este texto son responsabilidad única y exclusiva del autor.  


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