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La incorporación de la perspectiva de género en el ciclo de las políticas públicas


Laura Mariana Fabila Pineda

Actualmente el estudio de las políticas públicas se ha tornado altamente relevante por considerarlas uno de los principales instrumentos que tienen la sociedad civil y el Estado para la solución de problemas que afectan a la población. El reconocimiento de que dichos problemas afectan de manera diferenciada y en distinta magnitud a las personas también ha complejizado su desarrollo y evaluación.

En las últimas décadas, el análisis y debate en torno al abordaje de los problemas públicos de forma interseccional ha sido ampliamente discutido. Se debe considerar que las acciones que se diseñen e implementen tendrán impactos diferenciados en la población objetivo. Por ello, se ha dejando de lado la elaboración de políticas para la “ciudadanía estándar”, que al enfocarse en una presunta neutralidad han conseguido ocultar sesgos y exclusiones que han perpetuado la vulnerabilidad de diferentes grupos sociales.

Por lo anterior, ha cobrado especial relevancia la incorporación de la perspectiva de género en las políticas públicas como la herramienta conceptual que nos permite identificar las diferencias entre hombres y mujeres, no únicamente biológicas, sino por las diferencias asignadas por los seres humanos basadas en un concepto cultural de dicotomía social de “lo femenino” y “lo masculino”.

Las condiciones de vida de las mujeres en México mantienen rezagos sustantivos en el conjunto de derechos que implica el bienestar, lo cual hace indispensable dicha incorporación que parte del reconocimiento de que existen diferencias sustanciales en la vida de las mujeres y hombres en diversos ámbitos sociales; que el sexo asignado al nacimiento acentúa la vulnerabilidad social en función de otras diferencias estructurales; y que considerar las problemáticas diferenciadas de la población objetivo en el abordaje de los problemas públicos es un ejercicio fundamental para incidir en la desigualdad (1).

El avance en la formulación de políticas públicas con perspectiva de género implica, necesariamente, considerar esta visión en todas las etapas del ciclo de las políticas públicas.

En un primer momento resulta indispensable realizar diagnósticos diferenciados que, al describir el problema y sus características, tomen en consideración, en el plano causal, los factores que propician la desigualdad. La principal limitación a la que se enfrentan los hacedores de política pública en esta etapa es a la falta de información actualizada y confiable, estadísticas desagregadas por sexo e indicadores con perspectiva de género, lo que pone en evidencia la importancia de la transversalización de la perspectiva de género en las instituciones públicas.

En relación con la inserción de la perspectiva de género en el diseño de las políticas, en ocasiones se orienta únicamente al diseño específico para el sector que está sufriendo la inequidad, lo que resulta eficaz en algunos casos en los que se puede eliminar un obstáculo para dar acceso a la población objetivo a las mismas oportunidades que el resto de la población, pero a menudo esto ahonda en la marginación de estos grupos, reforzando el separatismo (2).

En esta etapa resulta importante trabajar a mediano plazo a fin de asegurar la integración sistemática de la perspectiva de género en la planeación de la operación a todos los niveles en las instituciones. Con esto se pretende involucrar a todas y todos los actores asociados con la formulación de políticas, asegurando la presencia y contribución igualitaria de mujeres y hombres en el proceso de integración de las cuestiones de igualdad de género en la planificación, presupuestación, implementación, seguimiento y evaluación de todas las políticas, programas y actividades.

En cuanto a la evaluación con perspectiva de género, es necesaria su integración sistemática tanto en el proceso de evaluación por sí mismo, como en la política a evaluar. Es importante entender las implicaciones diferenciadas por sexo, producto de la intervención de la política, así como su consideración en la respuesta a las preguntas: “¿Qué se evalúa?” ¿Por qué se evalúa?” “¿Cómo se evalúa?”.

La evaluación con perspectiva de género tiene implicaciones metodológicas importantes, si bien esto no constituye una metodología específica (3) es posible su incorporación en la evaluación de cualquier tipo de política, diseñada o no con perspectiva de género, con la finalidad de incorporar elementos inclusivos que permitan la mejora y propicien la igualdad.

En definitiva, en una sociedad democrática es elemental incorporar la perspectiva de género en el ciclo de las políticas públicas para contribuir a aumentar su eficacia, nos ayudará a tener mejor entendimiento de la manera en la que todas las personas viven los distintos procesos sociales, económicos y culturales, lo que hará posible una distribución más inteligente de recursos para el beneficio de todas y todos, necesario para alcanzar la igualdad sustantiva.


1 Valle Rodríguez, G. M. & Bueno Sánchez, E. (2006). Las políticas públicas desde una perspectiva de género, Novedades en población, 2(4). Recuperado de: http://bibliotecavirtual.clacso.org.ar/Cuba/cedem-uh/20100313023232/Politicas_public
2 Polit Granja Emilio (2006). Una introducción al enfoque de género en las políticas públicas. Oficina de Estudios y Políticas Agrarias. Chile. Recuperado de: https://www.odepa.gob.cl/publicaciones/articulos/una-introduccion-al-enfoque-de-genero-en-las-politicas-publicas
3 Cuadras Xavier (2021). La perspectiva de género en la evaluación de políticas públicas. Instituto Catalán de evaluación de Políticas Públicas. España. Recuperado de: https://ivalua.cat/sites/default/files/inline-files/GP%2018%20-%20La%20perspectiva%20de%20género%20en%20la%20evaluación%20de%20pol%C3%ADticas%20públicas.pdf


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