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El abasto de agua, asunto de seguridad nacional: José Luis Luege


Juventina Bahena

José Luis Luege Tamargo, ingeniero metalúrgico de profesión, fue procurador federal del Medio Ambiente y luego secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales en la administración de Vicente Fox. Posteriormente, Felipe Calderón Hinojosa lo nombró titular de la Comisión Nacional del Agua a partir de diciembre de 2006 y hasta 2012. Los temas medioambientales son su especialidad y preocupación, y con esa autoridad que le da el conocimiento y la experiencia, se opuso a la construcción del aeropuerto en el lecho del Lago de Texcoco. 

En el Día Mundial del Agua, José Luis Luege nos hace un diagnóstico de las condiciones hidrológicas en nuestro país y cuáles serían las medidas que habría que tomar para atajar un problema que se ha venido agravando. El primer punto que aborda es el demográfico. 

—El crecimiento de la población junto con la producción de alimentos y los requerimientos de la agricultura, hacen que la demanda del agua crezca de manera exponencial. Lamentablemente no hemos incorporado acciones y programas de previsión, de cuidado del agua, de saneamiento, de tratamiento de las aguas residuales, que nos ha llevado a una situación de crisis y de estrés hídrico en muchas regiones en franca vulnerabilidad en cuanto al abastecimiento de agua potable a las zonas urbanas, principalmente de las grandes metrópolis como Ciudad de México, Monterrey y Guadalajara, pero también a comunidades o ciudades no tan grandes donde hay problemas muy serios de estrés hídrico debido a una demanda superior al líquido disponible.

La agricultura consume 75% de agua dulce 

  Además de la incidencia del tema demográfico, el ingeniero metalúrgico por la UNAM se refiere a la agricultura, que utiliza arriba del 75 por ciento del agua dulce disponible, tanto superficial como subterránea, más allá del uso industrial, público y urbano. 

  —Es un problema serio, y aunque hemos logrado una alta tecnificación en algunas unidades de riego del país, que no le piden nada a Israel, Francia o España, lamentablemente no llegan ni al dos por ciento de la superficie de riego nacional; el resto continúa con sistemas anacrónicos no sustentables, como el uso de agua de pozo, que se bombea para regar maíz, sorgo, alfalfa. Debido a esos métodos absurdos, inviables, hemos agotado muchos acuíferos subterráneos. 

  “También los organismos operadores municipales están lejos de una buena operación y tecnificación. Por todo ello, hago un llamado urgente a considerar el tema del abastecimiento del agua como un asunto de seguridad nacional y que realmente se retomen programas fundamentales tanto en la Comisión Nacional del Agua (Conagua) como la Secretaría de Agricultura, la propia industria y, desde luego, en todos los sistemas públicos urbanos.” 

Se requeriría una política nacional que involucre las decisiones que se puedan tomar a nivel local, municipal y estatal. ¿Quién debería tomar esa política, diseñarla e implementarla? Además, se requieren recursos. ¿La inversión en tecnología debe ser individual? ¿Cómo conciliar el esfuerzo personal con una política nacional de la gestión del agua? 

—El asunto incumbe a los tres órdenes de gobierno: federal, estatal y municipal. El tema de la administración del agua, de acuerdo con la Constitución y la Ley de Aguas Nacionales, es competencia federal; es decir, es la Federación la que tiene la responsabilidad de concesionar y administrar las aguas federales. 

Pero la operación corresponde directamente a los particulares, a los municipios, a la industria, a los agricultores. Sin embargo, se requiere visión federal. Cuando estuve al frente de la Comisión Nacional del Agua, le llamamos la Agenda del Agua 2030; hoy necesitamos una agenda 2050, en una visión de más largo plazo. 

El asunto es complejo porque requiere fuertes inversiones, de acciones bien planeadas y, sobre todo, programas que se diseñen con visión de largo plazo. Cada uno debe cumplir con la parte que le corresponde. El industrial tiene que incorporar todas las tecnologías para tratar y reutilizar el agua; los organismos operadores municipales necesitan invertir para no tener fugas en su red, para sectorizar, tratar el 100 por ciento las aguas como marca la ley y reutilizar el agua tratada para servicios, la industria y la agricultura. 

El agricultor tiene que incorporar tecnologías de riego mucho más eficientes y algo en lo que trabajé mucho y sigo insistiendo es en el intercambio de agua. Es un pecado seguir extrayendo agua pura de los acuíferos para riego de alfalfa, trigo, maíz, sorgo, cuando se puede usar con muy alta eficiencia y sanidad agua tratada. 

Es un asunto que abarca todos los órdenes de gobierno, el ámbito industrial, el social, porque se requiere una cultura de cuidado del agua a nivel personal, doméstico, de colonia, de municipio, para que realmente entendamos que el agua es un bien, y el agua dulce disponible se está agotando aceleradamente. 

¿Qué medida emprendería usted en este caso? 

—Se requieren fuertes inversiones para garantizar el saneamiento, volverla a usar, alta tecnificación en el riego agrícola, no perder agua en las redes urbanas. La inversión debe tener su origen en el usuario y, desde luego, en programas con subsidios bien dirigidos, pero también con incentivos. 

Es decir, se requieren fondos federales y estatales para que el productor pueda iniciar la tecnificación del riego de sus tierras y que los organismos públicos urbanos también se tecnifiquen al máximo. 

¿Dónde empezaría yo? En este momento estoy estudiando el intercambio del agua. Es decir, buscar, en primer lugar, que los organismos municipales operen con mayor eficiencia, que traten al 100 por ciento sus aguas residuales que se debe intercambiar para servicios urbanos, como el riego de camellones, campos de futbol, de golf, de lavado de calles, lavado de coches, pero también llevarla a la industria. Los municipios pueden establecer convenios con la zona industrial de su comunidad para el intercambio del agua. Lógicamente, el agua tratada tiene un costo, entonces tratar de llegar a esos arreglos para el intercambio del agua. 

Reconvertir cultivos 

En segundo lugar, añade, me concentraría en incentivar la tecnificación en el riego agrícola en dos vertientes, la alta tecnificación con agua tratada y la selección de cultivos de acuerdo a la región y a la demanda del mercado con cultivos que tengan mayor valor agregado.  

Da un ejemplo. 

—Sembrar maíz amarillo no tiene sentido porque lo importan de EU a un costo menor, además de que su siembra requiere un alto consumo de agua. Por otro lado, la siembra de hortalizas o frutales puede tener mayor valor en el mercado para ciertas unidades de riego que no son tan grandes. Entonces, hay que reconvertir los cultivos. 

Son varias acciones que se tienen que emprender en paralelo. Lo primero sería el saneamiento, apoyando a los organismos municipales para lograr el intercambio de agua con las unidades de riego, pero, insisto, no es una acción aislada, sino que hay que trabajar con los agricultores, con los organismos operadores, con la Conagua para que haya apoyos y con el gobierno federal para que haya incentivos. 

Como en muchos otros casos, la vulnerabilidad está en los recursos, siempre faltan. ¿Hay algún organismo internacional que pudiera apoyar en este caso? 

—Sí, cómo no. Hay fondos del Banco Mundial, o del Banco Interamericano de Desarrollo que ofrecen apoyo para este tipo de programas, pero es un tema que el actual gobierno lo tiene totalmente abandonado, no tiene ningún interés. Hay incentivos que se han desviado a gasto social, que desde mi punto de vista no está bien orientado, por ejemplo, es mil veces mejor invertir en agua, que en el programa de Sembrando Vida, que es dinero tirado a la basura, o de otros programas que les llaman de carácter social que realmente no están contribuyendo al beneficio social. 

  Una visión social mucho más amplia sería velar por la condición de vida de la gente, que tengan baños, que las escuelas tengan baños, que haya agua potable todo el día. Hay que reorientar parte del gasto social a los gastos de infraestructura de los organismos operadores municipales. Están desviando muchos recursos a ciertos gastos sociales y los municipios están abandonados, las comunidades no tienen agua, ni drenaje, ni baños. Hay que reorientar el gasto social a un beneficio más de fondo y de largo plazo, que es el tema del agua. 

También señala que hay programas federales que se han abandonado. 

  —Cuando estuve al frente de la Conagua contábamos con recursos importantes para infraestructura hidráulica que ahora están prácticamente en cero. También teníamos programas de incentivos para los organismos operadores municipales que se han reducido en 80 o 90 por ciento de lo que otorgábamos hace más de 11 años. 

  Había un programa de mejora para la eficiencia de organismos operadores municipales, donde con una serie de condiciones y de planes de acción del organismo municipal se le aportaban recursos; el programa de devolución de derechos; el de agua potable para zonas urbanas. Teníamos una inversión y un apoyo subsidiario de programas condicionados a mejoras en la operación de los organismos municipales, que ahora están prácticamente desaparecidos. 

La gran infraestructura hidráulica, presas, acueductos, plantas de tratamiento, se están reduciendo prácticamente a cero, la inversión la está consumiendo una presa y nada más. 

Por último, los presupuestos de la Conagua se han reducido a la mitad de lo que tenía en 2012, lo que ha implicado pérdida de personal técnico, de estudios, de vigilancia, de supervisión y de inversión. Estamos ante un abandono de la política hídrica en el país.

El tema del agua es un problema a nivel mundial. Aunque el agua es un bien muy abundante en la naturaleza, el agua dulce disponible se ha reducido de manera dramática, de ahí que se requiere un cambio radical en las políticas del agua, pero en nuestro país lamentablemente vamos en retroceso.”




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