Trabajo Legislativo / Entrevista


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El cabildeo es una actividad legítima en países democráticos: Gustavo Almaraz


Juventina Bahena
El cabildeo tuvo su auge a partir de que se instala la pluralidad política en el Congreso a partir de 1997, pero es una actividad que no gozó de buena reputación hasta que los grupos de interés fueron tomando distancia de los grupos de presión. La Cámara de Diputados tiene un registro de cabilderos que llevan a cabo una actividad legal y profesional. Gustavo Almaraz Petrie, director ejecutivo del Grupo Estrategia Política, nos explica cómo se ejerce, grado de especialidad, marco ético y límites legales.

El cabildeo es una actividad legítima, propia de los países democráticos, mediante la cual la sociedad hace llegar su punto de vista, la información experta a los tomadores de decisión, de manera abierta, transparente y apegada a la ley, con pleno respeto a la autonomía de los poderes públicos. Hasta ahí llega nuestra capacidad de influir, dice Gustavo Almaraz Petrie, abogado de profesión y director Ejecutivo del Grupo Estrategia Política, donde se realiza monitoreo y ofrecen servicios de consultoría política.Aunque es una actividad común de democracias maduras y avanzadas, en México no floreció hasta que se instauró la pluralidad política. Con esa perspectiva de quien está atento a las transformaciones y el devenir histórico político del país, Gustavo Almaraz padre, fundó el despacho un poco antes de 1997, cuando el Pleno de la Cámara de Diputados se pintó de los colores que distinguen la pluralidad política.

—“A partir de que el PRI pierde la mayoría en el Congreso, mi padre se inicia en esta especialidad un poco antes de 1996 y funda el despacho que yo represento, porque él ve venir este cambio y con ello esta necesidad de que la sociedad interactúe más con los tomadores de decisiones.

“Más adelante, a partir de 2000, el Congreso marca una representatividad mucho más clara. El Ejecutivo ya no tiene el poder de tomar todas las decisiones; además, hay alternancias en los estados y los congresos locales empiezan a tener vida propia. entonces surge la necesidad de contar con las tareas de cabildeo o de asuntos públicos, como se ha dado en llamar.

“El cabildeo es una actividad lícita propia de las democracias, que se debe hacer de manera transparente, apegada a la ley, cuyos límites están marcados por la entrega de información a un legislador para que esté en condiciones de tomar la mejor decisión en cuanto a una propuesta legislativa; hasta ahí llega nuestra capacidad de influir, lo demás son decisiones autónomas de los poderes públicos que respetamos profundamente.”

Todo mundo hace cabildeo

Esta no parece ser una actividad exclusiva de los grandes industriales, de la iniciativa privada.

—Lo hace todo mundo: la sociedad, los sindicatos, la Iglesia, los padres de familia, el sector financiero, el sector privado, todo mundo hace cabildeo amparado en el derecho de petición plasmado en el artículo 8 constitucional. Solo pedimos que nos escuchen, que se tome en cuenta la información que proporcionamos, antes de tomar una decisión que nos afecta.
El cabildeo ha evolucionado y las empresas lo hacen de manera profesional, con estructuras y estudios específicos, señala Almaraz.

—Revisamos las gacetas, el Diario Oficial de la Federación y vamos detectando cuáles son las políticas públicas que pudieran impactar a un sector. Así que cuando se acerca el sector privado a su representante popular para plantearle que la decisión que va a tomar le puede afectar en la generación de empleos, en su actividad económica, o el impacto que puede tener una visión en la sociedad. Ése es el cabildeo y el diputado, el senador, el ejecutivo, el gobernador, tomarán la decisión en su soberanía.

¿Cómo hacen para proporcionar una información experta sobre los temas tan diversos que se tratan en el Congreso?

—Como firma, estamos atentos al entorno político y social, pero el cabildeo lo hacen las industrias, los interesados, la sociedad. Te doy un ejemplo: en días pasados había unas señoras manifestándose, pidiéndole a la secretaria de Educación el regreso a la escuela de tiempo completo; ésa es una especie de cabildeo, al decirle a la funcionaria que las decisiones que se están tomando las afectan.

“Entonces, al Congreso no le debería sorprender que los entes económicos y sociales, los que ustedes quieran, se acerquen a nuestros representantes populares para plantear sus demandas y peticiones.

“Te doy otro ejemplo: si, digamos, la leche va a tener una regulación específica, o el agua, pues los lecheros se van a acercar y nosotros podemos ser un vehículo para decirle quiénes son los actores políticos, cuándo se presenta la iniciativa, cómo va el proceso, en qué comisiones está. Es decir, el cabildeo no lo hacemos las firmas especializadas, nosotros somos simplemente orientadores en la toma de decisiones para que la industria del sector haga su cabildeo”.

Acaban de llegar una reforma enviada por el presidente a la Ley de la Administración Pública Federal ¿Cómo la procesa el despacho?

—La resumimos y se la enviamos a varios clientes que representamos involucrados en las compras de gobierno; les señalamos los cambios que les pueden afectar ¿Qué posibilidades hay de que la iniciativa sea aprobada? Ahí es donde hacemos el análisis: Primero, es una iniciativa del Ejecutivo, quien tiene mayoría simple en el Congreso. A cuál comisión se turnó, cómo está integrada, qué legisladores la votarán a favor y qué legisladores han votado en contra en propuestas similares. Se puede entablar un diálogo con ellos, pero hay que acercarse a quienes tienen la mayoría. Los sectores exponen de frente sus inquietudes y los impactos, positivos o negativos, que tendrá la iniciativa en algunos aspectos.

Con ello queda claro que los expertos no están en la firma sino en las industrias como la farmacéutica, ferrocarrilera, de tecnología, de salud, de alimentos, de bebidas. “A mí me brindan el insumo de cómo les puede impactar fiscalmente”.

Si con el cabildeo se busca influir y orientar las decisiones políticas, ¿cuál es la frontera entre lo que es profesional y ético a una influencia indebida que raya en actos de corrupción?

—Yo creo que está muy claro. Nos acercamos con todo respeto al legislador, le brindamos información, planteamos los impactos. Lo maravilloso del Congreso es su pluralidad y que pueda uno tener la libertad de hablar con cualquiera de ellos. La verdad es que están muy abiertos para escuchar, porque ellos tampoco son expertos en todos los temas que se tratan ahí.
“Hasta ahí se está en la línea de la transparencia, de la ética y de la absoluta legitimidad para ir a plantearle, por ejemplo, que ahí en su distrito tengo una planta productiva que sufre los impactos de una disposición; “pago impuestos y tengo derecho de venir a decírtelo”.

Gustavo Almaraz Petrie también es el vicepresidente de la Asociación Nacional de Profesionales del Cabildeo y Asuntos Públicos; tiene muy clara la línea que marca lo profesional, lo ético, lo legal y los actos de corrupción.

—Están clarísimos los actos de corrupción y son perfectamente denunciables. Por lo que hace a nuestra firma, no solamente nos regimos por un código de ética, es decir, no puedes regalar nada, no puedes dar dinero, sino por las leyes vigentes respecto de delitos penales, conflictos de interés, tráfico de influencias, y por estar ligados a empresas internacionales, también nos regimos por la normatividad internacional.
Es más, agrega, como firma nos piden comprar seguros que cubran la responsabilidad que podemos generar por alrededor de siete millones de dólares –140 millones de pesos–que nos piden nuestros clientes por si nos equivocamos.

¿Puedes explicar un poco más este punto?

—Las empresas internacionales tienen que responder por sus actos en su país o en otros, sobre todo en el tema de corrupción. Piden a los proveedores, donde pueda haber cierto riesgo, que adquieran una cobertura para cualquier acto de responsabilidad que le generen a su reputación, a su marca, en el manejo de información sensible o privilegiada que maneje la empresa y que pueda tener un costo para ellos en un futuro, y el seguro cubre ese tipo de posibles daños o perjuicios.

“Ése es el nivel de escrutinio al que nos someten. Por una parte, nos regimos por la ley mexicana que respetamos profundamente; aparte, hay un registro en la Cámara de Diputados y otro en la Cámara Senadores, donde estamos registrados todos los cabilderos; luego tenemos las leyes internacionales. Si yo cometo un delito o un error aquí, el responsable es mi cliente, yo mismo, ante las autoridades mexicanas o ante autoridades americanas o europeas.”

Cuando se traspasa la línea de lo ético y lo legal

Cuando alguien dice; “es que vienen con maletas de dinero”, eso no es cabildeo, eso es corrupción abierta y el primero que recibe una maleta de dinero se debe denunciar. Un cabildero profesional de asuntos públicos nunca va a invitarle ni un refresco a un legislador, se va a sentar con él en su oficina a tratarle los temas. Los legisladores son muy sensatos. Que a la gente no le sorprenda que una empresa se acerque para decirle “señor legislador, éste es el efecto que va a tener su propuesta en la cadena de valor, en la cadena productiva, en el empleo” y que el legislador diga “pues tienen razón” ¿Cuál es el problema?, pregunta Gustavo.

Mientras se discutía la iniciativa de la Reforma Eléctrica enviada por el Ejecutivo, se suscitó un affaire por la presencia de Paolo Salerno a quien la Mesa Directiva identificó como cabildero y coordinador del Comité de Energía de la Cámara de Comercio Italiana en México, asociada a la empresa italiana de energía Enel Group, sentado en una curul del Pleno junto a la diputada del PRD Edna Díaz ¿Nos puedes dar tus impresiones al respecto?

—Bueno, él no es cabildero, no está registrado como tal; es un abogado especialista en materia energética. Si revisas los archivos de Morena, los del PAN o de cualquier otro grupo parlamentario, todos tienen especialistas contratados. Todos. El error fue que el señor estuviera metido en el Pleno asesorando a la legisladora; pero todos los grupos parlamentarios voltean a los especialistas; piden a las universidades su opinión; por supuesto que es absolutamente legítimo, porque, insisto, no son todólogos. Se estaba discutiendo la reforma más importante de este sexenio y tienen todo el derecho de pedir información o a contratar los servicios de los especialistas. Al final, el que haga cabildeo lo debe hacer de manera transparente, ética, de conformidad con las leyes nacionales e internacionales.


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