Por primera vez, por lo menos en el tiempo que llevo en esta Cámara de Diputados, las diputadas y diputados aprobamos una ley con perspectiva local y como muestra de respeto al federalismo; me parece que así es como se tienen que construir las normas que rigen al país, si son federales, pero nunca perdiendo la óptica de lo local, que es el ámbito donde la gente se desarrolla todos los días, expresa en entrevista el diputado José Elías Lixa Abimerhi (PAN) al hacer un balance de la aprobación de la Ley del Sistema de Horario en los Estados Unidos Mexicanos.
A partir del 30 de octubre ya no tendremos que cambiar de horario dos veces al año con los beneficios que ello conlleva a la vida ordinaria de la gente, particularmente en niñas, niños y adolescentes, y aún más importante, dice satisfecho el diputado integrante de las comisiones de Puntos Constitucionales, Reforma Política-Electoral y Jurisdiccional, es que los estados tienen ahora la facultad de solicitar el cambio de horario, el que más les convenga de acuerdo a sus meridianos, a su cercanía comercial con los estados fronterizos y lo que más conveniente sea en su seguridad, educación y desarrollo de sus ciudadanos.
Lixa Abimerhi explica que, aunque había una propuesta del Ejecutivo federal, se tenían varias iniciativas de todos los grupos parlamentarios; él mismo es autor de una de las iniciativas que motivó este dictamen. Finalmente, dice, nos sentamos a la mesa y cada uno expuso sus propuestas y preocupaciones sobre el tema. Las conclusiones a las que llegamos se reflejan en la ley.
“Por primera vez, por lo menos en estos cuatro años que llevo en la Cámara de Diputados, es que una ley se aprobó con perspectiva local y no desde el centro del país; fue una muestra de respeto al federalismo; yo creo que así es como se tienen que construir las normas que rigen al país si son federales, pero nunca perdiendo la óptica de lo local, que finalmente es donde la gente se desarrolla todos los días.”
Otra de sus observaciones es que no desapareció el horario de verano, como se afirma, porque, aunque en gran parte del país va a regir el que hemos tenido durante el invierno, hay estados que continuarán de manera permanente con el que ya manejaban, como es el caso de Quintana Roo.
—Un caso novedoso es Chihuahua, que a partir del 30 de octubre va a tener de manera permanente el que hasta hoy les ha regido durante el verano, porque así lo manifestaron los representantes del estado y nosotros defendimos su postura. El país tiene 32 estados, 32 realidades que son distintas, a pesar de que somos un solo país. Yo he pugnado porque respetemos su libertad y su soberanía. Ningún diputado o diputada representa a la nada, todos representamos a un estado y cuando emitimos nuestra opinión es muy difícil que opinemos algo distinto a lo que le conviene a nuestros estados.
No obstante, todos coincidieron en que prácticamente todo el país tenía una exigencia: acabar con los cambios de horario, no así las entidades fronterizas.
—Baja California, una parte de Tamaulipas, una gran parte de Coahuila y un municipio de Nuevo León, por ejemplo, van a continuar con horario estacional y cambiarán el horario dos veces al año. Para los 28 estados restantes se acabó el horario de verano el 30 de octubre y nunca más un cambio obligatorio.
A propuesta suya, los estados podrán opinar sobre el horario que les corresponde.
—La federación impone horarios, no toma en cuenta realidades locales que tienen que ver con seguridad, educación, turismo, economía, cultura, y un estado tiene la capacidad de decir lo que le conviene, entonces establecimos una regla para que los estados por iniciativa propia puedan pedir al Congreso de la Unión se analice su cambio de horario por así convenir a sus situaciones de colindancia con otro huso horario, y el Congreso de la Unión lo tenga que resolver en tres meses.
Esto, reitera el diputado Lixa, es una muestra de respeto al federalismo, a la soberanía de los estados; además, estarán facultados a través de la iniciativa de su ejecutivo o de su congreso estatal a iniciar foros, consultas, mecanismos de participación ciudadana en donde cada entidad pueda decidir lo que es mejor para sí mismo y el Congreso de la Unión tendrá que tomar en cuenta esta solicitud y procesarla.
“Somos un país tan diverso y extenso que no podemos cerrar los ojos ante las realidades que se viven en lo local. Creo que es una buena ley, no es perfecta porque es sumamente complejo acertar exactamente a lo que quieren todos, porque al final existen diferentes versiones de lo que es mejor, pero finalmente cada estado pueda redefinir su destino”.