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El poder de las palabras


Aída Espinosa Torres

“Damos servicios de escritura profesional. Tenemos una miscelánea de palabras para nuestros clientes. Redactamos, corregimos y traducimos”. Así se presenta un grupo de mujeres emprendedoras para dar a conocer su proyecto comunicativo: Contexto Estudio. Y en efecto, resuelven problemas con palabras.

La cofundadora, Daniela Boullosa, recuerda que ella y tres amigas de la licenciatura empezaron a escribir contenidos para empresas como freelancers. Como egresadas de la carrera de filosofía, veían poco prometedoras las oportunidades en el campo laboral fuera de la academia. Se dieron cuenta de que las empresas descuidan la parte de la escritura. “Hay una idea errónea de que todo el mundo puede escribir bien, de que es una parte sencilla y no tiene importancia. Contratan a alguien con estudios en mercadotecnia que, si bien tiene muchas habilidades, puede cojear en la redacción”.

Enfatiza: “La ventaja que tenemos, además de saber escribir, es que sabemos investigar. Lo que nos dejó la carrera va más allá de la ortografía y la redacción. Te deja pensamiento crítico y capacidad de argumentar. Lamentablemente, no es una actividad que esté valorada ni social ni monetariamente. Eso es lo que buscamos cambiar”.

Empezaron el negocio tocando puertas. Primero entre familia y amigos, luego con cualquiera que tuviera la necesidad de la escritura. Poco a poco los clientes empezaron a recomendar sus servicios. “No hemos tenido que pagar publicidad, y eso indica que hay una necesidad muy concreta. Las personas reconocen que una gran idea no es nada si no se sabe transmitir. No es solamente escribir algo, sino todo un trabajo de narrativa que empieza por conocer la audiencia y el cometido del texto”.

Habitar muchos mundos

“Ser mujer y aventurarse a emprender es una tarea de todos los días. Es demostrar que tienes la capacidad y los conocimientos. Es fácil que, entre señores de negocios, se desacredite a un grupo de filósofas jóvenes. El ambiente puede ser intimidante, pero confiamos en que nuestro trabajo habla por nosotras.”

¿Cómo enfrentan esas situaciones?

Hemos tenido encuentros incómodos con hombres que vierten comentarios machistas o despectivos, como quien nos dijo: “a ustedes les va a ir bien porque son bonitas” y “tú deberías usar lentes para verte más intelectual”. Estas afirmaciones no se enfocan en nuestras capacidades, así es que nos toca resistir desde lo que hacemos. Cada junta y cada presentación es un reto. Afortunadamente, también son oportunidades continuas de retar los prejuicios.

¿A quiénes ofrecen sus servicios?

Los clientes son muy variados. Hemos trabajado con la industria de alimentos, con la industria textil, con financieras, con empresas sociales. Existen áreas que necesitan un lenguaje muy analítico, muy técnico. Otras requieren de un lenguaje creativo o poético, y eso es muy divertido. La idea que guía nuestro negocio es que el lenguaje es sumamente poderoso; es una herramienta desperdiciada si no la usamos a nuestro favor.

Aunque solemos trabajar con empresas, también hemos llegado a escribir votos matrimoniales, hemos asesorado procesos de admisión a posgrados y dado talleres de escritura creativa en distintos medios. Ahora mismo impartimos un taller de narrativa en La Cana, una empresa social que trabaja con mujeres privadas de la libertad. Colaboramos en el programa de reinserción social y ayudamos a las mujeres a contar su historia.

¿Cuáles son los problemas de no usar bien el lenguaje?

La ambigüedad, si no es intencionada, puede perder a muchos lectores en el camino. Las palabras tienen el poder de desencantar o seducir. Todos reconocemos el poder de un buen slogan, un título poderoso o un nombre ingenioso para una empresa. Ludwig Wittgenstein decía: “los límites de mi lenguaje son los límites de mi mundo”. Es una frase que repetimos mucho en Contexto.

Por otro lado, las traducciones son extremadamente delicadas y una mala traducción puede ser catastrófica; hacerlo bien tiene su complejidad. No sólo es conocer el vocabulario, sino también conocer bien la cultura y el contexto.

El mundo es del tamaño de tu lenguaje

¿Qué es lo que más les piden?

Textos para página web, blogs, captions de redes sociales, comunicados de prensa, newsletters, textos de identidad, guiones. Hay de todo. Es un reto interesante porque se sabe que, en promedio, las personas no leen mucho. Entonces tienes que capturarlas desde la primera oración.

Lenguaje inclusivo

“El lenguaje tiene la capacidad de incluir o de excluir. Estamos convencidas de que el lenguaje incide en la realidad. Las empresas a veces utilizan palabras con implicaciones no advertidas, que pueden ser discriminatorias. Tratamos de ser sumamente cuidadosas con eso”.

“Nosotras somos grandes defensoras del lenguaje inclusivo. Sobre todo, porque no perdemos nada, al contrario; si lo aplicamos es un esfuerzo que vale la pena. Además, hay formas de evitar el género sin recurrir a la x o a la e. De lo que estamos seguras es que no estamos de acuerdo con que se banalice esa lucha. Al final, quienes desacreditan el lenguaje inclusivo lo hacen a través de falsas dicotomías”.

¿Qué nos brinda el lenguaje?

El lenguaje es nuestra manera de darle sentido a todo lo que atravesamos. Es un refugio y a la vez un arma para enfrentar la vida. Al final, tenemos en las palabras la capacidad de darle un giro a nuestra propia realidad. Y eso es increíblemente poderoso en un mundo tan devastador.

Tenemos que hacernos cargo de nuestras palabras. También de nuestros silencios. Una comunicación más asertiva empieza por nosotras mismas.

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Sección: Entrevista


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