Juventina Bahena
En 46 años de reportero, Felipe Barrera Jaramillo, como Oriana Fallaci, también tuvo su Entrevista con la historia, pero a la mexicana. Por su grabadora de cassette desfilaron personajes de la política, presidentes, diputados que fueron presidentes, actrices que fueron diputadas, figuras del deporte y por supuesto dando la primicia en el lugar de los hechos, algunas tan trágicas que lo conmovieron profundamente, al límite de la cordura.
La instrucción de su director era regresar con la entrevista exclusiva ¿Cómo lo lograba? Se colaba en los reclusorios para buscar a los exfuncionarios acusados de corrupción o trepándose a una pipa sujetándose de la boquilla superior para introducirse a la zona del desastre, ya rodeada por el Ejército, o saltando al ruedo a fin de acompañar a una figura taurina luego de concluir su faena.
El director de Notisistema, en red nacional, medio para el que laboró por 20 años, le pedía notas exclusivas, que conseguía con sagacidad y atrevimiento, “de lo contrario no se logra el objetivo de llevar una noticia importante que pueda darle realce al medio y cautivar a la audiencia”.
—Antes, los reclusorios tenían mecanismos de revisión distintos y podía “colarme”. En el Reclusorio Sur hice la primera entrevista al ingeniero Jorge Díaz Serrano, quien había sido director de Pemex y senador de la República, señalado como candidato natural del PRI a la Presidencia de la República, para finalmente caer en prisión acusado de corrupción. Ya dentro del reclusorio, le alquilé una radiograbadora a uno de los internos que administraba una de las tienditas que hay en el penal; también me vendió un cassette con música y sobre esa cinta grabé la entrevista. Incluso me colé a su boda civil con Helvia Martínez Verdayes, quien había sido su secretaria; el brindis fue con agua de Jamaica. Por cierto, fue ella quien posó para la escultura de la Fuente de la Diana Cazadora.Otros internos que se enfrentaron a la grabadora de Felipe Barrera fueron Alfredo Ríos Camarena, político encarcelado por el fraude en el fideicomiso Bahía de Banderas. “En el dormitorio 10 del Reclusorio Norte entrevisté sin grabadora al narcotraficante Rafael Caro Quintero luego que lo trajeron a México de Costa Rica junto con Sarita Cosío, una menor de edad a quien decían que había secuestrado, pero en realidad era su novia, y me advirtió: de Sarita, nada. Al lado, en el 10 bis, estaba Ernesto Fonseca Carrillo, Don Neto.
“En el Reclusorio Sur estaba Alfredo Ríos Galeana, considerado como el enemigo público número uno de los 80. El comandante Armando Pavón Reyes, señalado de haber recibido un cheque de 60 millones de pesos de Caro Quintero para dejarlo salir del aeropuerto de Guadalajara, fue quien me puso en contacto con él. Al principio, Ríos Galeana fue muy parco, pero me dijo: ‘no puedo hablar porque estoy muy amolado aquí y me voy a amolar más, pero muy pronto vas a tener noticias mías’. ¿Qué me estaba adelantando? Que ya tenía todo listo para la fuga que se dio a sangre y fuego de los juzgados de ese centro de reclusión. Antes se había fugado del penal de Barrientos.
“Dicen que en el futbol el portero sin suerte no es portero. En el periodismo digo que reportero sin suerte tampoco. En mi caso, el factor suerte ha sido determinante para muchas entrevistas que obtuve”.
Felipe revive el entusiasmo y la pasión de los primeros años de reportero y chasquea los dedos con una sonoridad que busca representar la agilidad y la presteza con las que buscaba la noticia. Ser el primero era el reto y difundir su trabajo en Notisistema, de cobertura nacional, un triunfo. Nos cuenta las peripecias que enfrenó para lograr la primera entrevista con Porfirio Muñoz Ledo sobre la Corriente Democrática.
—En un aniversario del PRI que se celebró en el Auditorio Nacional estaban los expresidentes Luis Echeverría, José López Portillo y el presidente Miguel de la Madrid. Yo platicaba con Francisco Hernández Juárez, del sindicato de Telmex, y se acercó Muñoz Ledo con otras personas y le dijo: “usted es el hombre que nos hace falta”, porque ya se hablaba de una revuelta al interior del partido, la que conocimos después como Corriente Democrática encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas, Porfirio Muñoz Ledo, Ifigenia Martínez, Rodolfo González Guevara, quienes ya no querían la imposición de candidatos por parte de Miguel De la Madrid. Nos entregaron un documento y nada más, pero a mí me ofreció: Cuando guste, le doy una entrevista.
La ocasión se presentó cuando Muñoz Ledo dio una conferencia, pero el joven reportero fue enviado a cubrir otra nota. Después se trasladó a la casa de San Jerónimo donde se llevó a cabo la rueda de prensa, pero ya el lugar estaba desierto. De cualquier manera, esperó durante seis horas en la calle hasta que Porfirio llegó después de las doce y media de la madrugada y le espetó: “Usted me debe una entrevista”.
—No había luz, colocó un quinqué en el escritorio de su biblioteca para iniciar la charla, pero no quería hablar de la Corriente Democrática. Le pedí que manejáramos la información del documento con formato de entrevista. Él estuvo de acuerdo. Y mi primera pregunta fue: licenciado, al margen del documento, ¿qué es la Corriente Democrática de la que se habla al interior del PRI? Como me respondió, a esa primera pregunta siguió otra y otras más. Terminé la primera parte del casete, le di la vuelta y del documento, nada.
“Obviamente no dormí, el tiempo se me fue en escuchar, transcribir, redactar. Pasó al aire truqueada, como si hubiera sido en vivo. Cuando terminó la transmisión sonó el teléfono; era Muñoz Ledo”.
—¿Todo eso le dije?
—Pues es su voz, licenciado.
“Esa entrevista se publicó en casi todos los periódicos y tuvo un impacto a nivel nacional, pero poco reconocimiento al entrevistador. El único periódico que lo hizo fue La Jornada, incluso Muñoz Ledo envió algunos desmentidos porque se tergiversó alguna información. El único periódico que publicó ese desmentido fue el unomásuno de Manuel Becerra Acosta. Y ahí aclaró que esa entrevista se la dio a Felipe Barrera, de Notisistema.”
Felipe Barrera, que llegó al periodismo por accidente, porque su intención junto con un amigo era crear una clínica dental en una ciudad fronteriza, también quiso ser futbolista profesional. Lamenta que pocas veces sea valorado el trabajo del periodista porque se le da más relevancia al medio que a la persona. Dependiendo del medio en que se trabaja, se le da importancia al reportero. “Creo firmemente que el reportero hace al medio y no al revés.”
Cuando un reportero cubre tragedias de desastres naturales que dan la impresión de tratarse de escenarios apocalípticos, ¿cómo puede enfrentarlo y vivir con ello? En una escena de la película 8mm, Max California (Joaquin Phoenix) le dice a Tom Welles (Nicholas Cage) antes de mostrarle cintas snuff, “cuidado con lo que ves, porque ya no lo puedes desver”. ¿Cómo enfrentó Felipe Barrera esas escenas dantescas que ya no puedes desver?
—Cubrí las explosiones de San Juan Ixhuatepec (1984) en una planta de gas licuado de Pemex. El Ejército acordonó el lugar inmediatamente. No sé cómo lo hice, pero me “colé” trepado en una pipa de agua de las que iban entrando a la zona del desastre, agarrado de la boquilla que tienen en la parte superior. Adentro del área me encontré con Rafael Vieira Matuk, reportero de Televisa; en ese momento bajó el helicóptero donde llegaron Miguel de la Madrid, Alfredo del Mazo, gobernador del Estado de México, Humberto Lira Mora, secretario de Gobierno, para valorar la situación.
“Ahí se vivió un infierno. El fuego arrasó y carbonizó todo, personas, animales, viviendas. Uno tiene que reprimir el llanto porque hay que cumplir con una labor informativa. Igual en los terremotos de 1985. La Ciudad de México estaba destruida. También fui al panteón de San Lorenzo Tezonco porque iban a sepultar a un gran número de fallecidos y hay que recordar que muchos cuerpos estaban sobre camas de hielo en el Parque del Seguro Social, hoy Plaza Parque Delta. Y entonces, en el camino, me llegó todo ese sentimiento, ese dolor que reprimía y estallé en llanto. Algo similar me ocurrió con el rescate de los 7 bebés recién nacidos en el Hospital Juárez cuando sale debajo de los escombros el primero y suelta el llanto, hecho que transmití al aire”.
Felipe Barrera dio la primicia a nivel nacional del atentado en Lomas Taurinas, Tijuana, a Luis Donaldo Colosio y estuvo en el área de terapia intensiva del Hospital General de Tijuana cuando un grupo de médicos cuchichearon que el candidato presidencial del PRI ya había fallecido. Él dio la noticia, antes que ningún medio, del fallecimiento; minutos después Liébano Sáenz lo hizo oficialmente.
De 1989, año del incendio en la Cámara de Diputados, donde el Ejército custodiada las boletas electorales, el entrevistado rememora.
—De mi labor en esta Cámara de Diputados, recuerdo el incendio aquel mes de mayo de 1989. Se especuló que había sido provocado. Un año antes se habían llevado a cabo las elecciones para la Presidencia de la República y se hablaba de un gran fraude provocado por la caída del sistema de cómputo controlado desde la Secretaría de Gobernación, cuando los números indicaban que Cuauhtémoc Cárdenas iba a la cabeza, seguido por Manuel J. Clouthier y en tercer lugar Carlos Salinas de Gortari.
“La Cámara tuvo sesiones intensas, muy prolongadas, con enfrentamientos, no solamente verbales sino también físicos. La oposición no quería que se leyera el dictamen que declaraba ganador de la elección presidencial a Salinas; los diputados del PAN, encabezados por su coordinador Abel Vicencio Tovar, bajaban al basamento porque querían que se abrieran los paquetes electorales, pero se topaban con el Ejército que los custodiaba. Por prudencia, regresaron al salón de sesiones a seguir debatiendo, discutiendo, reclamando. Querían que se aclarara esa elección. Pero es una cosa curiosa que fuera el mismo PAN el que después pidiera y apoyara que se destruyan las boletas electorales.
“Aquí se han aprobado muchas leyes, muchas reformas constitucionales, pero no todas han beneficiado a la población como cuando se aprobó el Fobaproa, el anatocismo financiero, el aumento al IVA del 10 al 15% de un solo golpe, que se remató con la famosa roqueseñal de aquel triunfo legislativo para el partido que controlaba todo en este país. También vimos cómo se aprobaron el outsourcing que supuestamente ya desapareció.
La Cámara de Diputados fue la antesala de muchos gobernadores y presidentes como Vicente Fox y Felipe Calderón”.
“Terrorista de la información” fue su estigma.
Felipe ha sido testigo de los cambios producidos por las luchas sociales de los partidos de oposición. Hoy, dice, hay más democracia y libertad de expresión. Él lo puede constatar porque sufrió represión. En Grupo Acir fue castigado por una entrevista a Arnoldo Martínez Verduzco (después de que López Portillo nacionalizó la banca) quien declaró que se había gastado más en actos de apoyo a la nacionalización de la banca, que lo que había en el fondo para pagarle a los banqueros. Lo enviaron a la redacción a elaborar los noticiarios de cada hora, redactarlos, grabarlos, hacer el programa en vivo, el resumen general. Para él, más que castigo fue adquirir más experiencia.
—Me corrieron de Grupo Acir con la etiqueta de “terrorista de la información”. Debido al manejo de la información que hacía para Notisistema durante la campaña de Carlos Salinas de Gortari. En ese sexenio su medio fue prácticamente “borrado” porque en Los Pinos no les gustaba la información que se manejaba. Por ejemplo, en una nota de color de la campaña en Tlaxcala, cuando miembros del Estado Mayor repartían a los asistentes los textos con las supuestas peticiones al candidato, una campesina le dice confundida: “es que yo no entiendo, yo no escribí esto, pero yo a usted candidato, le quiero decir esto…”.
“Por cosas así fui señalado y muchas veces no tuve cabida en medios de mayor renombre, pero estoy satisfecho en los medios por los que he transitado, donde creo que he dejado huella porque antepuse la ética. Para ser un gran periodista no hay que comprometerse con nadie ni hacer periodismo militante. En la actualidad hay libertad de expresión. El asunto es que muchas veces nosotros nos autocensuramos por conveniencia o por temor, como suele ser en temas tan delicados como lo relacionado con el narcotráfico”.
¿A quién más le hubiera gustado entrevistar?
Defender a los pobres, dice, es un gran negocio en el mundo de la política o de los cultos religiosos donde se lucra con la fe de la gente; por eso me hubiera gustado entrevistar al Papa Juan Pablo II para preguntarle cuál fue la verdadera razón por la que él llegó a ser el Papa y cuál fue el motivo del fallecimiento de Juan Pablo I, por qué desde el Vaticano se defiende a los sacerdotes pederastas. Siendo el Vaticano un Estado muy rico qué hace por las comunidades marginadas, por los pueblos que se están muriendo de hambre, sobre todo en el continente africano. Ésa es una de las entrevistas que a mí me hubiera gustado hacer.
“Yo he entrevistado a muchos políticos: Miguel de la Madrid, Felipe Calderón, Vicente Fox, como reportero de radio; entonces la radio no tenía mucha importancia y la prensa escrita tenía mayor valor para la clase gobernante. El reportero radiofónico era como el bicho raro, el patito feo; bueno, nos llegaron a colgar el mote de los bulbos, también nos llamaron los chacales, los chacaleros somos aquellos que andamos buscando la nota, entrevistando, de aquí para allá. De ahí viene el nombre del chacalódromo, aquí donde se dan las conferencias de prensa”.
Recuerda una entrevista con Hugo Sánchez después que falló ese penal en el estadio Azteca en el Mundial del 86 frente a Paraguay. Otra vez se coló cuando sale Miguel de la Madrid del palco presidencial del estadio. Se metió por ahí y ni recuerda cómo bajó hasta la cancha y luego a la zona de vestidores, pero logró entrevistar a Hugo Sánchez, que venía caminando con Juan Dosal, un cronista deportivo de Televisa. Llegó orgullosamente con la exclusiva a Notisistema.
O aquella otra vez que entrevistó a Eloy Cavazos cuando anunció su primer retiro, luego de que le había ido muy mal con la encerrona en la plaza México y salió abucheado.
—Me fui siguiendo la caravana hasta la casa de su apoderado, en un edificio de avenida Universidad y Eugenia, en la Colonia Narvarte ¿Y cómo entro?, me preguntaba. Toqué en la portería y dije que llevaba un mensaje importante para el señor Eloy Cavazos; me abrieron y subí al piso que me indicaron. Cuando toqué la puerta y me abrieron alcancé a ver que le estaban quitando el traje de luces. Entonces salió Cavazos y lo saludé con un ‘Eloy ¿cómo estás?’, como si ya nos conociéramos. y me metí, pero ya con grabadora en mano.
Felipe salió del lugar con una entrevista exclusiva y una invitación a la despedida que tuvo la siguiente semana en la Monumental de Monterrey, donde le fue muy bien. Y, como ya era costumbre, se coló hasta el ruedo.
—En el último toro me fui bajando ¿Cómo le hice? No lo sé, pero recuerdo que cuando ya me brinco al ruedo, Eloy Cavazos ya empezaba a dar la vuelta al ruedo y José José empezó a cantar las golondrinas. Corrí y empecé a pegarme cerca del matador. Desde ahí ya no podían sacarme. También entrevisté a Diego Armando Maradona en los campos del América, porque ahí entrenaba Argentina.
“Con este trabajo no vives en la opulencia, pero te permite vivir con dignidad. Más allá de eso, es un trabajo en beneficio de la ciudadanía, del radioescucha, de la gente que te lee, del televidente, porque también he trabajado para un medio televisivo de Michoacán”.
Felipe se inició cubriendo la fuente policiaca, pero ha cubierto todas; sin embargo, dice, ahora es muy cómodo trabajar como reportero porque con las nuevas tecnologías “todo nos lo ponen en las manos para trabajar desde la comodidad de casa porque todo nos llega en audios, videos, textos. Ya pocos hacen investigación”.