El Convenio 047 de la Organización Internacional del Trabajo es un acuerdo que establece la jornada laboral de 40 horas semanales y, aunque fue adoptado en 1935, entró en vigor el 23 de junio de 1957, pero México no lo ratificó y por lo tanto no es vinculante. Y aunque el tema se debate desde el año pasado, el Congreso busca mecanismos para que la medida sea conveniente tanto a empleados como empleadores. La diputada Patricia Mercado Castro (MC), secretaria de la Comisión de Trabajo y Previsión Social, quien presentó una nueva iniciativa con relación a la reducción de la jornada laboral, nos explica todas las implicaciones de este asunto.
Respecto de la tardanza del Estado mexicano para darle solución a este tema, la diputada por MC contextualiza con una breve retrospección de la situación.
—Tuvimos 70 años de un partido de Estado, el PRI, que además dirigía los principales sindicatos, el Congreso del Trabajo, y finalmente, nadie se planteó el problema. Ahora bien, más que identificar responsables o que alguien se haya opuesto, fue una forma de pensar el trabajo, sobre todo en los últimos 40 años. Dijimos, el Estado tiene que retirarse del mercado, tiene que dejar que el mercado crezca, que distribuya, que reconozca derechos y, al mismo tiempo, el sindicalismo fue perdiendo fuerza. Y no se discutió ese tema.
“La reducción de la jornada laboral se pone sobre la mesa por dos razones: las mujeres hemos llegado al mercado del trabajo remunerado, pero seguimos cargando con la responsabilidad del cuidado de los vulnerables: niños, niñas, adultos mayores dependientes, personas enfermas, personas con discapacidad y el trabajo doméstico. Y no tenemos tiempo para cumplir con la doble jornada de trabajo. También las y los trabajadores jóvenes traen nuevos valores con respecto a la vida, sobre todo después de la pandemia.
“Ahora se pone mayor atención a la salud física, a la salud mental y trabajar tantas horas trae problemas de ambos tipos. La Organización Mundial de la Salud dice que en México 75 por ciento de la fuerza de trabajo tiene problemas de estrés laboral, además de malnutrición, privación de sueño, problemas cardiacos y complicaciones motoras; debido a ello, también decrece la productividad. Estamos en un círculo vicioso que necesitamos romper”.
El estrés puede ser factor de riesgo para desarrollar diabetes y si 75 por ciento de trabajadores sufre estrés laboral, ¿pudiera ser una de las razones por las que se haya disparado una verdadera pandemia por esta enfermedad crónico degenerativa?
—Sí. Sin duda hay un impacto en la salud que genera este tipo de enfermedades. No se trata de que la gente trabaje menos horas como un asunto simplemente de capricho, sino de una situación que impacta en la salud física y mental de las y los trabajadores y que ha llegado a convertirse en tema de salud pública. Se requieren ambientes laborales sanos que, está probado, inciden en una mayor productividad de la fuerza de trabajo.
“Laborar más tiempo no ha traído crecimiento económico. Somos más de 40 países de economías de ingreso medio; de ellos, México es el que más horas trabaja y junto con Colombia somos de los más improductivos. Requerimos cambiar la ecuación a menos horas de trabajo, mejores ambientes laborales, salud laboral, seguridad en el trabajo para aumentar la productividad. Ya Chile y Colombia, que son países que trabajan muchas horas como nosotros y tienen baja productividad, decidieron reducir su jornada de manera gradual. Espero que muy pronto podamos tener un acuerdo en ese sentido. Todos los grupos parlamentarios están de acuerdo y la presidenta de México incluyó esta demanda en uno de sus 100 compromisos. Entonces, creo que estamos en posibilidades de establecer un acuerdo en ese sentido.
“Las mujeres también hemos puesto en la mesa de la opinión pública y de la construcción de acuerdos, los tiempos de la vida y del trabajo. Por ejemplo, cuando se trata de aumentar la edad de las jubilaciones, inmediatamente hay movimientos sociales, no de viejos ¡eh!, sino de jóvenes para impedir que se aumente la edad, a pesar de que estamos viviendo más tiempo de cuando se establecieron. México la aprobó a los 60 años”.
Uno de los hombres más ricos del mundo dice no a las 40 horas; su lógica es que las personas que trabajen más van a ganar más y las que trabajan menos van a ganar menos. ¿Esto significaría que, si se reduce la jornada de 48 a 40 horas a la semana, disminuiría su sueldo?
—No. La propuesta es reducir la jornada con los mismos salarios. Hay que tener una discusión seria, con evidencias, no lo que quisiéramos o lo que nos parece, con el más rico, con el sector empresarial, el empresario de la microempresa, con el de la gran empresa, con la representación de los sindicatos, de los trabajadores y de los empleadores. Queremos un diálogo para que no sea la imposición de un sector sobre otro; buscamos un gran acuerdo nacional por el bien de nuestro país, por el bien de la productividad y del crecimiento económico.
“Vamos a discutir la reducción de la jornada laboral con evidencias, con argumentos y analizar lo que está pasando en el mundo; por qué los países con menores jornadas de hasta 30 o 32 horas son los más productivos. Ellos y nosotros somos seres humanos iguales, los mismos trabajadores; no tienen más neuronas que nosotros ¿Qué pasa en estos países donde se trabaja menos y la productividad es mayor? Tenemos que encontrar un lugar común para la construcción de acuerdos que nos lleven a un mayor crecimiento y productividad, porque con lo que estamos haciendo no lo estamos logrando”.
La diputada Mercado, presidenta de la Comisión de Movilidad, refiere información proporcionada por la OCDE en el sentido de que en México se trabajan más horas, pero no se paga tiempo extra.
—Esto quiere decir que el tiempo que trabajan de más los trabajadores no se les retribuye como tiempo extra, y lo muestran con gráficas: México es el país donde menos horas extras se pagan. Los trabajadores no están recibiendo más dinero por trabajar más.
“También hay trabajadores que viven de propinas y quieren trabajar más horas para ganar más.
Aquí lo que está fallando es el pago de salarios, porque las propinas son un extra, pero las empresas, sobre todo de la industria restaurantera, se justifica en que sus trabajadores quieren trabajar más porque apenas así completan el salario. Por qué no vemos el tema de los salarios en este sector. Las propinas, en efecto, son un extra, y no se puede trabajar más horas extra de las que estipula la ley, por razones de salud y la vida de las y los trabajadores.”
¿La inteligencia artificial y la robotización de algunos procesos industriales pudieran aligerar el trabajo de mucha gente o estarán en riesgo de perder su empleo a causa de ello?
—La Revolución tecnológica que estamos viviendo va también a revolucionar el tipo de empleos que se pueden generar y efectivamente también aligerar la jornada laboral. Nos puede duplicar puestos de trabajo más que disminuirlo porque, aunque hay empleos que se van a perder, hay nuevos que se tienen que generar y tenemos que prepararnos para ello. Por ejemplo, los empleos verdes, donde tendremos los grandes ingenieros de la transición energética, pero también se requerirá del fontanero, el que va a instalar las celdas solares, el nuevo drenaje; es decir, toda la transición energética para protección del planeta y frente al cambio climático traerá nuevos empleos que necesitan fuerza de trabajo intensiva. El campo también, porque ya no son los grandes productores, sino la producción agrícola de pequeños grupos, en pequeños territorios ante las nuevas modalidades de consumo de las personas.
“También tenemos el tema de las necesidades de cuidado de las personas porque estamos envejeciendo, porque nos están afectando cada vez más las enfermedades crónico degenerativas, como la diabetes, pues hay personas que necesitan dializarse y, por lo tanto, de cuidados más intensivos. También tenemos a las personas con discapacidad porque muchas de ellas necesitan asistencia. La configuración de estas nuevas realidades requerirá de la generación muy amplia de empleos, de millones de empleos que se necesitan para esas nuevas necesidades que tenemos en la población, las necesidades que tenemos en nuestras economías”.