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La migración fomenta el consumo y reactiva la economía de Chiapas: diputado José Luis Elorza


Juventina Bahena

La migración proveniente de un centenar de países de todos los continentes tiene una puerta de entrada que los acerca más al sueño de una vida mejor: Tapachula, Chiapas. Pero ¿cómo lo vive el estado, los ciudadanos, las autoridades locales? El diputado José Luis Elorza Flores (Morena), ingeniero en Desarrollo Agrícola, nos describe el panorama completo; la moneda y su reverso.

—Con las caravanas que hubo a principios de octubre de 2018 empezó un flujo migratorio más constante, al grado de que Tapachula, de donde yo soy, se ha vuelto un cuello de botella, porque 90 por ciento de migrantes que tratan de llegar a EU pasan por nuestro país; México es prácticamente el puente entre Sudamérica, Centroamérica y otros países con Estados Unidos. Si cada familia lleva unos tres o cuatro integrantes, estamos hablando de cerca de 300 mil migrantes al año, algo que no ha parado.

“Por los problemas que enfrentan en sus países muchos vienen solicitando refugio político y las autoridades de la Comar se encuentran rebasadas. Dan entre 200, 250 entrevistas diarias, pero a veces llega a atender a dos mil o tres mil migrantes diarios. El trámite se lleva unos 45 días hábiles, pero como es demasiado el flujo migratorio se retrasa y tienen que permanecer en Chiapas, más que nada en Tapachula. Hay unos cuatro albergues, pero son muy pequeños y cualquier infraestructura se ve rebasada por el éxodo constante y creciente”.

La otra cara de la moneda

Los medios nacionales e internacionales siempre destacaban el lado trágico de la migración y no es para menos, pero hay otro aspecto poco conocido y de eso también nos platica el diputado Elorza, secretario de la Comisión Gobernación y Población e integrante de las comisiones de Asuntos Frontera Sur y Marina.

—La migración tiene dos aspectos importantes. Por un lado, hay molestia por la migración, pero no todo es malo. Al entrar a México, reciben ayuda de instituciones internacionales como ACNUR u otro tipo de ayuda humanitaria; adicionalmente, muchos de sus familiares les envían dinero desde Estados Unidos, lo que implica una derrama económica significativa en la zona, porque consumen para vivir.

“Las aglomeraciones pueden ser una molestia, pero, por otro lado, la microeconomía que tenemos en Chiapas, en el país, se activa con ese flujo de dinero que entra y que ellos gastan. Aquí he visto tiendas comerciales casi vacías porque los migrantes compran todas las mercancías para su consumo.

“Recordemos que su trámite es de 45 días y a veces hasta de seis meses. Entonces, se ven obligados a rentar viviendas. Si bien Tapachula no era un lugar barato, aún se podían encontrar rentas de dos mil, dos mil quinientos pesos mensuales, ahora les cobran 100 pesos diarios por persona y si en una casa o habitación hospedan a 10 o 15 migrantes, están cobrando mil 500 pesos diarios. Hay mucha gente que se está viendo beneficiada con la migración.

“El presupuesto de Chiapas es de 110 mil millones de pesos, pero con los programas sociales que tenemos por parte del gobierno federal y con la migración se ha podido subsanar un poco el problema de la pobreza, de la crisis. Reitero que hay dos maneras de ver la migración. El beneficio del desarrollo económico es constante, pero, por otro lado, hay molestia porque estamos rebasados, la sociedad, los albergues; nunca habíamos tenido una migración como la que se está presentando.”

Hay una población flotante que requiere servicios de salud; viajan con niños, adolescentes que requieren escuelas ¿cómo los apoyan las organizaciones humanitarias, el mismo estado de Chiapas o el gobierno federal?

—Las instituciones no tienen capacidad para atender el flujo migratorio diario; hace falta un ordenamiento mayor en la zona porque la migración va a ser persistente y hace falta proporcionar acceso al sistema de salud, albergues, para mayor comodidad a los migrantes. Tenemos que accionar como gobierno y solicitar mayor presupuesto. Muchos de ellos permanecen solamente los 45 días que dura su trámite, pero otros tardan más porque tienen algún problema, se quedan más tiempo y solicitan esos servicios.

“Tiene que haber apoyo de las organizaciones, del gobierno, de la sociedad. Necesitamos cooperación para brindarles mayores posibilidades de llegar a su destino. Es lo que la mayoría desea y solamente 10 por ciento de ellos se queda en México.”

Al éxodo se han sumado grupos que vienen de países africanos, expoliados por la guerra, por la pobreza extrema. ¿Qué acciones se pueden emprender, no solo presupuestarias, para tratar de resolver el problema de las migraciones de Sur a Norte, de África a Europa y de Latinoamérica a Estados Unidos?  

—Tenemos que revisar las leyes de migración antes que nada porque estas personas buscan un refugio político; vienen huyendo de sus comunidades por las condiciones de vida. Incluso vienen de países de Europa, como los ucranios que huyen de la guerra; también los africanos huyen de las guerrillas, de las condiciones tan duras de pobreza; hay coreanos que también vienen. Hay una diversidad de población que busca mejores condiciones de desarrollo.

“Hay que ampliar las leyes, revisar los acuerdos internacionales para hacer una migración más ordenada, porque el vecino del norte tiene unas leyes migratorias muy severas; por ello, gran parte de la migración se queda aquí, no solo en Chiapas, también en algunos estados del norte que también están saturados y, por supuesto, se requiere más presupuesto para subsanar la situación que estamos viviendo”.

México es un país de tránsito; los migrantes no tienen intenciones de quedarse aquí, pero los que sí lo hacen ¿cómo se integran si tienen otro idioma, otra cultura, costumbres, un acento distinto, aunque hablen español? ¿Cómo los ve la sociedad mexicana?

—Es complicado porque muchos hablan otro idioma; lo que más se habla es el inglés y poca población chiapaneca lo habla. Afortunadamente los chiapanecos los hemos acuerpado y aunque hay molestia en algunas personas, al final hemos aprendido a convivir con ellos. Hay mucha gente que los ayuda, los acuerpa, les da alojamiento, porque al final son seres humanos que buscan mejores condiciones y esperanzas de vida para sus familias. Considero que los chiapanecos nos llevamos un 10 en el trato que damos a los migrantes.


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