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La razón no tiene color: diputada Adela Ramos Juárez


Aída Espinosa Torres

La diputada Adela Ramos Juárez (Morena) es maestra rural de origen indígena. Se debe desde hace más de 20 años a la lucha magisterial hacia una mayor justicia laboral. A lo largo del tiempo creció en el terreno político bajo la convicción de fortalecer a la izquierda hasta llegar al Congreso como legisladora. En entrevista con la revista Cámara describe cómo fue el camino hacia la construcción de sus aspiraciones políticas y compromiso social.

“Empecé en Chiapas, pero he tenido trabajos de estructura en otros estados; también lo he hecho desde mi organización que se llama Fuerza Chiapas. Lo mío ha sido la defensa de los grupos vulnerables, de las mujeres indígenas, el tema del magisterio. Construí una plataforma, sin darme cuenta que ya había una estructura para tener aspiraciones políticas”.

¿Cómo fue el proceso para llegar a ser representante en la Cámara de Diputados?

Fue un camino de adversidad. Hay que buscar un espacio en una clase a la que es muy difícil acceder; son grupos oligárquicos y por eso se complica la llegada a los liderazgos. Yo vengo desde abajo, con un trabajo territorial. Nos usaron de escalera muchos años y me postularon en el PRD más de dos veces, sin tener la ambición de llegar, sino de ayudar al partido; pero no llegaba y entendí que no era fácil. Realmente a mí no me preocupa mucho el color, sino los ideales.

En el 2018 vino la omisión, la exclusión, y quedamos fuera quienes sí tenemos un trabajo real. En el 2021 busqué, con un grupo, legitimar los liderazgos. Para llegar, tampoco fue fácil, tuve que tocar tribunales, impugnar y, finalmente, llegar al objetivo.

¿Qué significa representar a la mujer en el Congreso?

Ser diputada significa abanderar la lucha, es un gran compromiso, una gran responsabilidad. No se puede tomar decisiones de manera singular, sino de forma plural e incluyente. En el tema del género ha sido difícil, sobre todo, tratar de caminar con una calidad moral que traemos como grupo. Yo me debo mucho a las organizaciones, a las mujeres indígenas con las que empecé a trabajar en favor de los valores de la mujer.

A pesar de que hay avances, todavía se vive la exclusión, la omisión. Está vulnerado el tema de la mujer indígena. Todavía hay opacidad en los liderazgos. Para mí significa un reto cada día, el cual asumo con mucha voluntad y toda la disponibilidad. Veo que todavía existe el machismo, no hay condiciones para que una mujer encabece un proyecto; cuando una mujer destaca no es muy reconocida su labor; siempre hay que estar compitiendo con el hombre.

¿Qué pendientes hay en cuánto a leyes e iniciativas?

Tenemos varias iniciativas pendientes. Hemos ingresado muchas, pero se van a la congeladora. Entre ellas, estamos impulsando un tema sobre tribunales agrarios, el tema educativo, el tema de la mujer indígena también está presente. Estamos ya en el cabildeo y esperemos que puedan pasar.

¿Qué espera del presupuesto en estos rubros?

Se necesita más presupuesto para el sector indígena porque es mayoría en mi estado, son la mano de obra más fuerte en la producción de alimentos, en la agricultura, en las grandes obras y, por otro lado, se necesita más presupuesto para la educación.

 ¿Qué opinión le merece el anuncio del nuevo proyecto para la educación básica?

Antes que diputada, soy maestra, de ahí vengo, es mi origen. Lo que siempre he dicho es la importancia del contexto en la educación. Si no se contextualiza, podrán venir mil modelos. Si no se contextualiza se frustra el proceso; si no hay condiciones para el proceso, mucho menos las habrá para la calidad y el problema en el país ha sido eso, que no se contextualiza.

Traigan el modelo que traigan, si no se contextualiza no funciona y no hay resultados. En la educación se deben ver los resultados y aquí no se trata de poner el mejor modelo o de traerlo de Europa o Asia. La innovación está en el contexto. Soy maestra y he vivido todos los obstáculos que limitan la calidad educativa.

Educar en el contexto significa partir de la realidad, por ejemplo, cuando trajeron las Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, las pusieron en beneficio de la educación. En ese tiempo yo daba bajo los árboles, mis pupitres eran piedras y no había luz eléctrica; es decir, fuera del contexto.

Luego vinieron las aulas digitales, pero desde Sonora hasta Quintana Roo he conocido los límites y rezagos que se tienen, sobre todo en infraestructura; no hay condiciones. No se le puede aplicar la misma educación al niño de Monterrey que al niño de Chiapas. No hay condiciones. No es un tema cultural, ni social, es un tema económico. El día que se contextualicen los modelos educativos, ese día la educación será de calidad.

¿Sobre la iniciativa de la Guardia Nacional qué es lo que no le convenció?

Hay que reconsiderar, hay que analizar. No nos informaron para comprender esa parte. No nos explicaron la iniciativa ni la legislamos nosotros. Tampoco pasó por comisiones para generar debate. Yo me nutro de los debates y es ahí donde yo aprendo porque me permite conocer los puntos a favor y los puntos en contra. Mi voto fue en abstención, en lo particular, en lo general fue a favor porque fue la parte que entendí. No se puede votar a la ligera porque es una iniciativa que va a trascender en la vida del país.

¿En general, cómo ha visto la situación del país? ¿Ha habido transformación?

Estamos en un proceso de transformación, no todo se logra en seis años. Se requieren muchos años, se requiere voluntad, convicción. Yo misma soy un avance, vengo del pueblo y soy diputada. Estamos en un proceso y muchas cosas no se van a lograr. La corrupción es muy difícil de erradicar; es una transición de gobierno, no una transformación. No tiene que ver con un partido, yo tengo un lema: la razón no tiene color.

Tiene que ser un trabajo exhaustivo, voluntad de arriba y abajo, porque la corrupción sigue, los vicios predominan y todavía hay muchos intereses. Aquí estamos para ver conciliar la realidad con la utopía, porque muchas promesas se vuelven utópicas cuando no hay voluntad.

¿Qué espera para el 2024?

Pues en esta ruta de poderes todavía existe lo faccioso; hay alto grado de imposiciones, quedan muchas lagunas, vacíos, decepciones, sin embargo, creo que el pueblo ya despertó y tiene que involucrarse. Yo siento que vienen rompimientos, se van a generar muchas situaciones porque no hay conformidad total. El mejor liderazgo será el que sea legítimo, donde haya estructura, y no creo que funcione la imposición. Se pueden complicar las cosas porque se condicionan las llegadas, pero definitivamente el pueblo va a involucrarse más que antes. Y lo que se viene más fuerte son las coaliciones.

¿Cuál ha sido su mayor reto como legisladora?

Conciliar la realidad con la utopía, con la gestión, con los poderes. También es un reto poder satisfacer las demandas de mi pueblo.

¿Qué le diría a la población para que se involucre más en la política?

Quiero invitar a toda la ciudadanía a involucrarse en la política, a que esté pendiente de los cambios, que no permitan el acarreo o compra de votos; invitarlos a que el sufragio se pueda dar de manera más limpia y que todos podemos participar. Decir a las mujeres que no duden de su potencial, que todas podemos, que hoy más que nunca hay unidad, que reforcemos las voluntades de las mujeres; que nos ayudemos entre nosotras, que nos abracemos. Que se trabaje mucho el tema de inclusión y de unidad. Nadie atrás, nadie afuera. Para ello quedo atenta y me pongo a las órdenes de todas las mujeres.


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