Aída Espinosa Torres
Los bosques son mucho más que una reserva natural; se volvieron un pilar fundamental para la estabilidad ambiental, económica y social. Actualmente existe la creciente preocupación por la deforestación y sus impactos, de ahí que sea crucial analizar cómo las acciones adecuadas de conservación forestal pueden ser la clave en la lucha contra los problemas de inseguridad, migración y pobreza de ciertas regiones.
Hoy tenemos la oportunidad de conversar con José Luis Hernández, diputado del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), quien nos da su visión sobre el papel de los bosques en el desarrollo sustentable y las acciones necesarias para su preservación.
A través de Cámara, periodismo legislativo, el diputado hace un enérgico llamado para enfrentar la tala clandestina, el que se ha denominado como “lavado de madera”, la extracción de madera sana y la sobreexplotación de estos recursos, debido a que la deforestación acentúa las sequías y agrava el cambio climático.
¿Cuál es la importancia de los árboles para el ambiente y qué papel tienen en el ciclo del agua?
Los árboles no sólo son fundamentales para la generación de oxígeno y la regulación del clima, también desempeñan un papel crucial en la captación de agua, la conservación de suelos y la preservación del hábitat para aproximadamente el 80 por ciento de especies. Además de su valor ecológico, los bosques proporcionan alimentos, energía y medios de vida en comunidades locales y pueblos indígenas.
Sin embargo, el mundo enfrenta una pérdida anual significativa de bosques, y es urgente explorar alternativas efectivas para la recuperación forestal. Los árboles mantienen el equilibrio atmosférico y ecológico. Desempeñan un papel crucial en el ciclo del agua. En los bosques, su abundancia potencia beneficios a la salud. Un ejemplo claro es el sauce, cuya corteza es fuente de ácido acetilsalicílico, el principio activo de la aspirina.
¿Cuál es la situación actual de la deforestación y la tala ilegal en México? ¿Cuáles son sus principales consecuencias y qué factores nos han llevado a este escenario?
México es integrante de los países que se llaman megaforestales, es decir, que tienen grandes superficies de bosques; ocupamos el lugar décimo primer sitio a nivel mundial. Estos árboles integran los ecosistemas, bosques, bosques de niebla, selvas y manglares. Además, tenemos gran diversidad de árboles y de especies. De acuerdo con datos de SEMARNAT, en julio de 2024 el número de hectáreas de ecosistemas boscosos en nuestro país era de casi 63 millones.
La tala de árboles es un problema que exige atención urgente. Según el reporte de la Comisión Nacional Forestal de diciembre de 2022, México perdió 208 mil 850 hectáreas de bosque al año, entre 2001 y 2021, lo que equivale al 0.31% de la superficie forestal arbolada del país. Un ejemplo latente es el Estado de México, donde el problema aumenta debido a la incursión del crimen organizado. Y a pesar de los operativos que realiza la Secretaría de Seguridad del Estado de México (SSEM), hacen falta acciones ante la magnitud del fenómeno.
Por otro lado, la tala ilegal alimenta una cadena de valor que incluye aserraderos, madererías y sectores como la construcción. Además, impacta en la biodiversidad y la reducción de la capacidad de los suelos para retener agua, lo que agrava los problemas de sequía y erosión.
De acuerdo con el Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, en 2022 se reportaron mil 310 hectáreas maderables afectadas por tala ilegal en el Estado de México.
El daño es evidente: el pasado 2 de abril de 2025 se presentaron bloqueos en la carretera México-Toluca. La cerraron colonos de las comunidades aledañas al Bosque Otomí, a fin de denunciar la tala clandestina y exhibir construcciones en zonas forestales.
De tal manera, es necesario contar con un esquema que aborde tanto la pérdida de biodiversidad como hídrica, generando condiciones de seguridad y paz social. Los bosques también pueden ser soluciones al problema de la inseguridad, de la migración, del desempleo, de la pobreza.
Recientemente presentó un punto de acuerdo para exhortar a las autoridades ambientales en este tema. ¿Podría explicarnos en qué consiste y cuál es su objetivo?
Efectivamente, el pasado 10 de abril ingresé un punto de acuerdo por el que se exhorta a las autoridades ambientales en el ámbito federal para hacer pública la información sobre las acciones estratégicas encaminadas a frenar la tala ilegal, el cambio de uso del suelo en zonas de conservación y garantizar el aprovechamiento sustentable de los recursos naturales del país.
En el Partido Verde Ecologista de México (PVEM) tenemos la convicción de trabajar por una mejor calidad de vida. El cambio climático es considerado como el mayor desafío que ha enfrentado la humanidad. Lamentablemente, desde inicios de 2001 en México se deforestaban cerca de 500 mil hectáreas al año, esto deja en completa vulnerabilidad los bosques.
De tal manera, el exhorto es un acto de justicia social, y como diputado federal levanto la voz por todos los mexiquenses que han visto vulnerado su bienestar, sus ecosistemas y diversas zonas del bosque Otomí, ante la tala ilegal de árboles.
Se ha cometido un ecocidio porque la tala ilegal y la deforestación impactan al cambio climático, pero también:
El exhorto es un llamado a mitigar la tala clandestina, lavado de madera, extracción de madera sana y la sobreexplotación de recursos forestales. La deforestación en México ha ido acentuando las sequías y otros factores del cambio climático.
Es importante fortalecer el actuar que se enmarca en los artículos 189 y 190 de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, ante las denuncias ambientales de la tala de árboles, no solo en la CDMX, si no en el Estado de México y demás zonas metropolitanas.
¿Cuáles son las iniciativas legislativas más relevantes en curso para combatir la deforestación en México?
Es necesario que aprendamos a gestionar estos ecosistemas a partir de políticas públicas. Por ello, el pasado 4 de marzo integrantes del Grupo Parlamentario del PVEM ingresamos una iniciativa con proyecto de decreto que reforma y adiciona diversas disposiciones de la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente, de la Ley Federal de Responsabilidad Ambiental y de la Ley de la Guardia Nacional.
Esta iniciativa busca la intervención de la Guardia Nacional, previa suscripción de los mecanismos de colaboración, capacitación y asistencia que correspondan, con el fin de que realice la inspección y vigilancia del cumplimiento de las disposiciones contenidas en la Ley General del Equilibrio Ecológico y la Protección al Ambiente.
Es importante que la Guardia Nacional participe, en coordinación con las autoridades ambientales competentes, en la protección de los recursos naturales, así como en la prevención, investigación y combate de delitos ambientales que representan un riesgo para la seguridad pública, incluyendo la tala ilegal, el tráfico de especies y la degradación o contaminación de ecosistemas.
¿Cómo se regulan actualmente las concesiones para la tala de árboles y qué mecanismos existen para prevenir abusos?
En México existe un aparato legal que nos permite regular la deforestación y hacer manejo sustentable de nuestros recursos forestales. Sin embargo, hay muchos desafíos y retos que enfrentar, si consideramos que entre el 50 y 60 por ciento de los bosques son propiedad de ejidos y comunidades, la normatividad debería ser más sencilla para que se les permita cumplir de manera legal y que puedan participar de forma competitiva.
Básicamente es el cumplimiento de una normatividad y el acompañamiento de las autoridades que permiten fortalecer la capacidad institucional del gobierno federal, estatal y local, a fin de administrar y procurar que los recursos forestales tengan resultados eficientes ante la tala ilegal de árboles. También es necesario hacer más accesible la información para que, desde el punto de vista del mercado, sea más fácil evitar el comercio ilegal.
El fortalecimiento institucional del gobierno federal debe generar mejores atribuciones a los estados y a los municipios para gestionar los ecosistemas forestales. A fin de que el tema no quede en el papel, es necesario hacer valer las leyes porque esta problemática impacta en la pobreza de las comunidades y el bienestar de las personas. Considero que debe procurarse mejorar y fortalecer las leyes, así como la normatividad, de manera consciente y ética, eliminando cualquier práctica de corrupción.
Los árboles producen oxígeno, purifican el aire, forman suelos fértiles, evitan erosión, mantienen ríos limpios, captan agua para los acuíferos, sirven de refugio a la fauna, reducen la temperatura del suelo, propician el establecimiento de otras especies, regeneran los nutrientes del suelo y mejoran el paisaje, entre otros beneficios para la economía del país. Plantar un árbol es cultivar la esperanza de una vida mejor.