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Más de cien años en espera de la jornada laboral de 40 horas y dos días de descanso


Luz María Mondragón

Las y los trabajadores seguirán esperando la reducción de la jornada laboral de 48 a 40 horas semanales y disfrutar dos días de descanso.  

Desde hace 106 años (1917) no se ha modificado el límite de horas laborales. En abril, la Comisión de Puntos Constitucionales de la Cámara de Diputados aprobó reformar la fracción IV del Apartado A del artículo 123 de la Constitución, para establecer una jornada máxima legal de 40 a la semana. En caso contrario, se pagarían las horas extras correspondientes. Sin embargo, será hasta el próximo periodo ordinario cuando se debata en el Pleno. Por cada cinco días de trabajo, se gozará de dos días de asueto, avaló la comisión. El propósito es mantener la salud física y mental de las y los empleados, propiciar un equilibrio entre el tiempo laboral, la vida familiar y social de las personas. Este avance tiene como antecedente iniciativas presentadas por la diputada Susana Prieto Terrazas (Morena) y el legislador Jorge Álvarez Máynez (MC). Mientras tanto, en el mundo se impulsa una mayor reducción a la jornada laboral:

Ventajas de la reducción de la jornada laboral

El último augurio futurista se está dando a cuenta de la reducción de la jornada laboral a cuatro días. No es inventiva. Exitosas pruebas internacionales demuestran sus ventajas económicas, ambientales, sanitarias y laborales. Naciones como Francia, Japón, Islandia, Emiratos Árabes van a la vanguardia. Atizan el cambio con semanas laborales de 30-35 horas y tres días de descanso.

La diputada Carolina Dávila Ramírez (PRI) presentó una iniciativa de reforma al artículo 123 constitucional, para reducir la semana laboral a 36 horas. 

Considera que la reducción prodiga más ventajas que desventajas.

Desafortunadamente, México sigue encadenado a visiones decimonónicas que valoran las “horas-oficina” sobre la productividad. Urge saltar hacia nuevos paradigmas, a un enfoque basado en resultados, no en el tiempo-oficina. Esta cultura ha determinado que la semana laboral de 48 horas siga reinando, ya más de un siglo, con solo un día de descanso. Aunque, en los últimos años también ha ganado terreno la semana laboral de 40 horas con dos de asueto, pero no en beneficio de todas las personas trabajadoras.

La diputada Dávila Ramírez precisó que la reducción de la semana laboral no implicaría, en ningún caso, disminución salarial. De igual manera, para el mismo trabajo correspondería salario igual, sin discriminación por cuestiones de sexo, género y edad.

Los datos alientan hacia dicha reducción. Por mencionar, entre los países que integran la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) los empleados mexicanos son los que más trabajan; en promedio cada uno labora 2 mil 255 horas al año. Sin embargo, es pobre la productividad mexicana.

En cambio, naciones desarrolladas son más productivas, a pesar de que laboran menos horas: Alemania 1,332; Inglaterra 1,367; Francia 1,402; Canadá 1,644; Estados Unidos 1,767; Rusia 1,874 y Costa Rica 1,913 horas por año.

La legisladora opinó: las jornadas laborales largas dañan tanto a los trabajadores como a las empresas.

Provocan alteraciones en el sueño, en la vida familiar y social. Afectan la seguridad y rendimiento en el trabajo. Aumenta las enfermedades cardiovasculares, desórdenes gastrointestinales y musculoesqueléticos, infecciones crónicas, enfermedades mentales y conflictos familiares. Incrementa el riesgo de accidentes laborales y lesiones. Causa irritabilidad, angustia, falta de concentración, cansancio, depresión y problemas físicos graves como cardiopatías.

Las empresas se ven afectadas en la baja productividad y rendimiento, aumento de ausentismo, de accidentes, en la rotación de trabajadores y bajo compromiso; una actitud de desánimo ante el trabajo, desmotivación e insatisfacción, lo que produce bajo desempeño.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, en sus artículos 23 y 24, y el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales, en sus artículos 6 y 7, reconocen el derecho de toda persona al trabajo, escogido de manera libre, en condiciones equitativas y satisfactorias, con una limitación razonable en su duración, reconociendo el derecho al descanso y al disfrute del tiempo libre.

Para la Organización Internacional de Trabajo (OIT) los horarios adecuados promueven la salud y la seguridad; mejoran el equilibrio entre la vida laboral y familiar; incentivan la igualdad de género; impulsan la productividad y sostenibilidad de las empresas.

Finalmente, para facilitar la implementación de esta reforma la diputada propone instaurarla paulatinamente de manera anual, con el propósito de atender las particularidades de cada sector e ir haciendo las adecuaciones necesarias para su aplicación.

Más vacaciones

En diciembre de 2022, la Cámara de Diputados aprobó la reforma a los artículos 76 y 78 de la LFT. Establece: las personas trabajadoras que tengan más de un año de servicios disfrutarán de un periodo anual de vacaciones pagadas, que en ningún caso podrá ser inferior a 12 días laborales; aumentará en dos días laborales hasta llegar a 20, por cada año subsecuente de servicios.

Además, a partir del sexto año, el periodo de vacaciones aumentará en dos días por cada cinco de servicios.

Se precisa: Del total del periodo que le corresponda conforme a lo previsto en el artículo 76, disfrutará de doce días de vacaciones continuos, por lo menos. Dicho periodo, a potestad de la persona trabajadora podrá ser distribuido en la forma y tiempo que así lo requiera.

Se mejora el derecho humano al periodo vacacional. Considera vital permitir que las personas trabajadoras puedan disfrutar de su tiempo de vacaciones conforme a sus necesidades.

Más permisos laborales

En abril de 2023, las y los diputados avalaron cambios a las leyes del IMSS, ISSSTE y a la Ley Federal del Trabajo. Así, las madres y padres podrán gozar de una licencia por cuidados médicos de los hijos si tienen enfermedades terminales, con edades de hasta 16 años. Podrán ausentarse de sus labores en caso de que el niño, niña o adolescente diagnosticado requiera de descanso médico en los periodos críticos de tratamiento o de hospitalización.

No solamente incluye al cáncer como enfermedad que amerita licencia, sino a todos los padecimientos que comprometen la vida de las y los menores de edad. Son actos de justicia y solidaridad social.

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