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México debe negociar entre los grandes: diputado Ildefonso Guajardo


Luz María Mondragón

El diputado Ildefonso Guajardo (PRI) cuestionó el regreso de México al G-77. ¡Qué ironía…cuando México ya se había convertido en una nación intermedia, con viabilidad de negociar entre los grandes!

Presidente del Grupo de Amistad México-Canadá de la Cámara de Diputados, el legislador consideró que el actual gobierno debería concentrar esfuerzos en la mayor integración y unidad con Norteamérica, debido al T-MEC y a la relocalización global, que brindan la oportunidad única de que nuestra nación se convierta en potencia. 

Sobre la política exterior del gobierno federal, Ildefonso Guajardo abundó:

Si algo se aprende en este difícil oficio de la política es que los espacios que no se ocupan los llena alguien más, y rápido. México ha estado ausente en la toma de decisiones globales. Los asientos estratégicos a los cuales accedimos por nuestro peso en la vida internacional y por la destreza de nuestros diplomáticos, han quedado vacíos en los últimos cinco años.

En este tiempo el mundo ha sesionado en cuatro G-20 y nunca ha estado el presidente de México. Tampoco en cuatro APEC (Cooperación Económica Asia-Pacífico) no hemos tenido presencia. Parecería ser que las definiciones de los liderazgos globales nos interesan poco, a pesar de las repercusiones de esas decisiones.

Estuvimos en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, en noviembre del 2021 nos tocó la presidencia de ese importante órgano en la ONU. Pero la pregunta es: ¿acaso nuestra participación se distinguió por mediar alguno de los grandes conflictos en la agenda del Consejo? ¿Tuvimos algunos resultados para facilitar la agenda global? ¿En qué contribuimos? Lamentablemente, la respuesta es: en nada.

Preguntaría: ¿acaso a la propuesta de México se le dio seguimiento? No es recomendable mandar a un presidente a hacer una propuesta y luego olvidarnos de que ese planteamiento existe. Pudiéramos argumentar que no hacemos nada en los foros globales porque estamos muy concentrados en América del Norte. Desafortunadamente, en Norteamérica nuestra estrategia no se dirige para proteger el interés nacional.

Veamos las decisiones que hemos tomado en la relación con Canadá y Estados Unidos:

Aceptamos la amenaza de aranceles de Donald Trump, otorgándole el servicio de la Guardia Nacional para fortalecer la frontera sur. A cambio de eso, ¿qué le exigimos? Hoy tenemos un desorden en las ciudades mexicanas del norte y del sur. No se recibe un cinco de nadie para ayudar a los alcaldes y a los gobernadores, a darle un trato digno a los migrantes. Lamentablemente, en esa relación parece que solo lo decide la premura, la crisis y a veces la ocurrencia. Hemos descuidado la relación con Norteamérica, a tal grado que no tenemos rumbo hacia el futuro.

Ideología anticuada

El gobierno federal se vanagloria de estar recibiendo 30 mil millones de dólares en el primer semestre, gracias al nearshoring. La pregunta que nos tendríamos que hacer es: ¿Cuánto estamos dejando ir, al no hacer la tarea interna que nos corresponde? Pero al mismo tiempo sucede que con Washington a veces nos peleamos simplemente por ideologías anticuadas y no capitalizamos esta relación estratégica.

Se nos olvida que la política de Estado es la que se construye sin distinción de partidos. Es la que prevalece por el interés de la nación y no por signos partidistas. Incluso en el contexto latinoamericano, que debería ser de afinidad, hacemos berrinches.

Por ejemplo, en la Alianza del Pacífico, que hoy alinea presidentes de izquierdas democráticas como la chilena y la colombiana, la boicoteamos seis meses, porque simple y sencillamente nos enojamos porque un presidente corrupto fue destituido. Y el mandatario de Chile, Gabriel Boric, nos salvó la cara, para hacer la entrega debida de la Alianza del Pacífico.

Además, hemos trazado una nueva ruta de aliados. Resulta que nos hacemos de la vista gorda e invitamos a Rusia a nuestros desfiles. Soslayamos totalmente la invasión rusa a un territorio (Ucrania), hecho que es penado por la ley internacional. Al mismo tiempo, en el contexto latinoamericano, aplaudimos a Nicaragua, violador constante de derechos humanos. 

No debemos aceptar el terrible manejo que ha hecho el Ejecutivo Federal de un gran servicio público, el Servicio Exterior Mexicano. 

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