Trabajo Legislativo / Entrevista


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Periodismo la pasión de Isabel Uribe Aguilar


Por Angel Luna Medina

Isabel Uribe Aguilar, jefa de información de noticias del Canal del Congreso, nos sumerge en un mundo de pasión. La intensidad de una pasión avasalladora por el periodismo. Como un rayo que no cesa, que estremece y le insufla inspiración, como testigo de tantas historias periodísticas en la Cámara de Diputados y en el Senado de la República. Casi dos décadas en el periodismo, esencialmente en el periodismo legislativo. Isabel Uribe tiene la experiencia para vaticinar que ante los tiempos convulsos que vive la profesión por la sacudida que representa el aterrizaje de la IA, la tecnología de los algoritmos, la explosión de los youtubers que se sienten grandes periodistas difundiendo contenidos a la gente; el periodismo tiene futuro, con: gran sentido de responsabilidad, análisis, rigor, la calidad, constancia, lecturas, pasión, creatividad, nuevas narrativas…En resumen, la excelencia. No son palabras, son hechos. En 2019 el Canal del Congreso es galardonado por la Red de Televisoras Públicas y Culturales de América Latina en la categoría de "Mejor contenido de televisión legislativa + democracia", por la serie Memoria del 68, documental en el que Isabel Uribe trabajó intensamente.

Retrato de Isabel

Con el lápiz del recuerdo, Isabel dibujó, coloreó, iluminó, aquellos días remotos de la infancia, una niñez que sigue jugando en el universo del periodismo. Un tiempo entre noticias y acontecimientos históricos. ¿Cuál es la fotografía del amor a primera vista? A una edad tan tierna su vida se entrelazó con una pasión: el periodismo.

“Era 1994, un tiempo de noticias impactantes que estallaron en las primeras planas de periódicos de México y del mundo. Esos días del ayer cimbraron al país. Aquel 1 de enero el nuevo año amaneció con el levantamiento armado del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN). Cómo olvidar el 23 de marzo, día del asesinato de Luis Donaldo Colosio. Y otro crimen político (José Francisco Ruiz Massieu) el 28 de septiembre.

Yo era una niña y recuerdo todo perfectamente. En mi casa se veían y escuchaban las noticias. Muy pequeña viví esos acontecimientos que estremecieron al país. Yo ni siquiera había salido de la primaria, pero para mí ese año fue un punto de inflexión. Dentro de mi cabeza hervían ideas. Me transfiguré, me volví distinta, especialmente muy política. Fui la rara oficial.

En la secundaria, siempre traía el periódico. Incluso me veían como extraña. Era una rara avis. Tenía 13 años y estaba interesada en la política. Ya, tenía prácticas en Radio Educación. Cuando estaba en tercero, como un relámpago rompiendo la noche, se iluminó mi vocación. Ya sé lo que quiero, me dije. Quiero estar en el lugar de la noticia

Además, me atraían las crónicas periodísticas. Saber cómo era el llamado Día del Presidente, cuando el Primer Mandatario rendía su informe presidencial el 1 de septiembre, ante el Congreso de la Unión. Yo veía majestuosa esa ceremonia en la Cámara de Diputados. Jamás imaginé que, años después, aquí trabajaría.

También me enamoraba la literatura. Pero decidí zarpar hacia el puerto de mis sueños: estudiar comunicación audiovisual. Lo hice en el Claustro de Sor Juana. Me gustó la mezcla de la técnica, la práctica y la teoría (política, semiótica, social) las ideas que dan herramientas para comprender lo que pasa en la sociedad, en el país.

Aspiraba la efervescencia política en la capital. La llegada de Cuauhtémoc Cárdenas, el primer jefe de gobierno electo de la Ciudad de México. Luego competiría por tercera ocasión a la Presidencia de la República. Yo tenía un programa de radio. Fui productora en el IMER. Me tocó la discusión de la Ley Televisa, la Ley Telecom. Me entero entonces de que había oportunidad de laborar en el Canal del Congreso. No imaginaba el universo al que iba a entrar.

Saber contar la narrativa

Había vivido los procesos legislativos desde fuera. Estar adentro es otra cosa. En el Congreso hay algo fascinante: un principio de incertidumbre. Cuando crees que todo está muy planchado, que todo va a salir muy tranquilo, ocurren sorpresivos giros de guion de 360 grados. Siempre late el factor sorpresa. El periodismo legislativo tiene distintos niveles. Es un periodismo de profundidad. Se trabaja intensamente. Sobre todo, se lee mucho. Y hay que interpretar la información legislativa.

Hay que saber leer un dictamen, una iniciativa, conocer bien el proceso legislativo. Nadie te lo enseña, lo vas aprendiendo. Vas conociendo cuándo es importante una iniciativa, por qué, dónde está lo sustantivo, lo esencial. Porque, muchas veces, por ejemplo, los dictámenes tienen muchísimas páginas. Entonces tienes que ir conformando las piezas del rompecabezas para comprender la información.

Finalmente, aparece otro reto: ¿cómo lo vas a comunicar a la gente? Más allá de lo técnico, el reto es saber interpretar para informar adecuadamente al ciudadano. ¿Qué hace el Congreso? ¿Cómo va a afectar o a beneficiar lo que aprueban las y los legisladores? Lo anterior, apenas es un primer nivel. El otro nivel es sobre las declaraciones de coyuntura. Cuando declaran los coordinadores, la presidenta de la Mesa Directiva, están mandando mensajes políticos. Porque el Congreso también es para eso, para enviar mensajes políticos, tanto al Ejecutivo, a la sociedad, al ciudadano. Y hay que comprender esta dinámica, valorar coyunturas, mensajes. Por último, cómo contar las historias. Si ya tenemos la interpretación, el primer nivel la nota informativa, luego la nota coyuntural. Y está también cómo hacer una crónica, mencionar las tomas de tribuna, las discusiones, los debates. En este punto, lo primordial es aprender a observar mucho”. Como campanas resuenan anhelos del escritor Gustav Meyrink: quiero aprender a maravillarme de una manera distinta, aprender a ver las formas viejas con ojos nuevos en lugar de mirar, como hasta ahora, las formas nuevas con ojos viejos.

Elogio de Maxi Peláez

Isabel compartió una anécdota: “Maxi Peláez es una de las mejores cronistas parlamentarias. Una vez, creo fue en la toma de posesión de Enrique Peña Nieto, yo estaba preparando mi crónica. De repente llega Maxi, muy apresurada, empieza a narrar que un legislador llegó con su familia, con el perro. Con esto, me di cuenta que yo no había visto toda la historia que ella contaba. Me sentí mal. Reflexioné: me había limitado, acotado solamente a la sesión.

En el periodismo legislativo es importante aprender a observar. Sí, creamos comunicación institucional, pero esto no significa que no puedas contar una historia periodística. En la comunicación institucional (nosotros somos bicamerales porque cubrimos tanto la Cámara de Diputados como el Senado de la República) también es fundamental vivir con pasión el periodismo legislativo. Si no te apasiona, simplemente no aguantas, porque son muchas desveladas, muchas sesiones larguísimas. Por ejemplo, cuando se aprobó la reforma energética, (diciembre 2013), entramos a las 7 de la mañana y salimos al día siguiente. Y seguimos trabajando sin dormir, sin bañarnos. Y cada año pasa con la discusión del Presupuesto de Egresos de la Federación. En el Poder Legislativo la vida periodística es movidísima. Cuando crees que la semana va a estar tranquila ¡oh, sorpresa! ocurre algo inesperado. A eso me refiero cuando hablo del principio de incertidumbre. Realmente nunca sabes qué va a pasar. Si te apasiona el periodismo legislativo, es excelente estar aquí, aunque tu vida personal sea limitada.

Entrevista con la historia

Hace unos años daba clases de periodismo en la Escuela Carlos Septién, de entrevista y crónica. Son dos géneros que me apasionan. Pero me quedo con la entrevista. Gracias a mi trabajo aquí en el Congreso, he realizado entrevistas importantes. Es una gran responsabilidad sacar las historias a los entrevistados. Algunos son muy reacios, hay que saber cómo, por dónde. Es la habilidad del periodista en una entrevista.

Aunque suene a cliché, somos testigos de la historia. Aquí he visto varias transiciones: Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto, Andrés Manuel López Obrador y Claudia Sheinbaum Pardo. Ser jefa de Información de noticias en el Canal del Congreso es un reto. Debo estar al tanto de todo. Si cubrir una Cámara es pesado, es difícil cubrir las dos (Diputados y el Senado de la República). Todo el tiempo pasan cosas. Es vertiginoso. Y hay que checar la información que circula en redes sociales.

Un periodismo renovado, para un tiempo nuevo

El aterrizaje de la IA, la proliferación de youtubers (cualquiera con un teléfono celular produce un video y actúan como si fueran los grandes periodistas…) y otros cambios amenazan al periodismo. Sin embargo, el periodismo tiene futuro. ¿Cómo? Con rigor, responsabilidad, análisis, visiones contrastadas, pluralidad. La profesionalización es vital.

Quienes pretendan vivir el periodismo como alguien que entra a las ocho, sale a las cuatro y hace lo mínimo, no tiene futuro. Se necesita pasión, creatividad. La tecnología ha expandido la participación de productores de información y contenidos. Sobrevivirán los más competentes, profesionales de nuevas narrativas y relatos enriquecidos. Como periodista, como profesora en escuelas de periodismo, aconsejo a las nuevas generaciones de reporteros: Deben Leer mucho. Las lecturas ayudan a encontrar la esencia, lo sustantivo, a interpretar los hechos, las noticias. Sin olvidar el rigor metodológico. Sobre todo, en la comunicación institucional es importante el rigor, en todos aspectos, hasta en el vocabulario, porque lo que decimos nosotros lo dice la institución.

Alas a los sueños: Periodismo internacional

Paralelamente a mi trabajo en el Canal del Congreso, he estudiado idiomas: francés, italiano y portugués. Me apasiona el periodismo internacional. Por ejemplo, leo prensa italiana, francesa. Analizo cómo se desarrollan los conflictos mundiales.

He sido reportera internacional. Tuve la oportunidad de colaborar en medios de comunicación de Alemania, durante tres años. He narrado hechos como la caída del expresidente de Libia, Muamar el Gadafi, quien gobernó más de 40 años su país. Insisto en la importancia de leer bastante. Y del rigor y la responsabilidad en el periodismo. Si cuentas, narras, informas de un suceso internacional, no puedes hacerlo a la ligera.

Sí, sí me gustaría explorar más el periodismo internacional. Y también la literatura. Además, tengo pendiente un doctorado. El reto es seguir creciendo profesionalmente, crear nuevos proyectos”. El tiempo entre lecturas, de Isabel Uribe.



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