En febrero aprobamos reformas a la Ley de Salud para establecer que aceites y grasas comestibles, así como alimentos y bebidas no alcohólicas, no podrán contener en su presentación de venta al público aceites parcialmente hidrogenados, conocidos como grasas trans, que hayan sido añadidos durante su proceso de elaboración industrial, porque fueron las directamente culpables de más de 535 mil muertes el año pasado a nivel mundial, nos explica el diputado Xavier González Zirión (PRI), secretario de la Comisión de Salud.
La norma establece que los alimentos no podrán exceder dos partes de ácidos grasos trans de producción industrial por cada cien partes del total de ácidos grasos.
Esta medida se tomó por la salud y la vida de los mexicanos, porque este ingrediente es el principal factor de enfermedades cardiovasculares, particularmente de las coronarias. Cuando se habla de alimentos procesados, inmediatamente se piensa en papas fritas, pero muchísimos productos usan como conservadores las grasas trans y eso es lo que van a tener que reformular y modificar. ¿Cuál ha sido la postura de la industria de alimentos y bebidas al tener que reformular sus productos?
—Al principio, había quien se resistía a hacer estos cambios en la elaboración de sus productos, pero en general no hubo gran oposición. Por ejemplo, la empresa Bimbo está dispuesta a reformular sus productos para que contengan ingredientes no necesariamente más saludables, pero sí menos dañinos a la salud.
En los 70 la industria alimentaria involucionó
—Desafortunadamente, desde 1970 hubo reformulaciones desastrosas en la industria alimenticia. Por buscar un proceso más rápido de fabricación o tener ahorros, los procesos involucionaron. Por ejemplo, se reformularon los refrescos pasando del uso de azúcar como edulcorante principal a todo tipo de edulcorantes artificiales que causan daños peores a la salud; se incrementó la utilización del jarabe de maíz de alta fructuosa que causa daños peores a la salud. El Gansito de Bimbo originalmente contenía chocolate y ahora su ingrediente principal es sabor a chocolate.
“Ahora están dispuestos a reformular, no sé si contentos, pero por lo menos dispuestos a reformular. Por ley, lo van a tener que hacer; de otra manera no van a poder vender sus productos y, al reformularlos, el daño sería mínimo o mucho menor.
¿Los productos que se importan también estarán bajo supervisión?
—Naturalmente. Dispondrán de un tiempo razonable para reformular y los productos importados, igual que los nacionales, deberán contener ingredientes menos dañinos. La regla aplica para todos. Ahora, esta regla no es nueva y no somos el único país que la ejerce. En EU hay leyes que tienden hacia allá y Europa por supuesto que tiene leyes que prohíben las grasas trans. Hay una formulación del mismo producto en México y Europa completamente diferente
¿En el caso de los productos de EU hay posibilidades de que apelen al TMEC?
—En este caso no, porque son reglas que también se dan en otros países. Además, son reglas parejas para todos y se están prohibiendo ingredientes dañinos a la salud. Si se fabrica en México o en otro país es completamente secundario. El tema es que es una ley en México y hay que cumplirla; no se les están poniendo aranceles, no se les está prohibiendo entrar al mercado, simplemente se les pide que cumplan con la norma en favor de la salud de los mexicanos.
Te doy un ejemplo: el Servicio Nacional de Sanidad, Inocuidad y Calidad Agroalimentaria (Senasica), que es el órgano regulador, revisa los productos agrícolas importados para que no tengan virus, enfermedades, incluso el ganado en pie que entra, se revisa. No quiere decir que esté prohibido, sino que debe cumplir ciertas reglas.
De los beneficios esperados para la población, el diputado González Zirión señala que los perjuicios a la salud se dan a corto, mediano y largo plazos. “Por ejemplo, si uno fuma cuando tiene 20 años una cajetilla al día, digamos durante 5 años, los efectos se pueden sentir 20 o 40 años después. Con los alimentos es lo mismo. Esperamos que la norma entre en vigor, se reformule todo lo que se tiene que reformular y en un año, año y medio, por ahí del 2025, empecemos a tener una reducción en la mortalidad por enfermedades cardiovasculares.
Un tema un poco al margen, pero que está relacionado con daños a la salud, es el de la industria refresquera, precursora de diabetes o hipertensión, parece intocable. ¿Han pensado en dialogar con sus representantes?
—También vamos a estar hablando con las refresqueras para buscar que se reformule hacia productos menos dañinos. El jarabe de maíz de alta fructuosa es desmedido; ahí hay otro problema adicional porque se importa de EU y prohibirlo en los refrescos podría traer algún problema con nuestros principales socios comerciales, a pesar de que sabemos que son productos que hacen un daño terrible a la salud.
“Sin embargo, hay varios proyectos de ley que están en la Comisión de Salud. Efectivamente, son muy poderosos y lo que queremos es dialogar con ellos. El asunto es que hay mayoría en la Comisión de Salud y en el pleno de Morena y sus aliados y ellos no se han querido mover en lo absoluto. Lo ideal es dialogar y negociar con las refresqueras para que reformulen sus productos en un tiempo razonable.
“Tienen que reformular volviendo décadas atrás. Si ves las reformulaciones que hubo en la industria refresquera, con los cambios que hubo de azúcar a jarabe de maíz de alta fructuosa en los años 80, hubo un aumento dramático en los porcentajes de obesidad y diabetes en México y en EU, por ello quisiéramos ver una reformulación reversible.
Pero no hay una negociación seria en este momento; no la hay”.