Luz María Mondragón
“¿Y tú, quieres asaltar el cielo?”, pregunta una metáfora acuñada por Friedrich Hölderin, en su poética novela Hiperión. Los apologistas del amor dicen que es la fuerza ideal para lograr el asalto al cielo. “El hombre, cuando ama, es un sol que todo lo ve y todo lo transfigura", apostilla este poeta apoteosis de la cultura alemana.
Ni ríos, ni mares, ni océanos apagan la llama del amor. Es perenne su vigencia en todas las civilizaciones. La importancia del amor como fenómeno cultural es indiscutible. A tal punto que momentos estelares de la humanidad pueden ser narrados a través de él. Inagotable fuente de inspiración creativa en el arte: pintura, escultura, literatura, música, cine, teatro; disciplinas estéticas que beben de estas aguas donde navegan parejas inmortales que siguen hechizando.
13 de abril, Día Internacional del Beso
El beso representa una expresión emocional que refleja sentimientos de amor o afecto hacia otra persona.
El 13 de abril es el “Día Internacional del Beso”, conmemoración poco usual. Nació cuando una pareja tailandesa se besó en un certamen durante 58 horas, 35 minutos y 58 segundos; rompieron un récord. Este concurso se realiza anualmente en Tailandia. La pareja ganadora recibió como premio por su hazaña dos mil 500 euros y dos anillos con diamantes.
Besar tiene beneficios. Un beso apasionado ejercita más de 30 músculos de la cara y los mantiene tonificados, reduce la apariencia de las líneas de expresión, ayuda a adelgazar, disminuye el estrés, la tensión y la ansiedad. Puedes quemar hasta 12 calorías por minuto cada vez que das y recibes este tipo de besos.
Besos que se dan con la mirada
¿Sabías que en Latinoamérica, el primer Premio Nobel de Literatura lo obtuvo una mujer? Le fue otorgado a la poeta chilena Gabriela Mistral (1945).
En su poema “Besos”, escribió: hay besos que se dan con la mirada…
El callejón del beso
“El callejón del beso” es una estrecha calle que se localiza en el centro de la ciudad de Guanajuato. La tradición dice que los enamorados deben besarse en ese callejón para tener buena suerte. Es uno de los lugares más visitados de la ciudad. Apenas mide 69 centímetros de ancho, los balcones de las dos casas aledañas de este callejón prácticamente se tocan.
Por curiosidad, superstición o romanticismo de esta leyenda se ha convertido en uno de los lugares más visitados de Guanajuato.
Amor, la energía que mueve al sol y las estrellas
Si lo has visto todo, cierra los ojos. Y evoca el magnetismo todopoderoso de algunos emblemas del amor: Eros y Psique, Cleopatra y Marco Antonio, Tristán e Isolda, Romeo y Julieta, íconos, leyendas de pasión que cautivan.
¿Dónde inicia la raíz del amor? ¿En la pareja primigenia Adán-Eva? Al abrir una ventana para observar el pasado remoto, rastreando su origen una de las iniciales apariciones del amor se produce en la Grecia clásica con el mito de Eros y Psique.
La primera vez que aparece en la literatura occidental es en el cuento La metamorfosis o el asno de oro (siglo II D. C.) del poeta latino Lucio Apuleyo. En sus páginas está la presencia de Eros y Psique. El dios que se enamora de una mortal. Amor correspondido que vence todas las duras pruebas que les impone el destino. El mito representa la unión entre lo espiritual y lo físico.
Eros y Psique no solo viven en la literatura. En la escultura los atrapó con maestría Antonio Canova, genio que en 1793 inyectó de cálida vitalidad a sus cuerpos y sentimientos, algo casi imposible de lograr a partir del gélido mármol. La pintura también los ama, aparecen en infinidad de narrativas al óleo, como la delicada y sensual interpretación que en 1798 realizó Francois Gérard (museo de Louvre).
Entre los tesoros de la Antigüedad aún late una historia de amor real: la de Marco Antonio, general del imperio romano, y la astuta, bella y poderosa Cleopatra, última reina del enigmático Egipto. Fueron personajes destinados a colisionar. Eran mundos opuestos, intereses políticos enfrentados. Pero, ¡oh sorpresa!, una volcánica atracción los unió.
El cine los inmortalizó en espectaculares películas. Cleopatra (1963) fue la de mayor acierto mediático; con dos titanes de la actuación: Richard Burton y la esplendorosa Elizabeth Taylor, quien conquistaba todas las miradas. Curiosamente durante esta filmación las dos estrellas iniciaron un tempestuoso romance que acaparó titulares y los catapultó a la cima de la popularidad.
Marco Antonio y Cleopatra no escaparon a los vientos de la tragedia. Las complejidades de esta etapa histórica tiránica, con conspiraciones, intrigas, traiciones y la maquiavélica lucha por el poder, no acabaron con su amor, sí con la vida de esta pareja que pudo haber cambiado el curso de la historia, pues casi derrumban a la Roma imperial de Octavio Augusto (año 30 antes de Cristo).
La Edad Media heredó el sublime amor de Tristán e Isolda, personajes de una fábula de la mitología celta: dos jóvenes puros, por error, beben una poción de amor que los incendia de pasión y arrastra a la muerte.
Sin embargo esta leyenda se agiganta con Richard Wagner, en su incomparable ópera metafísica Tristán e Isolda. Esta creación cambió el rumbo de la música porque arrancó nuevas posibilidades a los sonidos musicales hasta niveles extremos, hipnóticos, de éxtasis. En esta obra de Wagner, los amantes medievales logran realizar su amor imposible, más allá de la vida, en la dimensión eterna del cosmos.
La magia de Tristán e Isolda igualmente encantó a la cofradía de artistas llamados prerrafaelitas. Uno de ellos, John William Waterhouse, los pintó. En sus obras latía la simplicidad y belleza del mundo medieval. Sus musas son mujeres frágiles, vulnerables, presas de una obsesión.
Con estas pinceladas de nostalgia, por otra parte, Waterhouse representó (1898) a otra enamorada: la dulce Julieta, quien, perdida en sus pensamientos, mira hacia la nada. Hermosa pero extraviada en el infortunio, encarcelada en pesadas interrogantes.
William Shakespeare legó Romeo y Julieta. Convirtió a la fabulosa pareja en la historia de amor por antonomasia. De todos los dramas del autor inglés es el más popular, la obra más rica en metáforas. Dotada de tal fuerza que se ha quedado incrustada en la historia de la literatura, la pintura, el teatro, la ópera, el ballet, el cine y hasta en el ámbito emocional, simplemente embelesa.
De la noche a la mañana Romeo y Julieta se enamoraron. Pero los amantes de Verona cayeron en el abismo de la muerte, por el irreconciliable odio entre los Montesco y los Capuleto, familias a las que desafortunadamente pertenecían.
De todos los géneros literarios la poesía es la más íntimamente unida al amor, por su capacidad de erotizar al lenguaje y al mundo que refiere. La poesía es al lenguaje lo que el erotismo es a la sexualidad. La historia de la poesía es inseparable de la del amor.
Octavio Paz reflexionó que incluso hay más puntos de unión entre sexo y religión de los que pudiera parecer. La poesía mística está impregnada de erotismo y la poesía amorosa de religiosidad. Bastaría recordar que el primer poema erótico conocido y uno de los más sugerentes aparece en la Biblia: El cantar de los cantares, que ha nutrido, vitaminado la imaginación y la sensualidad del ser humano desde hace más de dos mil años. Los poetas místicos han usado imágenes llenas de pasión para expresar unos delirios que tienen mucho en común con los amorosos.
La revolución de las ideas
El amor ha sobrevivido al paso del tiempo. ¿Cómo conecta con las generaciones modernas?
El siglo XXI, y tercer milenio, inaugura un tiempo nuevo para el amor. Los millenials impulsan combates ideológicos, entonan cantos amorosos de libertad, de individualidad, que destilan discursos disruptivos. Novedosas maneras de amar, que especialmente borran límites entre los géneros.
De la Antigüedad a la actualidad, el amor es presencia. En El banquete, filosófica obra de Platón, Diotima plantea que el amor responde a un anhelo de inmortalidad. Es decir, es el nexo que une a la mortalidad con la inmortalidad.