Espacio Cultural / Mirada Cultural


news

Día del cine mexicano


Juan Carlos Carrillo Cal y Mayor

El 15 de agosto se celebra el Día del cine mexicano, una fecha (decretada en 2017 por el Senado) que invita a reflexionar sobre el valor y la vigencia de nuestra industria cinematográfica. En un mundo dominado por los avances tecnológicos y el auge del streaming, el cine mexicano lucha por seguir teniendo una voz propia en medio del ruido mediático que lo invade todo.

Una historia de cine 

El cine mexicano empezó con el siglo pasado, al poco tiempo de su invención en París en 1895 (aunque el cinematógrafo fue producto de una serie de innovaciones técnicas llevadas a cabo por distintos actores en esa época, desde Edison hasta los hermanos Lumiere). El invento llegó al territorio nacional a petición del propio presidente Porfirio Díaz, y las primeras películas mexicanas (de pocos minutos) fueron de don Porfirio a caballo en Chapultepec. Pronto, la propia Revolución mexicana sería recogida en distintos filmes tanto filmando los hechos reales en estilo documental o recreándolos en años posteriores con películas icónicas como ¡Vámonos con Pancho Villa! (Fernando de Fuentes, 1936).

Entre las décadas de 1930 y 1950 se vivió la Época de Oro del cine mexicano, coincidiendo también con la disminución de producciones en el vecino país del norte a causa de la Segunda Guerra Mundial. Con películas icónicas, desde dramas sociales hasta comedias musicales, directores y actores como Emilio “el Indio” Fernández, Dolores del Río y Pedro Infante, entre otros, alcanzaron fama y reconocimiento internacional.

Sin embargo, con el avance del siglo, el cine mexicano fue perdiendo en calidad y cantidad, a pesar de las distintas olas de “nuevo cine mexicano”, que ofrecían propuestas interesantes de la mano de directores como Jorge Fons, Felipe Cazals o Arturo Ripstein. Para el gran público, el cine mexicano se fue volviendo marginal, con géneros de baja calidad como el llamado cine de ficheras, y ese desinterés se acentuó con una auténtica invasión del cine de Hollywood, siempre presente pero favorecida por la firma del TLCAN en 1994 que no protegió a la industria nacional. A finales del siglo, se producían menos de 10 películas mexicanas al año, una auténtica vergüenza.

Una producción importante y variada

El nuevo siglo trajo nuevas esperanzas, cuando el éxito internacional de Amores perros, de Alejandro González Iñárritu, demostró que el cine mexicano tenía mucho que ofrecer. En los siguientes años, Iñárritu, junto con Alfonso Cuarón y Guillermo del Toro, conocidos en Hollywood como los “three amigos”, se volverían referentes de la industria internacional. Entre 2014 y 2019 ellos tres se repartirían todos los Oscares de Mejor dirección (excepto en 2017). Mientras tanto, en territorio mexicano la industria multiplicaba sus producciones atrayendo al público a las salas, ya fuera con comedias de sabor local como Nosotros los Nobles (Gary Alazraki, 2013), sátiras políticas como El infierno (Luis Estrada, 2010) o La dictadura perfecta (Luis Estrada, 2014), e incluso cine de terror como Kilómetro 31 (Rigoberto Castañeda, 2006).

Si en la Época de oro la media de películas producidas al año (en la década de 1950) fue de 107, en la década de 2009-2019 se produjo una media de 143 películas al año. La pandemia encontró a la industria cinematográfica mexicana en su mejor momento hasta entonces: en 2019 registró su récord histórico de crecimiento con 16% en relación a 2018 (el crecimiento normal de una industria sana es entre el 4% y el 5%). Y se registró el récord histórico de producción con 206 películas, lo que significa un incremento del 10% en relación a 2018 y 40% en relación a 2015. El mercado cinematográfico mexicano estaba creciendo a un ritmo mayor incluso que el mercado cinematográfico de Estados Unidos. En el país del norte, la industria fílmica creció 9%, entre 2016 y 2018, mientras que el mercado cinematográfico de México creció 24%, entre 2016 y 2018. 

Una coyuntura de oportunidad

Estamos en un momento de importante crisis para esta industria en lo que ha sido su meca hasta hoy: Estados Unidos. Mientras se escribe este artículo, se encuentran en huelga tanto el sindicato de guionistas como el de actores en ese país, algo que no había sucedido en los últimos 60 años. Eso implica una advertencia para el cine mexicano, pero sobre todo una oportunidad.

Los modelos han cambiado y hoy el cine no sólo se mide por su estreno en salas, sino por las condiciones dictadas por las plataformas de streaming (Netflix, Amazon, Disney+, etc), algo también facilitado por la multiplicación de formatos audiovisuales atractivos de calidad, principalmente las series. Pero las plataformas y sus contenidos no están necesariamente ligadas a las producciones estadounidenses, por lo que también han volteado a ver a otros mercados, siendo el mexicano uno de los más atractivos por estar a la cabeza de Latinoamérica.

Se abre pues una nueva oportunidad para el creciente cine mexicano, porque tiene el reconocimiento internacional, la oportunidad de probar su valía ante el “frenazo” del cine en Hollywood y la posibilidad de ser visto en el mundo entero a través de las distintas plataformas de streaming que podrían transmitir su contenido. Celebremos su día apoyando con nuestro interés y viendo el cine más cercano a nosotros: el de nuestro propio país.

¡Feliz día del cine mexicano!



Notas relacionadas