Aída Espinosa Torres
Niña prodigio, feminista de su época, mujer solidaria que luchó siempre por la libertad del pensamiento. Devota madre del verbo; es así como se define y reconoce a Sor Juana Inés de la Cruz. El 12 de noviembre, también día nacional del libro, se conmemoró su natalicio con un conversatorio en la Biblioteca de la Cámara de Diputados organizado por el Espacio Cultural San Lázaro.
Ahí la escritora e integrante de la Academia Mexicana de la Lengua, Sara Poot Herrera, aseguró que Sor Juana no sólo trascendió porque escribió muy bonito, sino por lo que pudo proponer desde el humanismo que la acompañó siempre. Sor Juana es un modelo y uno de sus legados por el que siempre luchó fue la libertad del pensamiento. Pugnó para que las mujeres tuvieran la oportunidad de estudiar y defendió la capacidad de la mujer para producir pensamiento.
Juana de Asbaje y Ramírez nació en San Miguel Nepantla, Estado de México, en 1648. Cuando su madre se opuso a que fuera a la Universidad, ella decidió estudiar por su cuenta, aprovechando los libros de la biblioteca de su abuelo. En 1655 se mudó a la Ciudad de México y fue cuando el Virrey la sometió a un examen ante un grupo selecto de hombres de letras y ahí descubrieron el talento de una mujer capaz de impresionar a los más eruditos.
En su deseo de aprender más ingresó a la orden de las Jerónimas en 1669. En el convento aprendió Teología, Lógica y Música, también empezó a escribir Teatro y Poesía. Después de algunas dificultades con Manuel Fernández de Santa Cruz, obispo de Puebla, se vio forzada a dejar la escritura y dedicarse a los oficios conventuales; en 1695, una epidemia azotó el Convento y se ofreció a cuidar a sus hermanas monjas, pero lamentablemente ella también sucumbió ante la enfermedad.
La doctora Poot Herrera agregó que también sobresalió en la música “y así era la poesía de Sor Juana: musical, precisa, formal y perfecta; es precisamente por su capacidad de ritmos, su mente matemática, su sensibilidad. Ella comparte ese conocimiento con sus amigas: sonoridad y sororidad”. Hay sustancia intelectual, intercambio cultural, de experiencias, de lecturas, de capacidad de aprendizaje, de enseñanza, de aportación, y de transformación.
Sor Juana nos habla de la capacidad que tienen las mujeres de transformar el mundo con lo que hacen, con lo que tienen, con lo que piensan, con lo que sugieren; en ese sentido, Sor Juana transformó no solamente la literatura sino la forma de ver el mundo intelectual, un mundo cotidiano, la agencia femenina transforma. Desde su participación de las mujeres en la sociedad. La agencia femenina donde el yo no está presente es parte de una colectividad.
Sor Juana bordó la genealogía de mujeres antiguas y contemporáneas. Lanzó una botella al mar de las especulaciones femeninas futuras “fue pensadora, contadora, política, teóloga, propuso filosofía de cocina, religiosa. Escritora nocturna. Hizo todo desde su condición de mujer, de monja clausurada, y al filo de la censura. Venía con una vena poética desde niña, más su afán de aprender de todo”.
Poetizó con todas las rimas y registros anteriores a su época, los transformó, los inventó en su prosa, en sus cartas, en sus oraciones sacras, dedicadas a sus hermanas religiosas, así era Sor Juana.
Nos habló de la capacidad de transformación de la mujer y de Sor Juana, ¿de qué otra forma representa la esencia de la mujer mexicana?
Sor Juana hizo una propuesta para la educación y quienes tienen que educar, por eso habla de las mujeres sabias, quienes fueran las que enseñaran, también las mujeres ancianas, había ese respeto, porque hay una sabiduría en las ancestras, afirma la especialista para Cámara, periodismo legislativo.
Hace una propuesta de educación. Todos los ejemplos que nos va a dar desde su genealogía nos indicarán cómo ha sido importante la labor de la mujer en cualquier ámbito de la cultura y en la cotidianeidad. Tiene una idea de colectividad respetando las diferencias: ella le tiene mucho respeto a su madre Isabel, y la madre también se lo tiene a su hija. Sor Juana también se refiere a sus hermanas monjas, tiene esa idea de colectividad respetando las diferencias, a lo que cada uno piensa y dice.
Uno de los atrevimientos de Sor Juana fue hablar del amor ¿Cómo representa el amor y qué tipos de amor explora en sus obras?
La contradicción del amor. Su peculiar visión del amor. Habla de una visión del amor distinta, en qué sentido, el amor, uno se puede enamorar, desenamorar y volverse a enamorar, el amor tiene también esa contradicción en las no encontradas correspondencias: yo te quiero, tú no me quieres y está bien.
Esto quedó plasmado en sus sonetos de corte amoroso, pero también filosóficos, satíricos-burlescos, pero volviendo al amor es una propuesta no platónica no idealista, el amor es histórico, es político, el amor puede cambiar. El amor no es para toda la vida. Si es así, maravilloso, para eso hay que escoger bien al sujeto amoroso.
La visión que tiene es una visión multidimensional, es histórica, es cambiante, la misma situación de su época va cambiando. Vive momentos felices, difíciles, es nostálgica, es alegre, irónica. Es una propuesta integral múltiple.
Habla de diferentes clases sociales, habla de comunidades, de respeto a las lenguas originales, en su poesía está el náhuatl. Es una visión histórica y real a su época, no es víctima ni victimaria, una visión muy respetuosa, siempre tomando distancia, esperando el momento para hablar y hablando con lo mínimo y lo preciso. Tanto para defenderse como para estar con ella misma.
Entre su legado literario encontramos Primero sueño, Los empeños de una casa, y la Carta Atenagórica. Su historia sigue viva en su obra, en los libros que acumuló con tanto esfuerzo.
Sara Poot Herrera
Investigadora y académica mexicana. Egresada de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de Guadalajara UDG. Doctora en Literatura Hispánica por El Colegio de México Colmex. Se desempeña como profesora del Department of Spanish and Portuguese de la University of California UC, Santa Barbara. Cofundadora de UC-Mexicanistas (Intercampus Research Program).